La repulsa entre los empleados de Google por el empleo de sus últimos avances en inteligencia artificial a un proyecto militar crece. Más de 3.100 empleados de la compañía suscribieron una carta el mes pasado contra la decisión de su cúpula de colaborar con el Pentágono y el Gobierno de EEUU. Ante la decisión de su director ejecutivo, Sundar Pichai, de continuar dicha relación, varios trabajadores han dado un paso más y han decidido dejar la empresa.
Al menos doce de ellos han dimitido en las últimas horas, han informado varias fuentes al portal especializado en tecnología Gizmodo, que también reveló en primer lugar la relación entre Google y el Pentágono. Los motivos que han expresado en las cartas de renuncia se centran en sus preocupaciones éticas por el trasvase de conocimiento de la compañía a proyectos con fines bélicos, pero también en la imagen que Google deja ante sus usuarios al verse involucrado en el desarrollo de tecnología militar.
La contribución de Google a la maquinaria bélica estadounidense gira alrededor de una investigación conocida como Project Maven. Se trata de la aplicación de inteligencia artificial a la revisión de las miles de horas de vídeo y millones de imágenes que el Pentágono recopila a través de sus cámaras de vigilancia y drones. Resulta imposible para los analistas del Pentágono visualizar todao ese material obtenido en sus misiones de espionaje, así que el Gobierno de EEUU quiere que la inteligencia artificial aprenda a hacerlo.
Google está colaborando con ese proyecto y aplicando sus conocimientos para desarrollar un sistema automático que detecte cuestiones de interés y, además, lo haga cada vez mejor cuantas más imágenes y vídeos procese. Similar, salvando las distancias, al aprendizaje automático del buscador de Google y sus otras aplicaciones analizando la información que dejan las miles de millones de interacciones con sus usuarios cada día.
"Identificar objetivos"
Hace tres meses que los empleados de Google se enteraron de la colaboración de su empresa con el Pentágono. El hecho de que la compañía siempre haya promocionado la cultura abierta y alentado a sus trabajadores a que debatan las decisiones con las que no estén de acuerdo ha favorecido que la tensión por la posible utilización de su trabajo para fines bélicos vaya en aumento.
Google explicó que su tecnología no está siendo usada para permitir al Gobierno de EEUU "identificar objetivos", pero como reveló el New York Times, la compañía rechaza hacer público su contrato con el Pentágono para probarlo. Hasta el momento, ni EEUU ni Google han proporcionado información que impida pensar que el sistema que desarrollan conjuntamente pueda ser completamente militarizado y determinar ataques aéreos y asesinatos selectivos.
"No podemos externalizar la responsabilidad moral de nuestras tecnologías a terceros. Los valores declarados de Google lo dejan claro: cada uno de nuestros usuarios confía en nosotros. Nunca arriesgues eso. Nunca. Este contrato pone en riesgo la reputación de Google y se encuentra en oposición directa a nuestros valores fundamentales. No es aceptable desarrollar esta tecnología y ayudar al gobierno de EEUU en la vigilancia militar, con resultados potencialmente letales", denunciaron los empleados de Google en su misiva a Pichai.
Esos trabajadores también señalaban que la colaboración de otras compañías como Amazon o Microsoft con el Pentagono no lo hacía menos arriesgado para ellos. "El lema de Google es Don't Be Evil (No seas malvado)", recordaban a Pichai. Según un portavoz del Pentágono, Project Maven tiene un coste de 70 millones de dólares. Google tiene unos 70.000 empleados en todo el mundo.
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