27 jun 2020

Las secciones sindicales: una lucha colectiva frente a los abusos de la patronal

Viejos ecos de lucha colectiva acucian unos cogotes sudados de tanto perder mientras transitan un camino impuesto y de obligado recorrido. Sus espaldas aguantan los infortunios que este sistema carga en ellos mientras diversas crisis, ya casi más cíclicas que los años bisiestos, se ceban con su tranquilidad. Da igual si quiebra una agencia de calificación de riesgo estadounidense en servicios financieros o un virus azota el planeta Tierra: ellos tienen las de perder. España, país de pequeñas y medianas empresas, encuentra en la lucha colectiva el resquicio en el que la solidaridad, la vanguardia y el empoderamiento del trabajador pueden salvarnos de la catástrofe. Otra (vez) más.

Tres meses de estado de alarma en el que todo se ha parado. ¿Todo? No. Los sindicatos han mantenido su posición, firmes ante las triquiñuelas de la patronal y la ambigüedad del Ejecutivo. En pleno confinamiento, una sección sindical de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) en una clínica dental de Granollers, en el Vallès Oriental, comunicó a la empresa su existencia, quedando así constituida. Habla Genís Ferrero, el secretario de acción sindical en la zona: “Al principio pedían transparencia a la empresa porque había una gran falta de comunicación con la plantilla, porque veían que no recibían la información a la que tenían derecho. Una vez superado ese estadio, ahora trabajamos en gestionar cómo se están llevando a cabo las desafecciones del ERTE de fuerza mayor que sacudió a la entidad, porque hay una disparidad de criterios increíble y la sobrecarga de trabajo está siendo brutal”.

La comprobación de que la lucha de contrarios, empresa y plantilla, se reproduce en todas y cada una de las situaciones, es patente. “Hay un problema generalizado que hemos detectado en los ERTE de fuerza mayor. Muchas entidades han aprovechado la coyuntura para presentar este tipo de ERTE aun cuando su actividad no estaba recogida en el cierre obligatorio del Real Decreto que regula la casuística. Con ellos se han ahorrado negociar con los representantes sindicales y han tirado por el silencio administrativo por parte del SEPE”, aclara un Ferrero que aboga por la creación de comisiones de seguimiento formadas por los propios obreros.

“Habría que establecer mecanismos de control directos por parte de la plantilla, porque muchos empresarios intentarán alargar lo máximo posible que sus empleados estén en el ERTE para ahorrarse sus salarios cuando la carga de trabajo sigue aumentando en la empresa, que ya ha empezado a funcionar”, en los propios términos del anarcosindicalista. Al fin y al cabo, ¿un empresario no va a preferir que se reincorpore primero a la plantilla alguien que cobra menos que otro, o un trabajador que tiene la jornada completa frente a otro que tiene una reducción? ¿Quién es la autoridad que puede velar para que el proceso se ajuste a parámetros justos? La respuesta: la sección sindical.

La sección como contexto de empoderamiento
Formar una sección sindical en el centro de trabajo confiere ciertas herramientas de lucha que de forma individual no podrían ser utilizadas: “Puedes negociar con la empresa, realizar demandas colectivas y convocar huelgas”, aclara Ferrero mencionando el arma predilecta de la clase trabajadora. Y va más allá: “También se trata de crear un espacio independiente y alejado de las directrices de la empresa, donde los trabajadores puedan organizarse con el apoyo del sindicato más allá del ambiente hostil que en muchas ocasiones existe en el lugar de trabajo. La deliberación consensuada, el poder hablar libremente o tener derecho a reunirse en las mismas instalaciones de la empresa son hechos que empoderan al trabajador”.

Asimismo, durante este periodo se ha producido una revalorización de los sindicatos. Concretamente en Granollers, donde milita Ferrero, la afiliación ha aumentado un 30% a lo largo del estado de alarma. Así explica él mismo este hecho: “Los trabajadores han visto cómo desde los sindicatos también abordamos otras cuestiones más allá de los aumentos salariales; ahora también se toma conciencia en torno a su salud. La economía se ha parado en gran medida pero el sindicato ha tenido que redoblar esfuerzos, y eso es importante ponerlo en valor porque la gente empieza a vernos como una herramienta útil”.

La estadística así lo esclarece, pues en un momento en el que acucian necesidades económicas y sobrevuelan despidos colectivos en multitud de empresas, las bajas de los sindicados tendrían que haber aumentado al no poder hacer frente a la cuota, un hecho que no ha tenido lugar, tal y como explicita el militante de la CNT.

Esta idea la desarrolla Moisés Fernández, secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT) en el Corredor del Henares de la Comunidad de Madrid: “Nosotros llevamos mucho tiempo planteando que, en ocasiones, tiene mucho más valor añadido implantar medidas orientadas a la conciliación familiar o mejorar las condiciones de salud de los trabajadores que un aumento salarial”. Desde su punto de vista, “un trabajador sin información ni formación es un trabajador expuesto a que lo exploten sin ningún tipo de confrontación por su parte”, por lo que defiende la lucha colectiva frente a los ataques de la patronal.

Fernández ejemplifica la lucha sindical comentando lo sucedido en el centro logístico de Amazon, en San Fernando de Henares, donde han conseguido mantener ciertos derechos que en otros centros de nueva apertura no se dan, como la protección, a nivel económico, frente a la enfermedad común. Igualmente, en el centro logístico de Inditex ubicado en Cabanillas, el comité de empresa, donde tiene representación CGT, ha conseguido mejoras salariales y medidas para la conciliación familiar, así como que la empresa proveyese de mascarillas y gel desinfectante para la plantilla antes de que ello fuese impuesto desde el Gobierno.

Una lucha de clases consciente
Este militante de CGT no pasa por alto el nivel de compromiso que otros trabajadores tienen con sus iguales. “A principios de año creamos una sección en XPO Logistic y ya ha habido despidos. La respuesta inmediata han sido concentraciones a las puertas del centro de trabajadores llegados de otras empresas, lo que hace que la plantilla vea que hay gente que sí está dispuesta a enfrentarse a la empresa”, en sus propios términos.

Además, mantiene la perspectiva de que el sindicato aporta los conocimientos necesarios al trabajador para hacer frente a cualquier situación que suceda entre el obrero y la empresa, como sanciones, presiones o despidos. “La sección sindical te proporciona un acompañamiento y una tranquilidad que no encuentras si estás solo, porque de cualquier otra forma siempre te faltará ese apoyo, ya sea presencial o moral, que te dan los compañeros desde el sindicato”, narra el propio Fernández.

Cuestionado por un posible resurgimiento de la lucha sindical, el militante de CGT responde afirmativamente, pero también apunta: “Ahora lo importante es si sabremos aprovecharla y encauzarla desde los sindicatos hacia una lucha de clases consciente, de cara a conquistar los derechos perdidos o mejorar los actuales, y eso es responsabilidad nuestra, de los sindicatos”, agrega a modo de autocrítica.

Los dos sindicalistas consultados coinciden en que el hecho de militar en una organización que lucha frente a los abusos patronales es, o debería ser, significativo de dos aspectos: por un lado sabes que existe la lucha de clases, por el otro, te posicionas con la que te pertenece. De esta forma, la conciencia obrera, la acción y participación directa a la hora de tomar decisiones y la unión de los trabajadores entre sí constituye, en unos momentos en los que se avecina un deterioro de las condiciones laborales, una de las principales herramientas que el trabajador puede tener a su alcance.

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