En un breve periodo de tiempo, Jordi Évole (Cornellá de Llobregat, 1974) ha pasado de interpretar el personaje cómico y satírico que lo popularizó bajo el mecenazgo de Andreu Buenafuente, a convertirse en una de las referencias periodísticas del actual panorama mediático español gracias al programa de entrevistas Salvados.
El Follonero ha dejado paso a una voz más seria que aborda cada semana algunos de los temas más espinosos, así como obviados por los medios, de la actualidad del país, cosechando un éxito arrollador entre una audiencia cada vez más numerosa.
En esta séptima temporada, Salvados ha franqueado todos los récords de audiencia y una de sus últimas entregas, Oligopoly, ha llegado por primera vez a los tres millones de espectadores. En Baena Digital lo entrevistamos en exclusiva con motivo del Premio Internacional Oro Virgen de Baena al mejor comunicador que recibió el pasado sábado en el marco de las XV Jornadas del Olivar.
- A tenor del éxito que está cosechando Salvados, ¿cree que el programa está supliendo de algún modo un déficit de periodismo comprometido, de un periodismo que atienda de verdad a las necesidades del público, en especial del televisivo?
La gente quiere saber, quiere tener las herramientas necesarias para enfrentarse a una realidad que cambia diariamente; existe un interés social pocas veces visto en torno a los asuntos públicos que precisa de la explicación de los periodistas. En ese sentido, creo que Salvados está sabiendo conectar con esas demandas desde un punto de vista sincero, sin complejos y comprometido
- ¿Cree que la relevancia del programa ha ido aumentando a medida que la crisis económica se ha intensificado?
- ¿Hacen falta, quizás, más periodistas que, como en Salvados, traten sin medias tintas la situación, que no duden en exigir a los políticos u otros actores sociales que expliquen cómo hemos llegado hasta aquí y hacia dónde vamos?
Es más, me atrevería a decir que sin ellos nuestra tarea no sería posible. Al fin y al cabo, la clave de Salvados está en el equipo. No es nada fácil realizar un programa de reportajes semanal que requiere un trabajo de documentación tan extenso.
- Sin embargo, los periodistas más populares que no dudan en preguntar más allá de lo que el político pretende responder, no están siendo muy bien tratados, como ha demostrado, por ejemplo, el caso de Ana Pastor...
- Como tampoco parece que nadie lo vaya a callar en Salvados. ¿Cómo logran convencer a los invitados para que se sometan a sus entrevistas, teniendo en cuenta que no van a ser precisamente fáciles?
- ¿Es este el caso de, por ejemplo, Jaume Matas, quien apareció en el programa en pleno proceso judicial?
- ¿Alguna vez un protagonista les ha pedido que suprimais su entrevista después de hacerla?
- ¿Y alguien se ha quejado después de la retransmisión porque no se haya visto del todo bien?
- ¿Han recibido en el programa alguna presión desde el Grupo Planeta, propietario de La Sexta, sobre la temática de alguno de los programas, sobre la idoneidad de alguna entrevista...?
- ¿Cómo ha sido su evolución profesional a lo largo de estos años?
Poco a poco, ha habido un nuevo viraje en mi carrera que me ha devuelto al periodismo más serio con Salvados, pero arrastro ese bagaje que acumula toda mi experiencia y las influencias recibidas: es una suma de todo lo aprendido, lo cual me permite afrontar los temás quizás con más ironía, con un barniz más lúdico aunque igualmente informativo.
- ¿Qué significa para usted recibir el Premio Internacional Oro Virgen de Baena al mejor comunicador?
Es curioso, porque la zona en la que se crió mi padre es la que pertenece a la Denominación de Origen de Siurana (Tarragona), una marca que ha competido siempre en calidad con la de Baena. Pero con los años, tengo el corazón dividido. Incluso hemos hecho catas de aceite en casa entre los dos.
Por supuesto, mi padre siempre tiró para el de Siurana, pero yo, aunque me encantan ambos, no me decanto por ninguno. Se podría decir que el aceite de oliva ha unido a mi familia, lo cual es algo muy bonito y por lo que estoy muy feliz de estar en Baena.
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