Inmisericorde con cualquier acontecimiento, por relevante que sea, el ciclo mediático internacional hace días que abandonó a Grecia. La crisis de deuda del país heleno alcanzó su punto álgido en pleno verano de 2015, cuando el gobierno de Alexis Tsipras trató de negociar, sin éxito, nuevas condiciones al rescate financiero que con tanto apremio necesitaba la economía griega. Desde entonces, y tras varios meses de muy tensas negociaciones que en determinados momentos parecieron rotas, Grecia ha pasado a un segundo plano. Pero el país ha seguido su curso. ¿Cómo exactamente?
Dos trimestres más tarde y con otras elecciones generales de por medio, la popularidad del gobierno de Syriza, encabezado por Tsipras de nuevo tras los comicios del pasado mes de septiembre, alcanza su punto más bajo. La última encuesta publicada por Mega TV relega a la coalición de izquierdas a un segundo plano, augurando un renacimiento de Nueva Democracia, el partido de centro-derecha tradicionalmente hegemónico del país. Grecia votaría así al partido al que retiró su apoyo tras las continuas e infructuosas políticas de austeridad negociadas en Bruselas. ¿Vuelta al punto de partida?
No a nivel económico. La situación en Grecia, aunque no ha mejorado, ha dejado de ser límite. No para las miles de familias que continúan viviendo en condiciones precarias, dado el continuo deterioro del nivel de vida del estado heleno desde el inicio de la crisis, pero sí para las arcas del gobierno. Grecia, una vez aprobada la nueva línea de rescate, afronta sus pagos con la seguridad y el aval del Banco Central Europeo y la Unión Europea. Pero echemos un vistazo más cercano al estado actual del país, tanto en el plano social como en el económico.
de El Roto
¿Cómo es la situación política en Grecia?
Empezando por su situación política, volátil como pocas en el continente europeo. Los datos de la última encuesta representan el progresivo descontento del electorado griego con el gobierno de Syriza. El actual partido en el poder perdería casi diez puntos porcentuales en unas nuevas elecciones generales, y Nueva Democracia ganaría algo más de dos puntos. ¿A dónde van a parar el resto de votos de Syriza? Parte de ellos, al Partido Comunista de Grecia, cuyo porcentaje de votos crecería hasta el 7.8%. Los datos son estimados por Electrograph, en base a la encuesta en crudo realizada por MRB.
Tsipras Alexis Tsipras se encuentra en su punto más bajo de apoyo desde que fuera elegido.
La prima de cincuenta escaños destinada a la primera fuerza electoral forzaría, de este modo y en caso de que se repitieran las elecciones, un gobierno de Nueva Democracia, alejando a Tsipras del poder tan sólo un año después de su llegada al gobierno. Es improbable que ahora, pese a la delicada situación política y económica del país, Tsipras repita la jugada que con tanto tino electoral realizó el pasado mes de agosto. Firmado el memorándum para el tercer rescate de la economía griega, y tras haber traicionado la premisa anti-austeridad con la que llegó al poder, Syriza quiso validarse de nuevo en las elecciones.
SYRIZA FUE EN SU DÍA EL PARTIDO ANTI-AUSTERIDAD, PERO AHORA TIENE QUE APLICAR MEDIDAS DE RECORTE ACORDADAS CON BRUSELAS EN EL TERCER MEMORÁNDUM DE RESCATE
Era el único modo de aplicar el programa de rescate, con fuertes recortes en el gasto público, privatizaciones y subidas de impuestos. Tsipras interpretó con inteligencia el climax político griego, y obtuvo una victoria notable nueve meses después de haberse impuesto en las urnas por primera vez, con el añadido de haber cambiado su programa de gobierno de arriba a abajo. Al parecer, el electorado griego aún confiaba más en Syriza que en sus antecesores corruptos, o bien estaba demasiado cansado de elecciones, o bien se resignaba a nuevos recortes inevitables. Tsipras legitimaba así el memorándum.
