11 dic 2018

El Gobierno de Rajoy intentó secuestrar a los Bárcenas con un mercenario

Siguen conociéndose nuevas informaciones sobre la operación policial extrajudicial orquestada desde Interior para recuperar los documentos sensibles que ostentaba el ex tesorero popular Luis Bárcenas. El trabajo previo del chófer Sergio Ríos había arrojado luz sobre la ubicación de dichos papeles que se encontraban en un soporte informático concienzudamente escondidos por el propio ex del Partido Popular.

Pero este paso previo dio pábulo a otro que se antoja más hollywoodiense que otra cosa. Y es que el Ministerio del Interior pactó con el delincuente Enrique Olivares un pago de 50.000 euros de fondos reservados con el fin último de secuestrar a la familia Bárcenas y recuperar este material sensible que estaba en manos de quien consideraban una amenaza para miembros de la cúpula del partido.

Un plan urdido desde las entrañas de Interior que ha desvelado OKDiario. Según el digital, varias fuentes policiales han asegurado que los ideólogos del plan pagaron 10.000 euros por adelantado a Olivares con fondos del propio ministerio con la promesa de otros 40.000 cuando el trabajo haya finalizado con éxito. Es decir, si el citado mercenario recuperaba los documentos internos que afectaban a Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, María Dolores de Cospedal y Javier Arenas.


Enrique Olivares se presentó en la residencia de la familia Bárcenas con la misión en la cabeza, tras haber sido instruido por los mandos policiales y haber accedido a un bosquejo del domicilio del ex tesorero. Cabe señalar que por esas fechas, octubre de 2013, Luis Bárcenas hacía vida en el centro penitenciario de Soto del Real.

El 'falso cura'
El mercenario  se presentó en el domicilio de Bárcenas en la tarde del 23 de octubre en torno a las 15:45 horas, momento en el que la familia del ex tesorero disfrutaba de una comida en la cocina de la vivienda. Pertrechado con una sotana y un alzacuellos para engañar al portero de la finca y a la trabajadora doméstica, Olivares estaba dispuesto a hacer realidad el encargo popular.


Presionó el timbre y la sirvienta le pidió permiso a la mujer de Bárcenas, Rosalía Iglesias para abrir la puerta del domicilio. Olivares le indicó que era un sacerdote de Instituciones Penitenciarias que pretendía entrevistarse con la propia esposa del ex tesorero y con su hijo. El sicario explicó que debían rellenar un documento para que al ex miembro del Partido Popular le concediesen la libertad provisional.

El engaño funcionó, al menos a priori, y Olivares accedió al domicilio después de que Rosalía y Willy Bárcenas lo invitaran a pasar al salón del domicilio. Tras recalar en la habitación, el sicario abrió un maletín donde ocultaba un revólver tipo "british bulldog", con un tambor de cinco balas, pero careciente de modelo y número de serie, modificado previamente. La recámara poseía tubos metálicos cuyo fin consistía en reducir el calibre original de 11 milímetros a 8.

Misión fallida
Olivares amenazó a Willy Bárcenas inmediatamente. "Tú túmbate en el suelo o le pego un tiro a tu madre", advirtió el secuestrador. Acto seguido, el mercenario ató a la esposa e hijo de Bárcenas, así como a la asistenta, con unas bridas y les pidió que les llevaran al despacho del padre para que le entregaran los pendrives. "O me decís la información que tumbe al Gobierno u os mato", amenazaba el secuestrador.

Pero el descuido de Olivares llegó, para suerte de la familia Bárcenas. Willy, líder del grupo Taburete, se deshizo de las bridas y se abalanzó contra el mercenario. El secuestrador perdió el revólver, que cayó al suelo y la asistenta no dudó en alejarlo de los dominios del asaltante. Se marchó al balcón para pedir auxilio y llamar a gritos a la Policía desde el balcón.

El mercenario fue reducido y detenido por agentes de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana, que no eran conscientes de los planes secretos del secuestrador, así como desconocían que fuera colaborador del Cuerpo. Tras la captura de Olivares, los policías que se hicieron cargo del delincuente propagaron que se trataba de un tipo desequilibrado e inadaptado que lo que perseguía era hacerle daño al Partido Popular.

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