Javier Arenas
Bocanegra es conocido
entre los dirigentes y las bases del PP y entre todos los periodistas políticos
por varias razones pero sobre todo por una: tiene una memoria descomunal. No se
le olvida un nombre, una cara, una persona, un cargo, un dirigente nacional,
regional o provincial. Si te ha visto o ha tenido algún encuentro contigo
recordará dónde se produjo, cuándo y de qué se habló. En campaña electoral,
cuando llega a un mitin, un pabellón o un auditorio, esa virtud la transforma
en un auténtico espectáculo. Se dirige a la militante o cargo local que se le
acerca por su nombre y se interesa por algún familiar. Esa cualidad no la
ejercitó el pasado 13 de agosto en su declaración judicial como testigo ante el juez de la
Audiencia Nacional Pablo Ruz. Ese
día Arenas respondió en alrededor de hora y media a un total de 205 preguntas
del juez, el fiscal y los abogados de las partes y llegó a repetir en 76
ocasiones “no recuerdo” ante las cuestiones más precisas o incómodas que se le
plantearon. No recordó datos precisossobre las reuniones claves en las que participó con
Mariano Rajoy y Luis Bárcenas, sobre
las comidas bilaterales con el extesorero, ni tampoco cómo ordenó y autorizó
pagos directamente para arreglar problemas económicos de Jaume Matas, Pío García
Escudero o Calixto
Ayesa.
El juez Ruz empezó su toma de declaración a Arenas
recordándole que como testigo estaba obligado a decir la verdad y
agradeciéndole que hubiera querido acudir en persona, cuando podía haberla
resuelto desde su despacho. Arenas juró decir la verdad.
El juez, el fiscal y los
abogados intentaron sonsacar a Arenas primero sobre su relación con los
personajes clave del caso Bárcenas y
con los empresarios que figuran en los papeles del extesorero como presuntos
donantes. El exsecretario general del PP no reveló entonces ninguna pista que
permita establecerle una conexión especial ni con Bárcenas ni con Francisco Correa ni con ninguno de los constructores. A
muchos casi ni los conocía o había oído hablar de ellos por la prensa. A otros
apenas los recordaba.
Lo primero que no recordó
Arenas en su declaración es haber firmado o tenido nada que ver nunca con
talones o con la gestión de ningún tipo de donación para el PP. No era su
competencia. Eso dependía solo y exclusivamente de los tesoreros respectivos,
que ni nombraba él como secretario general ni dependían de su mando, tenían
relación directa con el presidente. Tampoco pudo recordar nada que tuviera que
ver con los pagos o apuntes que aluden o citan su nombre o sus iniciales en los
papeles de Bárcenas, que sí recuerda haber visto solo tras su publicación en EL
PAÍS.
Tampoco recuerda Arenas
pormenores de dos reuniones claves en el caso Bárcenas y en devenir del Partido
Popular. La principal es la que tuvo lugar se supone que en el despacho de
Mariano Rajoy en la sede del PP en Génova 13 con el propio Bárcenas, su esposa,
Rosalía Iglesias, la secretaria general actual, María Dolores de Cospedal, y él mismo. Arenas solo tiene grabado
que se trató de una cita intrascendente, amistosa, humana, para preocuparse por
la situación personal de un empleado en momentos difíciles. Solo cree recordar
que nunca se abordó el espinoso asunto del acuerdo económico para el despido en
diferido del extesorero.
-Javier Arenas: Los términos así, no los recuerdo. Yo
no recuerdo que se hablara de cuestiones económicas, sí se habló de su
ubicación – creo recordar – en la tercera planta, no en un despacho justo al
lado mío, pero sí en una pequeña sala de junta que había en la tercera planta.
También me suena que se hablara de la posible utilización de un coche del
partido cuando lo necesitara, y en relación a sueldos o temas económicos, no
recuerdo que se hablaran en esa reunión.
