El candidato del PP a repetir como presidente del Gobierno se sometió este sábado a las preguntas de varios ciudadanos en el programa La Sexta Noche. En total, junto a las del presentador, se le formularon una veintena de cuestiones, incluida la de José Benito, amigo suyo y marido de Ana Pastor sobre sus caminatas por Galicia en vacaciones. Rajoy alternó las respuestas de manual con otros momentos más espontáneos, como cuando aceptó llamar "ley mordaza" a la de seguridad ciudadana "porque así nos entendemos todos" o simplificó el fracking como "machacar una roca para extraer trocitos de petróleo y gas". De Rodrigo Rato dijo que no sabía qué decir.
Sobre la posibilidad de que no vuelva a gobernar ante una suma de partidos de la oposición, calificó de "muy fuerte" un hipotético pacto de PSOE, Ciudadanos y Podemos. Se negó a responder qué hará si necesita el apoyo de Albert Rivera. Insistió en que, "mientras no se demuestre lo contrario, Pedro Sánchez es el líder de la oposición" y atribuyó la apertura del socialista a pactar a que "no tiene mucha confianza en sus propias fuerzas".
La periodista Cristina Pardo probó que la insistencia de Rajoy en que para gobernar "al menos se tiene que haber sido concejal" no se sostiene ya que muchos candidatos y expresidentes no lo han sido. El jefe del Ejecutivo se justificó con que había sido "una forma de hablar" y que no había por qué hacer "una interpretación literal". A cuenta de la necesidad de la experiencia previa, el presidente se metió en un jardín sobre que la periodista pueda ser directora de la cadena en un futuro. "De momento, no la veo", dijo.
Violencia de género, un problema que les ocurre a las mujeres
María Morcillo, una mujer gallega de 55 años y en paro, recordó al jefe del Ejecutivo las muertes por violencia machista y le expresó su preocupación por la gravedad del problema. El presidente trató de responder insistiendo en que la denuncia es lo más importante y llegó a afirmar que de cada diez mujeres que lo hacen, "ocho arreglan el problema". Además recordó que es un problema fundamentalmente de mujeres.
Para convencer a las víctimas de que se atrevan a interponer la denuncia, el presidente se perdió en una serie de comentarios sobre "la vergüenza" que a algunas víctimas les da "porque les preocupa lo que van a decir de ellas" y lo "muchas y variadas que son las causas del problema". A partir de su visita al 016 y a una asociación especializada en mujeres adolescentes, dijo sentirse muy preocupado.
Ley mordaza "y así nos entendemos"
Beatriz, una valenciana que trabaja en una gestora cultural, le interrogó a propósito de la ley de seguridad ciudadana aprobada por el Gobierno y acabó refiriéndose a ella con la expresión "ley mordaza porque así nos entendemos". El presidente acabó haciendo lo mismo aunque negó que fuera anticonstitucional ni que vulnere los derechos de manifestación y libertad de expresión. "¿Podría saber qué tiene de malo, a quién perjudica?, dijo Rajoy, que defendió que en los meses que lleva en vigor se ha aplicado en un 85% en casos relacionados "con drogas y armas" y no a ninguna persona por protestar.
La dimisión y las calles de Málaga
Mariano, un empresario andaluz, preguntó a Rajoy si dimitirá si pierde y si se condena por corrupción a su partido. Como suele hacer en estos casos, aprovechó para elogiar la ciudad de Málaga, donde hizo su último acto de precampaña. "Estuve por la calle Larios y hacía una extraordinaria temperatura", llegó a decir. El ciudadano se lo agradeció, pero hizo notar que la respuesta no le había quedado clara. "Bueno, es que no le he respondido", admitió Rajoy.
Rodrigo Rato, "no sé qué decir"
El nombre del exvicepresidente, investigado por delitos de corrupción y blanqueo de capitales, salió a relucir en un par de ocasiones y Rajoy evitó decir nada, más allá de su intención de respetar lo que diga la justicia. "Conozco a Rato desde hace muchos años. No sé que decir, lo único, que decidan los tribunales". Al presentador le aseguró que no había mantenido ningún contacto con él para darle explicaciones de su caso. No hizo la menor referencia a la reunión que tuvo con el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, que tuvo que comparecer en el Congreso por el episodio. En general, definió la corrupción que ha azotado a su partido como "una pesadilla" que le ha hecho sufrir mucho.
Una mujer en La Moncloa
El mismo día que su número dos, Soraya Sáenz de Santamaría, aparecía en la revista Yo Dona afirmando que algún día España estará presidido por una mujer, Rajoy dijo que sí, pero que más adelante:"Estoy de acuerdo, pero me gustaría que fuera después de que yo dejara de ser presidente". La vicepresidenta ha sido la escogida para relevarle en el debate a cuatro que tendrá lugar en Atresmedia este lunes ya que él se limitará a hacerlo con Pedro Sánchez. Su imagen se ha potenciado en esta campaña con numerosas banderolas electorales ya que es la número dos de la lista del PP por Madrid.
El recurso a las bodas gay
Su oposición al matrimonio entre homosexuales persigue a Rajoy desde que su partido interpuso un recurso ante el Tribunal Constitucional. La asistencia del jefe del Ejecutivo y de la dirección del PP a la boda de Javier Maroto demostró la incomodidad por explicar la posición política ante el asunto, que en el PP se da por enterrado. "El Tribunal Constitucional ya ha fallado, dijo que era constitucional y yo no tengo intención de modificarla", contestó. La joven insistió: "Entonces, ¿lo que hicieron no estuvo bien?". Tuvo que conformarse con la siguiente respuesta: "No la voy a cambiar, lo demás ... pues usted misma".
El 1% de contratos precarios
La principal baza del PP para su campaña es la insistencia en la recuperación económica y la creación de empleo estable. Una estudiante que encadenaba contratos por horas, como su padre y su hermano, le preguntó por su problema. El presidente afirmó que el 75% del empleo en España es indefinido y que "solo el 1% de los contratos" son temporales y mal pagados. Para corregir esa situación, el candidato del PP insistió en sus promesas de aumentar la tarifa plana de 500 euros exentos de cotizar a la Seguridad Social durante cuatro años.
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