5 feb 2020

Isabel Fraga, que destapó el acoso sexual en El Corte Inglés: "Aún hay muchas trabajadoras acosadas y silenciadas"

Isabel el corte ingles vendedora acosada
Isabel Fraga atendió a Galiciapress para contar su historia

Isabel Fraga lleva muchos años esperando por este día. Este 5 de febrero Isabel y su marido, Manuel Cao, van a sentar en el banquillo de los acusados a un exjefe de planta en El Corte Inglés de Santiago de Compostela, el hombre sobre el que la acusación tratará de probar el acoso sexual y laboral con el que sometió de forma continuada a la demandante, siempre con la permisividad de una compañía que no hizo nada por defender a una de sus trabajadoras, que se vio obligada a rescindir el contrato con la empresa cuando esta le sugirió que “dejase correr” el acoso que estaba sufriendo por parte de su superior.

Tanto Isabel como su marido siguen en el paro después de desligarse de la compañía. “Por desgracia, debido a la presión que sufrían, tuvieron que abandonar la empresa”, lamenta Roberto Alonso, miembro de la ejecutiva federal de la CIG, que también destaca que la pareja de la víctima no era un operario más, sino “jefe de planta”. “Llevábamos toda una vida en El Corte Inglés”, añade Isabel, que, además de estar desempleados, explica que este proceso les ha dejado secuelas importantes. “Mi marido lleva con medicación tres años y va a terapia; yo quizás estoy un poco mejor que él, pero ya no eres la misma de antes. Esto te deja tocado”, comenta Isabel.

AÑOS DE LUCHA

El camino ha sido largo para las dos víctimas que llevan desde 2017, que es cuando abandonaron la empresa y cuando ganaron la primera batalla después de que los juzgados de lo laboral determinasen que desde la dirección no habían actuado para evitar el acoso y que tampoco se molestaron "en investigar los hechos", luchando por que se haga justicia. “Queremos que la justicia reconozca el delito tanto del acosador como de la dirección del centro”, recalca la víctima. En marzo serán los exdirectivos los que se sienten en el banquillo.

Unos hechos que se remontan a hace varios años, cuando el por entonces jefe de una  planta de El Corte Inglés de Santiago de Compostela comenzó a acosar a la demandante: roces, tocamientos, gestos obscenos, le enseñaba material pornográfico…Cuando Isabel notificó al Corte Inglés que estaba siendo acosada, critica que desde la compañía “no hicieron absolutamente nada” porque tanto el demandado como el jefe de personal y el jefe regional “eran íntimos amigos”. “Él (por el demandado) tenía carta libre para actuar como le diera la gana: despedir a quien quisiera y tener su corralito, que es justo lo que él quería, tener un harén. Pero como unas cuantas le dijimos que no y él se cansó de insinuaciones sin ser correspondido lo que intentaba era echarnos a base de maltrato psicológico y acoso sexual”, explica Isabel.

“La dirección sabía desde 2015 mediante los sindicatos, que tampoco hicieron demasiado, que en este departamento teníamos muchos problemas con este sujeto, del que todo el mundo sabía que le tiraban mucho las faldas”, critica Isabel, que avanza que el demandado venía ya de trabajar en el hipermercado, donde se vivieron episodios parecidos, antes de coincidir en el mismo departamento.

ACOSO Y AMENAZAS

Con todo, estas prácticas de acoso no se ciñen exclusivamente a trabajadoras. Isabel también denuncia que el demandado acosó laboralmente a otro empleado, hasta el punto de que  también perdió su empleo, porque este trabajador “tenía muy buenos números de venta, mejores que otras compañeras que recibían un trato de favor por parte del jefe de planta (le daban más ventas, no tenían que hacer algunos trabajos que sí hacíamos las demás vendedoras…), y porque le plantaba cara a este sujeto y le decía que no era justo el trato que nos dispensaba”.  

El caso de Isabel saltó por los aires justo cuando despidieron a este compañero también acosado laboralmente, que demandó a la empresa. “Me citaron para testificar en el juicio y antes de que se celebrase me llamaron desde la dirección para pedirme explicaciones sobre por qué me iba a personar en el juicio. Ahí fue cuando expliqué que el despido de mi compañero era injusto y el acoso al que me estaba sometiendo el jefe de planta con sus insinuaciones y tocamientos”, expone Isabel. El jefe de personal se limitó a decirle a Isabel que el presunto acosador era “muy simpático” y “que no le hiciera caso y siguiese”.

Corte ingles santiago
El Corte Inglés de Santiago de Compostela

En la misma línea, el jefe de personal le advirtió que si iba al juicio –finalmente este no se celebró porque las partes llegaron a un acuerdo- podría traerle “consecuencias”. Además, por estas fechas también fue cuando, tal y como recoge la sentencia, desde la dirección coaccionaron a su marido por “no saber controlar a su mujer”, al que le llegaron a hacer elegir entre su matrimonio o su empleo. “No pusieron en marcha ni el protocolo de prevención de riesgos para cambiarme de planta y alejarme de esta persona; creo que en el fondo lo que querían era ver si yo aguantaba o si estallaba para que marchase”, agrega Isabel.

Sobre los motivos que llevaron a Isabel a ocultarle a su marido el acoso que estaba sufriendo ella explica que su intención era “protegerlo” y evitar más problemas en la empresa, ya que su marido y su acosador compartían categoría y “se veían siempre en las reuniones”. “Cuando cogí la baja nunca le dije que era por el acoso sexual, lo supo después cuando se inició el CISA (Comisión de Intervención en Situaciones de Acoso), que fue el momento en el que desde la empresa empezaron a atacar a mi marido”, denuncia Isabel.

