Trabajaba media jornada en el Lizarrán de Área Sur hasta que recibió un burofax a final de agosto con su carta de despido. Llevaba cuatro meses de baja, con depresión nerviosa, según ella, provocada por la presión a la que fue sometida tras pedir que se cumpliera el convenio de hostelería. La joven, que no quiere dar su nombre por miedo a represalias, fue contratada para la campaña de Navidad con un contrato de obra y servicio, asegura la afectada, por lo que buscará la nulidad del despido.
La trabajadora, en marzo, decidió crear la sección sindical de CNT en la empresa, sindicato al que está afiliada. Y ahí, cuenta, empezaron sus problemas. “El último día me acorralaron diciéndome que trataba mal a los clientes, que no sabía trabajar con presión, para forzar mi marcha… y antes de que existiera la sección sindical era maravillosa”, relata. A partir de entonces empezó a tener a los compañeros en contra. “El dueño me hacía responsable de no darle horas extra al resto por pedir que se cumpliera el convenio”, señala. La exempleada añade: “Muchos se lo creyeron y una compañera me dijo que le iba a quitar el pan de sus hijos”.
Ella asegura que estaban “obligados” a “hacer el 25% de las horas semanales gratis”, por lo que si tenían contrato de 20 horas, hacían otras ocho sin cobrarlas. “Y las horas extra de más las pagaba a cinco euros”, señala. “El jefe chantajeó a mis compañeros, les dijo que si cumplía el convenio tenía que cerrar”, insiste la empleada, que cree que ha sufrido “un castigo por exigir el cumplimiento del convenio” y querer cobrar las horas que le corresponden.
El franquiciado de la marca, Vicente Q.C., niega que haya habido problemas. “Tenía un contrato eventual, se terminó y no ha renovado”, explica. “Todo es legal”, asegura, y añade que “no hay ningún tipo de conflicto” y que miembros de la CNT le amenazaron verbalmente. “Este sindicato siempre busca excusas para buscar conflicto”, asegura. La empresa, señala el franquiciado, “la ha tratado siempre con el máximo respeto, no puede decir que se ha coartado su libertad sindical”.
Vicente Q.C. reconoce que alguna vez “los compañeros le han recriminado alguna cosa con la que no estaban de acuerdo”, pero nunca “se le ha acosado, en absoluto”. El empresario hostelero asegura desconocer el motivo de su depresión e insiste en que nunca se le ha impedido celebrar alguna reunión sindical o colgar alguna pancarta. Respecto a la realización de horas extra sin cobrar asegura que “no es cierto” y que “ningún otro trabajador tiene problemas”.
La exempleada sigue de baja tomando medicación y asegura que “va para largo”. De momento tiene reconocida una incapacidad temporal, aunque no descarta que le den la total. Cuando se recupere asegura que denunciará la situación y que pedirá la nulidad del despido, además de la reclamación de cantidades, ya que calcula que ha trabajado 160 horas sin cobrar. “Me da rabia tener que estar así por pedir mis derechos, como si fuera la culpable”, declara.
Desde la CNT aseguran que “el jefe disfraza el despido como un fin de contrato, pero nosotros insistimos en que es delegada sindical y sería nulo”. “La legislación laboral dice que un contrato en fraude de ley debe pasar a indefinido”, añaden. El sábado 17 de septiembre, a las 12:30 horas, tienen previsto realizar una concentración en las inmediaciones de Área Sur para protestar por este despido.
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