Miles de mujeres son arrestadas por el gobierno para pasar de ser explotadas en la industria sexual a ser explotadas en la industria textil del país. Como única alternativa al arresto les ofrecen participar en programas de formación que les permitirán luego trabajar en las fábricas.
VICE se ha trasladado a Camboya para hablar con mujeres que participaron en los programas de formación y escuchar sus experiencias.
La industria textil en Camboya
La industria textil en Camboya es el principal sector económico del país y una de las principales fuentes de inversión extranjera. En el año 2012 constituyó el 95% de las exportaciones y el 12% del PIB. Es un sector que a su vez absorbe un elevado número de trabajadores, se calcula que unas 500 fábricas emplean a aproximadamente medio millón de personas.
El 90% de las fábricas pertenece a inversores de fuera de Camboya (en su mayoría de Hong Kong, Taiwan, China y Corea del Sur). Estas fábricas son proveedores de las mayores marcas mundiales de ropa: H&M, United Colors of Benetton, GAP y Walmart, entre otras.
Las personas trabajadoras emigran desde las zonas rurales con la esperanza de encontrar un trabajo que les permita mantener a sus familias. La mayoría de estos trabajadores no tienen formación más allá de la educación primaria y debido a esto sólo pueden acceder a un trabajo en el sector de la agricultura o como mano de obra en las fábricas.
La industria sexual en Camboya
El gobierno de EEUU presionó a Camboya para quetomase medidas y pudiese ofrecer mejores oportunidades a las víctimas de trata. En el año 2008 el gobierno de Camboya lanzó una campaña muy agresiva para rescatar a las mujeres y obligarlas a hacer programas de formación con el fin de incorporarse como trabajadoras en las fábricas textiles.
La agresiva campaña de “rescate” y “reeducación”
Las mujeres son arrestadas en los locales donde ejercen la prostitución y la única alternativa que se les ofrece para salir del arresto es apuntarse al departamento de reeducación. Consiste en un programa de formación para ingresar en su mayoría en las fábricas textiles.
Lo que parecía ser una oportunidad para empezar un futuro laboral en una de las industrias más prósperas de Camboya, se acaba convirtiendo en una realidad muy alejada de tal oportunidad. Las mujeres trabajan 6 días a la semana por unos 60 euros al mes.
Trabajan durante largas jornadas laborales, en lugares con poca ventilación, elevadas temperaturas y sin acceso al agua. El salario que ganan estas trabajadoras no les proporciona unas mínimas coberturas básicas, como es un alimento. Las trabajadoras no se pueden permitir más de una comida al día, y esta situación de malnutrición, sumada a las pésimas condiciones laborales, ha ocasionado desmayos masivos en las fábricas.
La policía les prometía que las ONG de reeducación les cambiarían la vida, pero muchas afirman que preferirían no haber sido “rescatadas” ya que sus condiciones no mejoraron después de pasar a las fábricas textiles.
Las trabajadoras tienen que hacer lo imposible por ayudar a sus familias. Según las palabras de una de las mujeres entrevistadas que participó en el programa, la fábrica era una cárcel. Varias testigos se han salido del sector textil y han vuelto a trabajar en la calle, donde al menos se les paga más.
Lo que piden los trabajadores
Los trabajadores en Camboya tienen pocos derechos laborales. En el sector textil se ofrecen contratos de corta duración, no se garantizan coberturas legales como la baja maternal y se les obliga a hacer un gran número de horas extras. Aun y así, muchos participan en organizaciones laborales para intentar cambiar y mejorar la situación, pero no están libres de amenazas.
En enero de 2014, los trabajadores de la industria textil se manifestaron para pedir mejores salarios. Durante las protestas la policía disparó y mató al menos a 4 de los manifestantes y además 25 activistas fueron detenidos por cargos criminales que todavía no han sido retirados.
Desde finales del 2013 los trabajadores demandan un incremento del salario mínimo para poder avanzar hacia un salario que pueda cubrir necesidades básicas de vivienda y alimento. Lo que piden es un salario que les permita vivir: 177 dólares al mes.
Los sindicatos están pidiendo directamente a las grandes marcas que participen en este proceso y que también impulsen mejoras en las condiciones salariales. En vez de mirar hacia otro lado, que se involucren y establezcan acuerdos de larga duración sólo con aquellas fábricas que respeten los derechos laborales y que paguen a sus trabajadores el salario de 177 dólares mensuales.
Foto de portada: Fashion Heavens / Flickr Tjebbe van Tijen.
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