Sí recuerda Arenas, y es
significativo, que para que acudiera a esa cita clave no fue llamado ni por
Cospedal ni por Rajoy sino por el propio Bárcenas, con el que reconoce que
mantuvo una relación profesional larga que llevó a la amistad. Una amistad que
admite que se rompió hace muchos meses, sobre todo cuando se conocieron los
papeles de Bárcenas y sus cuentas en Suiza.
Arenas tampoco tiene bien
memorizada las palabras de queja de Bárcenas contra Cospedal, aunque admite que
se produjeron en muchas ocasiones y de manera recurrente para reprocharle las
filtraciones desde el PP contra su persona. Cuando los abogados o el juez le
refrescan frases literales, el dirigente andaluz siempre recurre al tiempo
transcurrido desde entonces. Tampoco le suenan posibles en su boca determinadas
expresiones demasiado coloquiales:
-Javier Arenas: Señoría, acaba de leer unas palabras
textuales, y lo primero que tengo que decir es que esas palabras textuales no
suponen una expresión que suene en mí, la expresión “chico” y tal, no es muy
habitual en mí. Dicho eso, no recuerdo esa conversación, no la recuerdo. A mí
si globalmente el Sr. Bárcenas me dice un día: “Oye yo tengo un problema”, y
que yo le hubiera dicho: “Oye, si tienes un problema, resuélvelo con el
presidente”, eso sí me cuadra, pero no recuerdo en absoluto esa conversación,
señoría.
El interrogatorio de las
partes personadas en la causa intentó en diversos momentos pillar a Arenas en
algún renuncio, incluso con aspectos teóricamente menores, como cuando el
letrado de Izquierda Unida le planteó si llegó a tener alguna vez tarjeta de
crédito del PP. Tampoco ahí fue tajante Arenas: “Yo creo que no he tenido
tarjeta de crédito del partido jamás, le digo creo, porque la memoria es la
memoria, pero yo creo que no la he tenido jamás”.
La otra reunión, cita o
comida que no tiene muy fijada Arenas es la que reconocer haber mantenido en un
restaurante en Sevilla con Bárcenas. No admite la fecha que dice Bárcenas ni su
abogado, a primeros de diciembre de 2012 en el restaurante Oriza, pero sí sabe
que en esos días no fue, porque según su agenda, estaba en Galicia. Bárcenas
llegó a asegurar ante el juez que en esa charla le comunicó a Arenas que tenía
las cuentas en Suiza.
Arenas lo niega: “El
recuerdo que tengo yo de ese contacto en diciembre es básicamente que el Sr.
Bárcenas quería verme para volverme a señalar – como hacía siempre – que él
creía que el proceso Gürtel era nulo, que tenía problemas en su origen, y
estaba viciado de nulidad, y en segundo lugar también insistirme
permanentemente en que el comportamiento suyo y de Álvaro Lapuerta había sido
ejemplar en la administración de los donativos del partido, y que todas sus
actuaciones económicas eran legales, y correctas. Yo no recuerdo que me diera
ningún dato de cuentas suizas. No lo recuerdo. Tampoco recuerdo que tuviéramos
una reunión exproceso en Moncloa para el asunto que me ha
recordado Su señoría en esa cita”.
El abogado de Bárcenas,
Javier Gómez Liaño, alude finalmente a una serie de regalos, una placa de plata
y un reloj, que Arenas habría recibido. El exsecretario general explica que la
placa se la dieron en una comida 15 dirigentes compañeros del PP cuando se
despidió del cargo y rechaza haber recibido un reloj marca Hamilton: “Pues
mire, yo creo que no me ayuda en mi memoria. No se lo puedo decir exactamente.
Si lo supiera exactamente… Señoría, lo que quiero dejar muy claro es que he
visto un apunte que pone un reloj, me parece que ponía 700 euros el apunte, y
que yo no recuerdo el reloj en esa cena, porque recuerdo la bandeja de plata.
Eso es lo que estoy diciendo. Y en este momento no recuerdo si yo tengo algún
reloj de esa marca, pero creo que no. Lamentablemente a mí mi mujer me ha
regalado algún reloj, que lo conservo a buena estima, empezando por cuando me
pidieron que me casara con ella”.
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