La Diputació de València ha cerrado el ejercicio de 2017 con un resultado presupuestario de 34.215.159,17 euros. Una liquidación positiva, con un «mal llamado» superávit, según explica el diputado de Hacienda, Toni Gaspar, que se destinará, «como siempre», a los ayuntamientos, «aunque aún falta saber de qué manera, a la espera de que Montoro se pronuncie acerca de cómo se puede gastar ese dinero».
La liquidación presupuestaria de este año significa, además, el inicio de una nueva etapa: la Diputació dejará de estar sujeta al control de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF). «Hemos cumplido todos y cada uno de los objetivos del Plan Económico Financiero (PEF), lo que significa que este 2018 dejamos de estar sujetos a este tipo de planes», ha subrayado Gaspar.
Los buenos resultados en las cuentas anuales de la Diputació han sido posibles porque se ha producido un aumento de ingresos que ha venido acompañado por una contención del gasto. «Estamos amortizando la deuda, lo que se traduce en una disminución del pago de intereses», describe el diputado, quien también hace hincapié en esa mayor participación en impuestos del Estado, principal fuente de ingresos de la corporación. «Si el Estado recauda más, nosotros ingresamos más».
La gestión de la Diputació ha permitido obtener este ‘superávit’ sin incrementar las tasas (al contrario, se han bajado, por ejemplo, las tasas de la gestión tributaria que se presta a los ayuntamientos), y sin recortar las ayudas que llegan a los municipios a través de los diferentes planes provinciales. Este 2018, además, «todas las convocatorias habrán salido en el primer trimestre del año, lo que permitirá una mayor agilidad a la hora de hacer llegar los recursos a todos los municipios de la provincia».
Este cambio se produce tras un año de intenso trabajo llevado a cabo desde el área de Hacienda que ha desembocado en el primer Plan Estratégico de Subvenciones de la Diputació de València.
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