Sea como fuere, tras las difíciles semanas de negociación en Bruselas, tras una mala táctica negociadora que derivó en un programa de rescate peor al ofrecido inicialmente, tras un referéndum de finalidad poco clara pero de rédito político interno y tras el colapso progresivo de la economía griega, Tsipras renovaba su apoyo electoral. Desde entonces, sin embargo, su popularidad ha caído: como explica Nick Malkoutzis en Ahora Semanal, la victoria electoral de septiembre no representaba, en ningún caso, un cheque en blanco.
Camiones Protestando Protesta de agricultores en Atenas el pasado 12 de febrero.
Syriza se ha enfrentado, como todo gobierno griego antes que ellos, a una trampa perfecta: por un lado, Grecia necesita crecer para no requerir de nuevos rescates; por otro, las medidas requeridas por los acreedores para acceder a las líneas de crédito son precisamente aquellas que no fomentan el crecimiento de la economía, pero sí la contención del gasto. En el camino, Tsipras ha subido impuestos, puede que requiera de un recorte de las pensiones y no ha logrado activar la economía. Las previsiones vuelven a ser de contracción, de modo que, agotada la paciencia, Grecia ha vuelto a salir a la calle.
Desde que repitiera triunfo en las urnas, Syriza ha sufrido ya tres huelgas generales. Entre enero y septiembre, no hizo frente a ninguna. Por ahí se explica y se entiende mejor el desgaste de un partido que llegó para cambiarlo todo pero cuyo discurso retórico no cuadra ya con su papel político: Tsipras no es un paladín de la lucha contra la austeridad, sino un delegado de la misma. Perdido ese encanto, Nueva Democracia ha crecido. Y la izquierda ha abandonado a Syriza (Varoufakis incluido). Y mientras todos los sectores sociales protestaban contra el gobierno, Syriza, el gobierno, apoyaba las huelgas contra sí misma.
¿Cómo es la situación económica en Grecia?
Entre tanto, la economía ha seguido su curso. Para mal, por supuesto. De cara a 2016, las previsiones son muy malas: la economía del país heleno seguirá decreciendo, posiblemente un 1,3%, y no volverá a entrar en fase ascendente hasta 2017. Es parte de las consecuencias del corralito en miniatura vivido en Grecia durante el impás de las negociaciones del pasado verano: los bancos continúan tratando de poner orden en sus cuentas, pero aún dependen de las ayudas derivadas del rescate y del BCE.
La deuda de Grecia sigue disparada
La OCDE augura mejoras a partir de la segunda mitad de este mismo año. ¿Sus claves para obtenerlas? El manual de recetas económicas dispensado ya a Grecia con anterioridad: reducir la deuda pública y los compromisos adquiridos con los acreedores, equilibrar los presupuestos y recapitalizar progresivamente a sus sistema bancario. Progresivas reformas en la recolección de impuestos, en el funcionamiento de la administración y el combate de la evasión fiscal podrían contribuir a mejorar la posición del país. Pese a todo, el desempleo seguirá siendo demasiado alto, y también la pobreza.
TSIPRAS TIENE QUE HACER FRENTE A NUEVOS RECORTES A CORTO PLAZO, ESPECIALMENTE EN EL CAMPO DE LAS PENSIONES, LO QUE PODRÍA ALENTAR NUEVAS HUELGAS Y PROTESTAS
Parte del problema de Tsipras es que no puede recaudar más sin que la situación en las calles empeore. La poca actividad económica, unida a los altos impuestos, ya ha provocado la fuga de capitales y de empresas. Del mismo modo, si Tsipras quiere gastar menos sin aumentar la carga fiscal, tendrá que recortar las pensiones (una vez más), algo que conduciría a más protestas. No parece tener más remedio: en 2012, las pensiones representaron un 17% del gasto gubernamental, y la cifra sólo va a crecer en el futuro. Pero dado el alto desempleo y el derivado gasto en ayudas asociado al mismo, la hucha social para pagarlas se agota.
En el día a día, el país se ha resignado a funcionar en las condiciones más precarias. Los hospitales y las escuelas públicas operan bajo mínimos, resultado de los constantes recortes y la imposibilidad del gobierno de financiarlos en condiciones óptimas. La emigración se presenta como una alternativa a las precarias condiciones económicas del país, como se aprecia en la entrevista que realiza NPR a un trabajador griego de camino a Países Bajos. En general, el pesimismo se ha apoderado de la ciudadanía griega, a cuya pérdida de nivel adquisitivo y de condiciones de vida desde 2009 no ve solución de continuidad.
