No es suficiente la impunidad, la represión, la ley “por mis cojones”, las reformas “porque yo lo mando”, la información intoxicada, el saqueo, el cinismo, la cruz clavada en el estado, los ilustrados como mercenarios, bien pagados.
No es suficiente con la pérdida de soberanía, con la violencia a destajo, con las promesas hechas desde parlamentos desahuciados, con la miseria puerta a puerta, con la infancia columpiándose sin porvenir y sin letra, con una salud que pasa la cuenta, con una cultura de fábrica y sin conciencia, con unos trabajadores sin paga, con unos jubilados que no les alcanza, con una pobreza tan pobre, tan peregrina, que sólo puede ya salir a la calle a gritar a los culpables.
Pero no basta con gritarles, no, no basta con señalar uno a uno a los responsables, a los delirantes ideólogos de esta crisis que nos quiere a cuatro patas.
No es suficiente con deletrear sus nombres, con aullar a contraviento entre golpes y humo y cárcel.
Ellos tienen prevista la queja, la rabia, la propaganda.
Tienen prevista alguna marcha atrás para seguir avanzando a toda prisa.
Saben cómo manejarnos, sueltan un poco las cadenas y cuando, confiados, pensemos que ganamos, vendrán nuevas y más sofisticadas.
No bajar la guardia, ese es el desafío.
Hasta la victoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario