Ni los homosexuales, ni los refugiados ni la unidad de un país aparecen como tal en los textos sagrados de la Iglesia Católica. Los sermones religiosos contienen enseñanzas de los llamados padres de la Iglesia sin embargo, el cardenal arzobispo Antonio Cañizares ha hecho del púlpito de la Catedral de Valencia un altavoz contra lo que considera contrario a la doctrina religiosa rozando, incluso, la descalificación y el insulto.
Tanto es así, que sus declaraciones contra varios sectores de la sociedad no solo generan polémica sino que llegan, incluso, a oídos del Papa Francisco, que hace poco más de una semana se reunió con Cañizares en lo que muchos ven un intento de frenar el avance de la línea dura de algunos obispos y cardenales por el contenido de sus discursos. La alarma saltó hace dos semanas cuando el cardenal arzobispo de Valencia defendió la familia critiana ante la "importante escalada del imperio gay y ciertas ideologías feministas" en una misa.
Denuncias por incitar al odio
Sus palabras no solo no pasaron desapercibidas sino que recibió varias denuncias de plataformas feministas por incitar al odio con estos comentarios, en los que culpó a una parte "de dirigentes políticos" de querer acabar con la familia que es, según aseguró, "donde está el futuro del hombre y de la humanidad". Tras esto, el Papa le llamó a capítulo como toque de atención tal y como ocurrió hace junto un año con las religiosas Teresa Forcades y Lucía Caram por la incompatibilidad entre su exposición mediática y los principios del catolicismo.
Ante las críticas, decenas de feligreses le ovacionaron poco después en la catedral valenciana por la que consideran una "valiente defensa de la familia cristiana". Sin embargo, de poco ha servido el tirón de orejas del Pontífice ya que este fin de semana pidió durante un procesión desobedecer las leyes basadas en la igualdad de género al considerar que emanan de "la ideología más insidiosa y destructora de la humanidad de toda la historia".
El PP apoya sus opiniones
A la desaprobación de varios colectivos sociales se suma también las críticas del Gobierno de la Comunidad Valenciana, cuyo presidente, Ximo Puig, ha acusado públicamente a Cañizares de "fomentar el odio" y "entorpecer" el deseo de una "sociedad abierta, inclusiva y diversa", un discurso que comparte la vicepresidenta Mónica Oltra, que le exigió que abrirera "un poco su corazón a diferentes formas de amar".
Frente a estas acusaciones, varios miembros del PP han salido en defensa del cardenal Cañizares tras su advertencia de la escalada del imperio gay en España. Entre ellos está la presidenta del PP valenciano, Isabel Bonig, que le mostró públicamente su apoyo personal al firmar una petición para poner fin a "una campaña del Tripartido a la valenciana (PSOE, Compromis y Podemos)". "Todo no puede valer. No debe", argumentó la 'popular', que fue una de las más de 1.865 firmantes de un manifiesto que alertaba de que la izquierda valenciana "lleva tiempo descalificándolo y tachándolo de homófobo" cuando solo pretendía, dicen, defender a la familia.
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