Irán ha bombardeado con misiles balísticos al menos dos bases militares que Estados Unidos mantiene en Irak. La Guardia Revolucionaria iraní reivindicó el ataque instantes después de que se produjera, a través de sus medios oficiales y amenazando con «respuestas contundentes en caso de nuevas agresiones». «La venganza ha comenzado», dijo. «Al Gran Satán, el régimen cruel y arrogante de EEUU, advertimos de que cualquier otra maldad, violación u otras medidas se enfrentará a una respuesta más dolorosa y aplastante», añadieron este miércoles en su página web.
Desde que el jueves pasado ordenara matar al general iraní Qassem Suleimani en un bombardeo aéreo en Bagdad, Donald Trump había advertido a la República Islámica en contra de respuestas como la que se produjo ayer.
En cuanto la base de Ain Asad, la mayor con presencia de EE.UU. en Irak, se vio bajo ataque, Trump fue informado. Su portavoz, Stephanie Grisham, dijo que «el presidente ha sido informado y está controlando la situación». El mandatario ha dicho que «todo está bien» y ha anunciado que hará una declaración al respecto a lo largo del día. «Tenemos el ejército más poderoso y bien equipado en cualquier parte del mundo, con diferencia», escribió Trump en su cuenta de Twitter.
Se da la circunstancia de que el ataque se produjo unas horas después de que buena parte de los funcionarios del Pentágono y el resto del Gobierno fueran enviados a casa por una alerta de nevada en la zona de Washington.
Un portavoz del Pentágono, Jonathan Hoffman, afirmó en un comunicado que todavía no está claro si ha habido víctimas. Trump, por su parte, se reunió de urgencia con los secretarios de Estado, Mike Pompeo, y de Defensa, Mark Esper, después de que los misiles balísticos impactaran contra las dos bases aéreas.
Un ataque «proporcionado»
El ministro iraní de Exteriores, Mohamad Yavad Zarif, dijo este miércoles que el ataque con misiles contra una base aérea con tropas estadounidenses en el oeste de Irak es una medida proporcionada y que Irán no busca una guerra.
«Irán efectuó y concluyó medidas proporcionadas en defensa propia en virtud del artículo 51 de la Carta de la ONU atacando una base desde la cual se lanzó un cobarde ataque armado contra nuestros ciudadanos y altos funcionarios», escribió Zarif en Twitter. «No buscamos la escalada o la guerra, pero nos defenderemos de cualquier agresión», indicó el jefe de la diplomacia iraní después de que la Guardia Revolucionaria bombardeara la base de Ain al Asad, donde hay desplegados soldados estadounidenses.
Según la televisión pública iraní, al menos 80 «terroristas americanos» murieron en los ataques con misiles perpetrados esta noche contra las bases aéreas de EE.UU.
En alerta máxima
Según un comunicado del Pentágono, «las bases atacadas están en alerta máxima desde hacía días y el personal estaba avisado y protegido en previsión de posibles ataques». La otra base está en Erbil, al norte del país.
Es la primera vez que misiles lanzados directamente desde Irán, que comparte frontera con Irak, atacan intereses militares estadounidenses desde el inicio de la invasión que derrocó a Saddam Hussein en 2003. Durante el largo conflicto, Irán se ha valido de milicias y otro tipo de intermediarios para golpear a EE.UU. y sus aliados, pero no le había atacado hasta ahora de forma directa. La Casa Blanca le atribuye a Irán la muerte indirecta de hasta 700 soldados estadounidenses en todo el conflicto.
Trump, que visitó la base de Al Asad en persona a finales de 2018, había dicho momentos antes del ataque en unas declaraciones en la Casa Blanca que «si Irán acaba haciendo lo que no debe hacer acabará sufriendo unas graves consecuencias». De momento, Trump ha dicho que tiene identificados 52 puntos clave en Irán listos para ser atacados. El presidente eligió esa cifra porque en 1979 una turba en Teherán tomó como rehenes a 52 ciudadanos estadounidenses.
Suleimani murió el viernes junto a varios líderes de milicias proiraníes cuando acababa de aterrizar en Bagdad. Horas antes, una turba había roto el perímetro de seguridad de la embajada estadounidense en Irak y había obligado a los diplomáticos a refugiarse en un búnker. Días antes, una milicia controlada por Irán, Kataeb Hezbolá, había matado a un ciudadano estadounidense, contratista de seguridad, en un bombardeo en la localidad iraquí de Kirkuk.
