Adolf Hitler es uno de los personajes históricos que más repugnancia despiertan por su ideales morales y, especialmente, por sus crímenes atroces contra la humanidad, pero también uno de las figuras que más curiosidad generan. Algunos datos sobre su personalidad continúan siendo un enorme misterio pero otros, como los que giran en torno a su sexualidad, acaban de ser desvelados con la publicación de un informe de 68 páginas elaborado en 1942 por el antropólogo Henry Field para la Oficina de Servicios Estratégicos, precursora de la famosa CIA, según difundía el diario británico Daily Star el pasado lunes.
El informe, secreto durante 76 años, contó con las declaraciones del alemán Ernst Sedgwick, amigo íntimo del dictador durante la década de los años 20 y de los años 30. Gracias a las confidencias de este mecenas del nacionalsocialismo, que terminaría distanciándose del círculo de poder nazi, podemos conocer ahora que Hitler experimentó una "racha homosexual" durante su juventud y que “su vida sexual, al igual que su perspectiva política, es doble: es la vez homosexual y heterosexual”, según recoge este documento bomba al que ha tenido acceso el Daily Star y que radiografía algunos aspectos esenciales del 'Führer', incluido su supuesto sadomasoquismo.
El texto sugiere además que existía una “afinidad” entre el Hitler y Rudolf Hess —otra figura clave del nazismo que el propio documento revela como travesti— hasta el punto de que habrían mantenido “una relación sexual”. "Durante su encarcelamiento en 1923, el líder nazi comenzó a sentir afinidad por Hess tras pasar un periodo de aislamiento y privación sexual”, dice textualmente el informe, que también afirma que el líder del Tercer Reich residió durante su juventud artística en un albergue austriaco "donde los hombres de edad avanzada acudían a buscar hombres jóvenes para tener con ellos placeres homosexuales".
De ser ciertas estas declaraciones históricas, Hitler asesinó a miles de homosexuales porque había reprimido duramente su propia sexualidad hasta llegar a niveles mortales de toxicidad sexual. Sin embargo, debemos leer con pinzas este tipo de informaciones: hay muchísimos casos a lo largo de la historia en que se ha utilizado la homosexualidad como arma para desprestigiar a un adversario. Por ejemplo, como apunta la historiadora feminista Linda Nochlin, durante la época colonial se asimiló a los líderes egipcios como homosexuales lujuriosos, y así legitimar la conquista porque estaban liberando el país de un líder decadente y sexualmente reprobable. En caso que Hitler fuera bisexual, la noticia debe orbitar en cómo su represión sexual provocó una matanza en masa el colectivo, y no usar esta hipotética orientación sexual como sinónimo de burla, insulto o mecanismo de desprestigio.
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