Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles S.A. (CAF) es la empresa que más factura en Gipuzkoa y es la primera de España en su sector, el de fabricación de locomotoras y material ferroviario. Su plantilla ronda los 4.000 empleados. La compañía, fundada hace más de un siglo en Beasain (gipuzkoa), cuenta hoy en día con instalaciones productivas en España (Beasain, Irun y zaragoza), Francia, Estados Unidos, México y Brasil. Esta es la 'cara a' de CAF. La 'cara b' es la que refleja que es la empresa de Euskadi que arrastra más muertes de trabajadores por amianto. Y también está entre las que más del resto de España. Hasta el momento, el comité tiene contabilizados 85 muertos (38 en la planta de Beasain; 45 en la de Zaragoza y 2 en la Irun) aquejados de enfermedades pulmonares derivadas de la exposición a partículas de amianto azul.
Recientemente, CAF también ha sido noticia porque sus trabajadores no quieren construir el tranvía que el Gobierno israelí proyecta por Jerusalén, un proyecto cuya legalidad está en cuestión.
En todos estos casos, las autoridades sanitarias reconocieron que la causa de su muerte fue manipular amianto en su puesto de trabajo. Hasta ahí llegan las cifras oficiales porque los sindicatos insisten en que se produjeron más muertes con anterioridad al inicio de detección de la enfermedad, a principios de los años 90 del siglo XX. Fue en los últimos años de esa década cuando empezaron a ponerse las primeras denuncias.
El amianto es un mineral de fácil manejo y transformación, que en el pasado estuvo muy presente en sectores como la construcción, la industria naval o la petroquímica. Desde hace años su uso está prohibido. 2018 va a pasar a la historia reciente como el año en el que el amianto se cobró más vidas de trabajadores. Hasta 35 ha contabilizado la Asociación de Víctimas del Amianto (Asviamie), la organización más activa en la lucha contra el efecto carcinogénico del amianto.
El comité de empresa de CAF-Beasain convoca habitualmente un paro y una concentración cadaz vez que un excompañero fallece como consecuencia de haber trabajado con amianto. La protesta se desarrolla delante del monumento erigido en homenaje a las víctimas del amianto, en la entrada principal de la factoría.
Jon García, miembro de Asviamie extrabajador de CAF y exmiembro de su comité de empresa, lo tiene claro: "España está inundada de amianto". Y, en el caso de la CAF, recuerda que a partir de los años 60 se llegaba a fumigar amianto a los vagones de los trenes para que se adhiriese a las pareces y actuase como aislante. "Todo explotó en la década de los años 90, cuando empezaron a morir trabajadores aquejados de cáncer de pulmón y mesoteliomas. El mal ya estaba hecho".
A pesar de que CAF ha reconocido el uso del amianto, García lamenta su actitud de "obstaculizar las peticiones de los enfermos y fallecidos cuando reivindican sus derechos legítimos como son las indemnizaciones correspondientes y el recargo de prestaciones".
Goteo de muertos y enfermos
En las últimas semanas se ha producido un goteo en el número de enfermos por amianto después de trabajar en CAF sin la correspondiente vigilancia sanitaria específica previa. Estos trabajadores tienen que enfrentarse a un laberinto judicialo para lograr las compensaciones que les corresponden. Según Jon García, la "empresa defiende sus intereses por encima de todo y sistemáticamente recurre para aminorar el coste de la demanda".
Por ejemplo, el caso de S.C.P, quien falleció con 66 años año pasado afectado de un cáncer de laringe, tras trabajar desde 1974 como tubero y montador de trenes en CAF Beasain. La empresa lo incluyo en el Listado de Trabajadores expuestos, pero no constaba dicha exposición en su historial de Osakidetza, obstaculizando la detección precoz y el reconocimiento de la enfermedad profesional. Debido a la autopsia realizada tras su fallecimiento y la reclamación de la viuda de las prestaciones de enfermedad profesional se ha conseguido el reconocimiento de enfermedad profesional. Eso supone un incremento sustancial de la Pensión de Viudedad y los 14.548,6 euros por muerte y supervivencia de la Seguridad Social.
Igualmente, J.I.E de 75 años, que trabajó como soldador en montaje de trenes en CAF entre 1957 y 1969, afectado de asbestosis pulmonar, fue incluido en el Listado de Trabajadores expuestos al amianto el 11 de enero de 2018, lo que le ha permitido que le reconozcan una incapacidad total derivada de enfermedad profesional. La lista es interminable.
Uno de los casos más llamativos de los últimos años es el de Celestino Tolosa, trasplantado de los pulmones en 2006 por una enfermedad obstructiva crónica. Sus pulmones fueron congelados a petición suya antes de fallecer en 2008 por un episodio de rechazo y ahora han permitido acreditar el origen laboral de su enfermedad. Sus pulmones estaban impregnados de amiantodespués de haber trabajado durante décadas con esta sustancia cancerígena en CAF. Esa fue la causa de su enfermedad. Antes de ser trasplantado, Celestino pidió a los médicos que congelaran sus pulmones en el laboratorio para dedicarlos a la investigación. Ese acto de clarividencia es lo que ha permitido 12 años después confirmar que fue el amianto lo que los destruyó.
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