Inmediatamente, Trump ordenó que 3.500 soldados de la 82ª División Aerotransportada de infantería paracaidista del Ejército de EE.UU. se desplazaran al Golfo, y el Pentágono dio orden de que la Brigada de Combate 173ª, cuya base de operaciones está en Italia, estuviera preparada para una intervención rápida en Oriente Próximo. Las fuerzas armadas estadounidenses mantienen un retén de 5.000 soldados en Irak para labores de apoyo y entrenamiento.
El Parlamento de ese país árabe votó el 6 de enero a favor de pedir la salida de las tropas de EE.UU., aunque la resolución no es vinculante. El presidente Trump dijo ayer que él está a favor de sacar a las tropas de Irak pero que este no es el momento, y que además el gobierno de esa nación árabe debería pagar el coste de construir las bases atacadas ayer, además de otras construidas o remodeladas por EE.UU.
El secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, Ali Shamkhani, había afirmado previamente que el país musulmán estaba barajando trece «escenarios de venganza» como castigo por el asesinato de Suleimani, informa la agencia Reuters. «Los americanos deberían saber que se están debatiendo hasta 13 escenarios de venganza en el Consejo, y que hay consenso de que incluso el escenario más leve sería una pesadilla para los americanos», afirmó. Por su parte, el líder supremo de Irán, el Ayatolá Ali Jamenei, ordenó que las represalias contra EE.UU. fueran emprendidas por las tropas iraníes, lo que supone un cambio fundamental en la estrategia de enfrentamiento de la República Islámica, que suele apostar por guerras subsidiarias.
El ataque contra la base de EE.UU. llegó el mismo día que Alemania anunció la retirada de parte de sus tropas de Irak y que el Reino Unido, según el diario «The Times», finalizara sus planes para evacuar a sus militares y civiles del territorio.
Fue especialmente bochornoso para el Pentágono el envío el lunes de una carta al Gobierno iraquí en la que comunicaba formalmente «el reposicionamiento de fuerzas a lo largo de los próximos días y semanas para preparar movimientos posteriores» y afirmaba que «respetamos su decisión soberana de ordenar nuestra salida».
Desde que el jueves pasado ordenara matar al general iraní Qassem Suleimani en un bombardeo aéreo en Bagdad, Donald Trump había advertido a la República Islámica en contra de respuestas como la que se produjo ayer.
En cuanto la base de Ain Asad, la mayor con presencia de EE.UU. en Irak, se vio bajo ataque, Trump fue informado. Su portavoz, Stephanie Grisham, dijo que «el presidente ha sido informado y está controlando la situación». El mandatario ha dicho que «todo está bien» y ha anunciado que hará una declaración al respecto a lo largo del día. «Tenemos el ejército más poderoso y bien equipado en cualquier parte del mundo, con diferencia», escribió Trump en su cuenta de Twitter.
Se da la circunstancia de que el ataque se produjo unas horas después de que buena parte de los funcionarios del Pentágono y el resto del Gobierno fueran enviados a casa por una alerta de nevada en la zona de Washington.
Un portavoz del Pentágono, Jonathan Hoffman, afirmó en un comunicado que todavía no está claro si ha habido víctimas. Trump, por su parte, se reunió de urgencia con los secretarios de Estado, Mike Pompeo, y de Defensa, Mark Esper, después de que los misiles balísticos impactaran contra las dos bases aéreas.
Un ataque «proporcionado»
El ministro iraní de Exteriores, Mohamad Yavad Zarif, dijo este miércoles que el ataque con misiles contra una base aérea con tropas estadounidenses en el oeste de Irak es una medida proporcionada y que Irán no busca una guerra.
«Irán efectuó y concluyó medidas proporcionadas en defensa propia en virtud del artículo 51 de la Carta de la ONU atacando una base desde la cual se lanzó un cobarde ataque armado contra nuestros ciudadanos y altos funcionarios», escribió Zarif en Twitter. «No buscamos la escalada o la guerra, pero nos defenderemos de cualquier agresión», indicó el jefe de la diplomacia iraní después de que la Guardia Revolucionaria bombardeara la base de Ain al Asad, donde hay desplegados soldados estadounidenses.
Según la televisión pública iraní, al menos 80 «terroristas americanos» murieron en los ataques con misiles perpetrados esta noche contra las bases aéreas de EE.UU.
