Manifiesto de rebeldía

Nos acercamos cada dia mas a una situación político-social impregnada de capitalismo, consumismo, exclusión social e hipocresía. Lo que manda es el dinero y el individualismo, pero sobre todo la falta de conciencia y la pasividad. Es increíble como todavía existen personas que afirman que vivimos en una democracia y luego nos llaman utopic@s, cuando ell@s mism@s se niegan a ver lo que ocurre en realidad: se están creando nuevas herramientas de control social (videovigilancia), se pone en tela de juicio la libertad de expresión, encierran a personas inocentes con pruebas falsas, la "justicia" mide con distinto rasero a agresor@s nazis-policias  y a "acusad@s" de defenderse de estas agresiones, los países del sur siguen
pereciendo por las políticas económicas de los países ricos y la ambición de las multinacionales, se devasta el entorno natural y se exterminan especies animales sin ningún pudor, se continua torturando en las cárceles y en las comisarias, no se reconocen los derechos de la mujer como persona... Los medios de desinformación tratan de vender la cara de la objetividad, mientras no hacen mas que mentir y ocultar ciertos hechos, todo ello encaminado a crear una conciencia única carente de critica y capacidad analítica ("opinión publica").  Aparte, la vida nos ha demostrado que mucha gente que lleva una imagen determinada, en verdad son todo lo contrario de lo que quieren aparentar (en caso de que lleguen a ser algo), el fascismo no es una ideología sino una actitud.
Ante todo esto, nosotros como anarquistas que pretendemos ser, no podemos mas que seguir luchando en la medida de nuestras posibilidades. No somos objetivos, ya que nuestra forma de ver las cosas esta marcada por nuestra ideología. Ademas la objetividad no existe. Solo deseamos que l@s seres viv@s convivan en igualdad, no ser mas ni menos que nadie, ser abiert@s y autocritic@s para no anclarnos en el dogma y llevar una actitud coherente con nuestras ideas.

NUNCA NOS RENDIREMOS, AHORA Y SIEMPRE ANARQUÍA

fuente: Asto Pituak