El Valle del Lecrín, en Granada, está en pie de guerra contra una nueva planta embotelladora que planea sacar al día unos 250.000 litros de agua. A pesar de las condiciones de sequía y sin previa consulta a los residentes y agricultores locales, la Junta de Andalucía ha dado luz verde a la compañía Aguas Bellavista SL para establecerse en el área cercana al Parque Natural de Sierra Nevada.
El malestar ha escalado rápidamente en los 8 municipios de la región. Hace poco, un numeroso grupo se congregó en Granada, frente a la oficina encargada, exigiendo que el agua del Valle del Lecrín no sea comercializada. "Estamos presenciando un cambio masivo en nuestra área que amenaza seriamente nuestra tierra y sus recursos naturales", afirmó Rosa María Fernández, representante local.
La legislación en la que se basó la Junta para la aprobación data de 1973, y es vista con escepticismo por muchos, incluido José Manuel Enrique Herrera, residente local, quien mencionó: "Estas viejas leyes están permitiendo la explotación excesiva de nuestros recursos hídricos".
Además, agricultores como Víctor García, enfrentan limitaciones en el uso del agua mientras observan cómo se llevan su precioso recurso para ser comercializado. El proyecto promete 16 trabajos para una comunidad de 23.000, lo que para muchos es insuficiente considerando el impacto ecológico y la amenaza a la única fuente de agua que abastece a la región. A menos que se tomen medidas, la planta podría iniciar operaciones en octubre.
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