En ese sentido, la afectada argumenta que ella no se percató de que estaba sufriendo acoso sexual hasta que fue al médico a pedir la baja. “Fue el doctor el que me dijo que la situación que estaba viviendo yo se correspondía con un caso de acoso sexual, yo sabía que no era normal pero no podía ponerle un nombre”, razona la víctima, que también hace hincapié en que en la empresa nunca recibieron formación para afrontar y prevenir este tipo de casos “más allá de una charla de media hora”. Roberto Alonso reitera en ese sentido la falta de formación de las trabajadoras y la poca implicación de la empresa para evitar este tipo de casos.

ISABEL ERA LA PUNTA DEL ICEBERG

Pero a raíz de la investigación interna del CISA se constató no solo que Isabel estaba siendo acosada, sino que otras compañeras suyas estaban recibiendo el mismo trato vejatorio. “El comité cuando entrevistó a jefes y compañeros por mi denuncia vio que había más vendedoras acosadas, pero yo no lo sabía”, matiza la denunciante, que advierte que los comportamientos obscenos del presunto acosador iban dirigidos también a las clientas con comentarios como “que polvazo tiene esa” o “lo que te hacía con esos morritos”.

Todas las compañeras detectadas por el CISA estaban siendo molestadas por el mismo individuo, que lejos de ser castigado por la empresa incluso fue ascendido. “En el propio informe de la comisión de acoso, que fue brutal y demoledor, se detectaron más mujeres afectadas, lo que es muy grave no solo por la parte del acosador, sino también por parte de la dirección, que siendo conocedora de los hechos no actuó antes”, señala Roberto Alonso.

Con todo, el clima de miedo que describe como predominante en la empresa, donde por sistema dice se silenciaba y castigaba a las víctimas, impidió a otras personas acosadas a denunciar lo ocurrido “por miedo” al ver que los trabajadores que sí se atrevieron a dar ese paso “tuvieron que abandonar la empresa”. Por otro lado, Isabel indica que algunas de las trabajadoras acosadas ya no pertenecen a la empresa o cambiaron su situación dentro de la compañía, si bien la firma no facilitó a ninguna de ellas la salida o el cambio de departamento. Cabe destacar que, como señala Isabel, “algunas trabajadoras no tienen recursos suficientes o su situación personal les impide meterse en barullos legales”, motivos que las echan atrás a la hora de ir contra un gigante como El Corte Inglés.

MISMO MODUS OPERANDI

Sin embargo, y aunque el centro comercial compostelano pudiera parecer un caso aislado, en Galicia se han registrado otros episodios de acosos sexual en centros del Corte Ingles donde la compañía también intentó minimizar el escándalo. En 2018 la empresa fue condenada por el TSXG por consentir el acoso a una trabajadora del outlet coruñés de Altamira por parte de un superior.  “Ellos tienen este tipo de plantilla formada a la que dan alas a los acosadores, porque si no tendrían que cortarlo ya, porque pasa en Vigo, en A Coruña, en todos los centros de Galicia”, lamenta Isabel.

Por esto, Isabel pone el foco sobre la cúpula de la empresa, porque a pesar de despedir a algunos de los implicados después de que el programa Salvados se hiciese eco de su denuncia, El Corte Inglés argumentó que los despidos se debían al “proceso de reestructuración” que la empresa está acometiendo a nivel nacional. “Si tuvieran un poco de decencia lo admitirían, El Corte Inglés no ha reconocido el acoso y se escudan en que los despidos responden a temas administrativosEs una empresa que está podrida y que debe de ver como algo normal el acoso a una vendedora”, reprende Isabel. 

En la misma línea, desde la CIG argumentan que aunque ese proceso de renovación ha llevado a mujeres a ocupar altos cargos dentro de la compañía, El Corté Inglés sigue siendo “una empresa muy machista y muy feminizada, que daba por hecho que la mujer debe sufrir ese tipo de acoso como algo normal”. Aunque Galiciapress intentó contactar con la dirección del centro compostelano para concer su versión sobre el caso, de momento no hemos recibido respuesta a nuestra consulta. 

Isabel salvados
Isabel junto a Gonzo en el programa Salvados

Con todo, y a pesar de los despidos, Isabel señala que aún hay personas que pertenecían al círculo de su acosador e implicadas en el caso que todavía siguen formando parte del centro comercial santiagués. “Siguen los mismos jefes que estaban con él, todavía hay empleados que acosan a las vendedoras, los trabajadores que tenían trato de favor con él aún lo mantienen, y los compañeros con los que mantengo contacto me dicen que allí no ha cambiado nada”, subraya Isabel.

Ahora, con el juicio ya a punto de celebrarse, Isabel espera que este camino que la ha llevado hasta aquí concluya con una sentencia en la que tanto el acosador como los implicados salgan “culpables de acoso sexual y que eso figure en su expediente”. Además, la víctima cree que si la compañía admitiese su culpa y mostrase arrepentimiento “podríamos pensar que algo está cambiando, pero en lugar de eso lo tapan”. “Ojalá pueda cambiar algo, por toda la gente que queda allí y sufre acoso pero aguanta y llora en silencio por miedo a que la despidan”, dice Isabel, sin mucha esperanza de que las cosas vayan a cambiar de puertas adentro en El Corte Inglés. “Es algo ilusorio”, concluye Isabel. 

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