4 ago 2015

Los cereales no son tan buenos como se dice

Según un estudio global realizado en 32 países por la organización Consumers International, con la colaboración de Consumidores Argentinos a nivel local, la mayoría de los cereales de las principales marcas poseen niveles de azúcar y de sal por encima de los valores recomendados por las normativas mundiales. Los resultados del infome derriban un mito construido por los eslóganes de las principales marcas: empezar el día con un buen tazón de cereales no es tan saludable.


En el caso concreto de la Argentina, se los calificó como “malos” en relación al contenido de azúcar, de acuerdo a los parámetros establecidos por la Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido (UK Food Standards Authority).

Los cereales Nesquik de Nestlé, por ejemplo, tienen un 38% de azúcar, superados sólo por sus pares de Italia (con 39%) y Brasil (40%), cuando los niveles medios y aceptables no deben sobrepasar el 15%. Tampoco se salvan las Zucaritas, los Chococrispies, los Chocapic, los Froto Loops, los Trix, los Fruity Adventure de Quaker, las bolitas sabor chocolate de Carrefour y los azucarados de Bells.

“El exceso de azúcar en la alimentación de los niños puede ser uno de los responsables del sobrepeso y la obesidad –explica la nutricionista Laura Ferreira–. Si al exceso de azúcares y calorías le sumamos el exceso de peso corporal, estos niños tendrán mayor riesgo de desarrollar diabetes. Y si bien ésta es una patología de adultos, por los hábitos alimentarios actuales y el sedentarismo aparecen precozmente. Otra consecuencia son las caries.”

Por más que no se sienta en la boca, también la presencia de sal supera la recomendada en los productos estudiados. Algunos cereales contienen más sodio que un paquete de papas fritas o que el agua de mar. Seis de las muestras mostraron una concentración mayor a 1,5 gramos por cada 100 gramos, lo que hace que nuevamente se encienda el cartelito de “malo”. Los únicos que superaron la prueba de la sal son los Chocapic de Nestlé, bajos en sodio.

Tanto el azúcar como la sal son utilizados para realzar el sabor y para conservar la consistencia crocante. “Los sabores se aprenden y desde niños vamos educando nuestro paladar –continúa Ferreira–. Cuanto más dulces son los alimentos, más nos acostumbramos a ellos, y por lo tanto se requieren mayores cantidades de azúcar para sentir el sabor dulce. Lo mismo sucede con la sal. Además, hay que destacar que el consumo de alimentos ricos en azúcares interfiere en la alimentación, causando falsa inapetencia y rechazo de los alimentos básicos, lo cual puede conducir a malnutrición.”

Desde Nestlé ponen reparos al criterio utilizado en el estudio y en su propia defensa explican: “En la legislación vigente se recomienda consumir durante el día un máximo de 2.400 mg de sodio, por lo que una porción de cereales para el desayuno Nestlé de 30 g aporta, en promedio, solo 139 mg de sodio, es decir, un 6% del valor recomendado –dice Hugo Cucarese, vocero de la empresa–. Respecto a los valores de azúcares, no hay una norma, pero se sugiere un consumo total diario de 50 g aproximadamente y la porción de cereales recomendada para el consumo diario contiene como máximo 12 gramos de azúcar”. Valores que, por algún motivo, no coinciden con los que presenta el estudio.

La investigación sobre el exceso de sal y azúcar forma parte de una campaña para frenar el marketing de alimentos poco saludables para los niños, a partir de la preocupación que despierta la llamada “junk food generation” (generación comida chatarra). En la Argentina existe una disposición de la ANMAT que dice: “Toda publicidad o propaganda de productos alimenticios no deberá incluir frases y/o mensajes que estén dirigidos exclusiva o principalmente a niños menores de 12 años, sin el consejo de un adulto”.

Esta reglamentación muchas veces choca con el packaging plagado de caricaturas que llaman la atención de los niños. “Eso se vio mucho en las propagandas que antes hacía una de las marcas líderes”, señala Beatriz García Buitrago, presidente de Consumidores Argentinos. “En el packaging –sigue– siempre se agregan todas las vitaminas y propiedades que tienen estos cereales, pero no se advierte con las mismas letras que contiene grandes cantidades de azúcar o sal. Por eso, nosotros queremos que aquí también se implemente el etiquetado del semáforo, usado en Inglaterra, donde el verde es bajo en grasas, azúcar o sodio, el amarillo medio y el rojo es alto. De esta forma, es mucho más fácil para todos entender cómo es el producto.”

Ferreira completa: “Un desayuno con leche o yogur, frutas y tostadas con queso, puede ser una alternativa más saludable”.

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