Armita Garavand, una valiente joven iraní de 16 años, ha sucumbido tras estar un mes en estado de coma, tras un incidente en el metro de Teherán relacionado con el uso del hijab. Mientras las autoridades de Irán aseguran que la joven se desplomó por una baja tensión, causando un trauma cerebral tras golpear su cabeza, organizaciones pro derechos humanos y la comunidad internacional sospechan de un ataque debido a su resistencia a vestir el velo islámico.
La agencia estatal iraní IRNA informó sobre el "intensivo tratamiento médico" que recibió durante su estancia en el hospital, reiterando que la tragedia fue un lamentable accidente. Sin embargo, el video de vigilancia presentado por las mismas autoridades ha sido objeto de escrutinio, con denuncias de manipulación por parte de organizaciones como Amnistía Internacional, quien alega que la cinta ha sido editada en ciertas secciones, omitiendo posibles momentos clave.
El grupo de derechos humanos Hengaw, basado en Oslo, se suma a las voces que condenan este suceso, asegurando que Garavand fue atacada por no cumplir con el código de vestimenta impuesto en 1983 que obliga a las mujeres iraníes a usar el hijab.
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