Este es el plan de pagos de Grecia hasta 2054
Con la economía reducida un cuarto de su tamaño anterior al inicio de la crisis económica, creciente inestabilidad política fruto de la incapacidad de Syriza para reformular la deriva del país, progresivas protestas y situación de agitación en las calles, la economía estancada en una espiral de austeridad y recortes, y cada vez más población en situación de precariedad, Grecia, para colmo de males, se enfrenta a un nuevo, dramático y acuciante problema que le ha colocado, de nuevo, en el ojo del huracán: la crisis de refugiados.
Una gigantesca crisis humanitaria en potencia
Mientras todo esto sucedía en Grecia, decenas de miles de refugiados, provenientes en gran medida de Oriente Medio tras haber sido relocalizados en primera instancia en Turquía, llegaban a las playas y a las islas de Grecia. Es allí donde han tenido lugar la mayor parte de las imágenes que han conmocionado a la sociedad europea (aunque no tanto a sus gobiernos, como vimos aquí). Un gobierno con una escasa capacidad de maniobra económica se enfrenta desde septiembre a la mayor crisis de refugiados europea desde la Segunda Guerra Mundial. Y no está gozando de demasiada ayuda.
Más de 2.000 refugiados están llegando a las costas griegas cada día. Es la imagen de la rutina en un país cuya economía es muy precaria.
Grecia ha vuelto a ser criticada con dureza por sus socios europeos. Primero, varios gobiernos del norte de Europa y de Europa del Este han amagado con su expulsión del espacio Schengen, como forma radical de evitar que los miles de refugiados, cruzando los Balcanes, llegaran a sus países. Segundo, Turquía no ha tenido reparos en permitir el tránsito de refugiados a Grecia, esquivando la manutención y el cuidado de los miles de desplazados por el conflicto sirio. Dado que el país se encuentra en el corazón de la ruta de refugiados, inevitable para todos ellos si quieren llegar a Europa, el problema es gigantesco.
EN MARZO, MÁS DE 70.000 REFUGIADOS PODRÍA ESTAR BLOQUEADOS EN GRECIA, LLEVANDO LOS RECURSOS LOGÍSTICOS DEL GOBIERNO HELENO A SU PUNTO MÁXIMO
En cifras, se calcula que alrededor de 70.000 personas podrían estar atrapadas en Grecia este mismo mes. El gobierno trata de lidiar con ello del mejor modo posible, pero los refugiados se enfrentan a una situación de bloqueo. Macedonia, el país al norte de Grecia de obligado paso para llegar al centro de Europa, está combatiendo y aplicando medidas represivas a parte de los refugiados que cruzan la frontera, con importantes enfrentamientos. Superado ese obstáculo, les queda otro mayor: la propia reluctancia de los gobiernos europeos a aceptar más desplazados, desde Reino Unido hasta Dinamarca o España.
El gobierno de Tsipras, dadas las circunstancias, ha advertido de su limitada capacidad logística. Sin embargo, desde la Comisión Europea y desde pesos pesados del Consejo Europeo se observa al gobierno de Syriza con mucho celo, y se considera que sus acciones no han sido lo suficientemente competentes como para gestionar de forma efectiva la crisis de refugiados. Como relata el Financial Times, Austria y otros países están forzando a los estados balcánicos a reforzar sus fronteras, provocando de este modo un colapso a corto plazo de Grecia y una crisis humanitaria de gran escala.
Seis meses después de que Grecia saliera de las portadas de los diarios europeos, seis meses después de que la posibilidad de un infructuoso ciclo de negociaciones pusiera al país al borde de la expulsión del euro y quizá de la unión, Grecia afronta una situación complejísima. Con más de 2.000 refugiados llegando a sus costas a diario, en condiciones muy precarias, con un gobierno cada vez más cuestionado, con un presupuesto cercenado y en un estado de decadencia y pesimismo permanente, Grecia tiene, ocho años después del inicio de la crisis, demasiados frentes abiertos. A su drama no se adivina final.
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