La rebaja del IVA para 2023 ya está aquí y el BOE lo deja claro: "la reducción del tipo impositivo beneficiará íntegramente al consumidor". Es decir, los supermercados no podrán subir precios para incrementar sus márgenes de beneficio. Sin embargo, experiencias pasadas con otras subvenciones generan muchas dudas sobre que esto se vaya a cumplir.
Cómo se controla. Para asegurarse que no hay aumento de precios el Gobierno aplica una serie de medidas habituales: "la efectividad de esta medida se verificará mediante un sistema de seguimiento de la evolución de los precios, independientemente de las actuaciones que corresponda realizar a la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia en el ámbito de sus competencias".
Tenemos por tanto a la CNMC, que se encarga de revisar los mercados y los precios, más allá de la bajada del IVA, y por otro lado un seguimiento de precios que realiza el propio Gobierno y analiza hasta qué punto cambian productos básicos como los cereales y el IVA.
Boletín de precios semanal y de cada producto. Productos como el aceite, la patata o los principales cereales se analizan cada semana para conocer sus precios. En el caso del aceite de oliva, que ha subido de precio considerablemente estos meses, el seguimiento lo realiza la Subdirección General de Cultivos Herbáceos e Industriales y Aceite de Oliva.
Cada semana publican un boletín oficial donde diferencian precios por comunidad autónoma, por categoría del aceite y comparan exhaustivamente la evolución. De manera equivalente se hace con el resto de productos. En base a estos estudios, el Gobierno tiene suficientes datos para analizar la situación de cerca.
Tenemos un caso de estudio reciente: los 20 céntimos con la gasolina. La subvención a la gasolina termina este año, pero ha servido como ejemplo del impacto que puede tener una medida así. El mecanismo no es el mismo, ya que en un caso es una rebaja de impuestos directo y en otro se aplica a posteriori, pero sí nos deja algunas reflexiones.
La CNMC explicaba que se puso en marcha un "sistema de vigilancia mucho más intenso" para evitar que las gasolineras alteraran los precios y se aprovecharan de las bonificaciones. Cani Fernández, presidenta de la CNMC, explicaba que el regulador conoce "los precios de todas las gasolineras, todos los días".
Ni una sola multa a ninguna gasolinera. Pese a que entidades como FACUA denunciaron que había gasolineras que estaban aumentando precios, la posición de la CNMC es que[no ha habido nada raro con los carburantes. Durante este periodo no se ha impuesto ninguna multa y que de las más de 12.000 gasolineras, en menos de un 1%, un centenar de ellas, se ha detectado alguna "anomalía".
Y los precios siguen subiendo. La rebaja del IVA se revisará si la inflación cae por debajo del 5,5%. Algo que por el momento parece lejano. Esta bajada de impuestos llega para intentar compensar la escalada de precios y presenta un desafío adicional a la hora de determinar hasta qué punto la subida de los productos básicos es consecuencia de un incremento de los márgenes empresariales o una subida fruto de la situación económica global.
Con los carburantes, la CNMC explicaba que "los márgenes brutos no han hecho más que subir" y que "no criminalizamos a las estaciones de servicio que hagan algo diferente, sino que analizamos". Es decir, se estudia caso por caso. Lo que está claro es que los supermercados tienen prohibido aumentar sus márgenes aprovechando la rebajada del IVA. Lo que no está tan claro es que se vaya a multar en aquellos casos, esperemos que excepcionales, donde sí se aprovechen.
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