En alerta máxima
Según un comunicado del Pentágono, «las bases atacadas están en alerta máxima desde hacía días y el personal estaba avisado y protegido en previsión de posibles ataques». La otra base está en Erbil, al norte del país.
Es la primera vez que misiles lanzados directamente desde Irán, que comparte frontera con Irak, atacan intereses militares estadounidenses desde el inicio de la invasión que derrocó a Saddam Hussein en 2003. Durante el largo conflicto, Irán se ha valido de milicias y otro tipo de intermediarios para golpear a EE.UU. y sus aliados, pero no le había atacado hasta ahora de forma directa. La Casa Blanca le atribuye a Irán la muerte indirecta de hasta 700 soldados estadounidenses en todo el conflicto.
Trump, que visitó la base de Al Asad en persona a finales de 2018, había dicho momentos antes del ataque en unas declaraciones en la Casa Blanca que «si Irán acaba haciendo lo que no debe hacer acabará sufriendo unas graves consecuencias». De momento, Trump ha dicho que tiene identificados 52 puntos clave en Irán listos para ser atacados. El presidente eligió esa cifra porque en 1979 una turba en Teherán tomó como rehenes a 52 ciudadanos estadounidenses.
Suleimani murió el viernes junto a varios líderes de milicias proiraníes cuando acababa de aterrizar en Bagdad. Horas antes, una turba había roto el perímetro de seguridad de la embajada estadounidense en Irak y había obligado a los diplomáticos a refugiarse en un búnker. Días antes, una milicia controlada por Irán, Kataeb Hezbolá, había matado a un ciudadano estadounidense, contratista de seguridad, en un bombardeo en la localidad iraquí de Kirkuk.
Inmediatamente, Trump ordenó que 3.500 soldados de la 82ª División Aerotransportada de infantería paracaidista del Ejército de EE.UU. se desplazaran al Golfo, y el Pentágono dio orden de que la Brigada de Combate 173ª, cuya base de operaciones está en Italia, estuviera preparada para una intervención rápida en Oriente Próximo. Las fuerzas armadas estadounidenses mantienen un retén de 5.000 soldados en Irak para labores de apoyo y entrenamiento.
El Parlamento de ese país árabe votó el 6 de enero a favor de pedir la salida de las tropas de EE.UU., aunque la resolución no es vinculante. El presidente Trump dijo ayer que él está a favor de sacar a las tropas de Irak pero que este no es el momento, y que además el gobierno de esa nación árabe debería pagar el coste de construir las bases atacadas ayer, además de otras construidas o remodeladas por EE.UU.
El secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, Ali Shamkhani, había afirmado previamente que el país musulmán estaba barajando trece «escenarios de venganza» como castigo por el asesinato de Suleimani, informa la agencia Reuters. «Los americanos deberían saber que se están debatiendo hasta 13 escenarios de venganza en el Consejo, y que hay consenso de que incluso el escenario más leve sería una pesadilla para los americanos», afirmó. Por su parte, el líder supremo de Irán, el Ayatolá Ali Jamenei, ordenó que las represalias contra EE.UU. fueran emprendidas por las tropas iraníes, lo que supone un cambio fundamental en la estrategia de enfrentamiento de la República Islámica, que suele apostar por guerras subsidiarias.
El ataque contra la base de EE.UU. llegó el mismo día que Alemania anunció la retirada de parte de sus tropas de Irak y que el Reino Unido, según el diario «The Times», finalizara sus planes para evacuar a sus militares y civiles del territorio.
Fue especialmente bochornoso para el Pentágono el envío el lunes de una carta al Gobierno iraquí en la que comunicaba formalmente «el reposicionamiento de fuerzas a lo largo de los próximos días y semanas para preparar movimientos posteriores» y afirmaba que «respetamos su decisión soberana de ordenar nuestra salida».
No había personal español en las bases atacadas
El Ministerio de Defensa español ha asegurado en un comunicado que existe «normalidad en la base de Besmayah». Tras los «diversos ataques sobre bases de la Coalición en Iraq», el texto señala que los lugares atacados «no contaban con personal perteneciente al contingente español destacado en ellas. Por lo tanto, ningún miembro del contingente español ha sufrido daños como consecuencia de estos ataques». También se ha indicado que la ministra, Margarita Robles, «está en contacto permanente con nuestro contingente y ha constatado que nuestros militares están tranquilos». Informa Esteban Villarejo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario