3.771 personas murieron en 2015 en el mar Mediterráneo tratando de llegar a las costas europeas. En lo que va de 2016 ya van más de 400. Eso que se sepa, ya que hay víctimas cuya existencia incluso ni se llega a conocer. Estas cifras son sólo la punta del iceberg el drama de los refugiados, que ha dejado episodios escandalosos como la desaparición de 10.000 niños en suelo europeo.
La inacción de manera conjunta y contundente por parte de las autoridades europeas ante esta crisis ha llevado a organizaciones civiles y colectivos de Europa y América del Norte movilizarse este sábado. En España se han sumado a la iniciativa en torno a medio centenar de ciudades. La marcha, cuya reivindicación principal es la creación de un pasaje seguro para que los refugiados no tengan que arriesgar su vida para llegar a Europa, tiene réplica en una treintena de países europeos, pero también en localidades como Nueva York o Vancouver (Canadá).
José María Trillo-Figueroa, de la Red Solidaria de Acogida en Madrid y del grupo impulsor de la marcha en la capital española, asegura que está muy preocupado por los “discursos del miedo que están tratando de sembrar el racismo y la xenofobia”. Para este activista, Europa no está haciendo ni siquiera el mínimo exigible. “De los 15.000 refugiados que España se comprometió a acoger sólo ha traído a 18”, recuerda, por lo que defiende la concesión de visados y una regulación para que “de forma sencilla” y sin riesgo los refugiados puedan pedir asilo en embajadas de países de tránsito.
de JR Mora
Una protesta internacional
En España ya ha habido movilizaciones pero ésta es la primera que se coordina a nivel europeo y norteamericano. “No hay que olvidar que esta situación está en parte causada por nosotros, conflictos en los que estamos interviniendo”, denuncia. Y destaca que, como país firmante de la Convención de Ginebra, tenemos la obligación de acoger a refugiados. Con una implicación a nivel europeo se evitaría, además, que países como Grecia tuvieran que soportar niveles excesivos de presión migratoria.
Los convocantes piden también procesos de reasentamiento y la suspensión de los acuerdos de retorno y readmisión con países que no respetan los derechos humanos, como es el caso de Marruecos o Turquía. De igual modo, reclaman la derogación del Reglamento de Dublín, que impide la libertad de movimiento de los refugiados por el espacio Schengen y un plan urgente de reubicación de refugiados desde Grecia e Italia. Por último, exigen el fin de los discursos, medidas y “actitudes denigrantes, racista y xenófobas” contra los refugiados.
La iniciativa de una marcha a nivel europeo surgió de la organización portuguesa Coragem Disponível-Apoio a refugiados e imigrantes, que ha hecho las labores de contacto y coordinación con organizaciones de España y el resto del continente. Es sólo un paso más. “Seguiremos intentando evidenciar que la ciudadanía, en el terreno de la solidaridad, está mucho más avanzada que los gobiernos”, zanja Trillo-Figueroa.
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