Traicionada por su amante, un miembro del clero, esta invidente sevillana fue acusada de mantener relaciones sexuales con el demonio, beber extraños brebajes y hasta de poner huevos. Negó las acusaciones y soportó con enorme entereza la tortura de la Inquisición durante dos años, rebatiendo los argumentos del fraile y orador Diego de Cádiz en una serie de combates dialécticos. Demasiado liberal para la época, en 1781 fue finalmente ejecutada yquemada en el infame fuego purificador de la hoguera.
María de los Dolores había nacido en una familia relacionada con el estamento eclesiástico. Tenía un hermano sacerdote y una hermana que era carmelita descalza. Según la Wikipedia, mostró un carácter rebelde desde los seis años. Tras quedar ciega a la edad de doce (desconocemos las causas), pasó a vivir con su propio confesor. La niña era requerida por el mismo para “quitarle el frío” en su lecho todas las noches.
La conocida como la beata Dolores, entró en el convento carmelita de Nuestra Señora de Belén, pasando luego a Marchena. Allí mostro signos de lo que se considera misticismo. Según las crónicas hablaba con su ángel de la guardia y con el Niño Jesús, al que llamaba “el tiñosito”.
En Lucena mantuvo relaciones con un confesor que, tras descubrirse el affaire, fue encarcelado. Ella volvió a Sevilla, donde comenzaría su desgraciada leyenda. Otro confesor, un tal Mateo Casillas, la denunció en 1779 tras mantener doce años de relaciones con la ciega. Él sabía que podría salir indemne de la situación.En la mujer radicaba el pecado. En el hombre, la inocencia y la impulsividad. Nuestra protagonista, según Amantes de la Historia, debía tener entonces unos 30 años.
Acusada de brujería
Surgieron entonces una serie de aberrantes acusaciones: según los mismo vecinos que antes acudían a ella en busca de remedios para sus enfermedades. la religiosa era en realidad una sierva de satán que se entregaba sexualmente a su satánica majestad y que bebía una poción mágica que le permitía poner huevos.
Tras estas acusaciones, se inició un proceso inquisitorial contra la religiosa, por“ilusa y fingidora de revelaciones, revocante, negativa y pertinaz” .
Se la acusaba también de seguir del culto molinosista, creado por Miguel de Molinos, un clérigo muy influido por las prácticas orientales, que promovía la abolición de la voluntad como un modo de llegar a la perfección espiritual. La ortodoxia católica consideraba que esta corriente permitía todo tipo de desenfreno, siendo por lo tanto una herejía.
Torturada
Para someter la voluntad de la sevillana, se decidió alternar torturas con charlas re-educativas. Sin embargo, la religiosa se mantenía firme, reconociendo que había mantenido relaciones sentimentales con sus acusadores, pero que las había tenido por especial mandato de Dios.
“Dijo que aun habia cometido las dichas deshonestidades, jamas las habia tenido ni tendria por pecado, porque todas las habia tenido por especial mandato de Dios, que le habia concedido que no cometiese vicio alguno para que lo sirviese con mas perfeccion y pureza. Que cuando en el sesto precepto leia no fornicar, entendia no murmurar; qué por este motivo ignoraba por qué parian las casadas y no las doncellas, y que cuando hizo voto de castidad fué para ella voto de no casarse.
Los inquisidores, que se sentían impotentes para doblegar a la fémina, llegaron a solicitar la ayuda de Fray Diego de Cádiz, un capuchino del que se decía que podía competir en elocuencia con San Pablo y que era capaz de llevar a 40.000 personas al llanto con un sermón al aire libre. El orador celebró sesiones de comedero de coco con María, en su celda, durante casi dos meses pero no pudo con ella. La mujer le desquiciaba, cuestionando cada una de sus preguntas y de sus teorías.
La sentencia
Finalmente, y dado que no daba su brazo a torcer, los religiosos decidieron cortar por lo sano. Muerto el perro, se acabó la rabia. La lectura de la sentencia (157 hojas) fue tan larga que se necesitaron cuatro horas y tres personas en leerla.
“El teniente primero del Asistente, representante de la justicia Real, le hizo una eficacísima exhortacion, recordándole la cristiandad de sus padres, naturales de esta ciudad en donde ella también había nacido y fue bautizada, afeóle su ceguedad y dureza como si hubiera nacido en Holanda ó fuese hija de padres hereges : díjola finalmente que sus delitos todos eran inescusables á vista de tanto como habían trabajado para iluminarla y convencerla los hombres mas doctos y piadosos, que ella misma reconocía por tales, y que pues no quería oír la voz de Dios por medio de sus ministros que la habían hablado repetidas veces,esperimentaria en breve un fuego que le acabaría la vida para comenzar en otro que no tendría fin”.
Tras conocer que se la condenaba a ser quemada viva, María de los Dolores pidió el ser confesada. Sabía que así podía evitar el martirio del fuego. Se le concedió su petición y pasó con el confesor asignado tres horas en la Cárcel Real. Fue entonces trasladada al quemadero del prado de San Sebastían.
La ejecución.
Espido Freire, en uno relato publicado en El Mundo hace diez años , describía así su camino al cadalso.
“Se la llevaron vestida de blanco. Junto a ella, un fraile rogaba a quienes la miraban que rezaran por su alma y por el perdón. Leyeron el proceso, y otro padre famoso, Teodomiro Díaz de la Vega, del Oratorio de San Felipe Neri, sermoneó al pueblo,para que vieran la piedad de la Inquisición y sus esfuerzos por llevar a mujeres como aquella por el buen camino.”
Allí se le dio garrote vil (o se la ahorcó, según otras versiones) a las cinco de esa misma tarde. Tras ello, su cadáver fue dispuesto en la hoguera y quemado durante cuatro horas. A las nueve de la noche, las cenizas de aquella mujer que había aprendido a leer y escribir por su cuenta a la edad de cuatro años, que había amado, que había ayudado a los vecinos que le acabaron condenando a la muerte con sus mentiras, fueron esparcidas al viento.
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