Alrededor de las 18:10, justo cuando las decenas de jóvenes que se habían acercado a las puertas del Congreso comenzaban a leer el manifiesto en el que se autodenominan "la generación condenada", en el centro de Madrid ha comenzado a granizar. Estaban ya haciendo una sentada y, lejos de correr para refugiarse, han gritado más fuerte: "Este tiempo, en abril no es normal". Protestaban por la falta de compromiso político ante el cambio climático.
Es el quinto viernes que salen a la calle en Madrid –en otras ciudades comenzaron semanas antes–, después de el primer encuentro en la capital del movimiento Fridays for Future, el 1 de marzo, y la jornada de huelga llamada '15m verde', que congregó a miles hace 3 semanas. Siguen los pasos de Greta Thunberg, la sueca de 16 años que desde agosto los viernes no va al instituto para pedir medidas contra el calentamiento global y que ha inspirado la movilización en toda Europa.
Ahora la mayoría de los jóvenes que acuden son universitarios –al principio participaban más alumnos de secundaria–, y algunos faltan a clase y otros no: hace días votaron cuándo les parecía mejor hacer la manifestación, por la tarde o por la mañana. Para que más gente pudiera acudir y favorecer "la conciliación", explicaba Irene, entre todos decidieron que por la tarde.
A la de este 5 de abril en Madrid han acudido unos 40 jóvenes –algunos con sus mascotas–, y unas cuantas Madres por el Clima –por quienes sobre todo pensaban en la conciliación–, que hoy celebran que son "cada vez más por todo el Estado" y que no quieren mantener a sus niños al margen de una causa que a ellos también les toca.
"No sabemos cómo hacerlo, pero tenemos que cambiarlo"
Esta tarde ha habido menos afluencia que el primer día pero la mayoría lo achacan a la lluvia "que siempre desanima". También muchos, como Rosalía, destacan que "lo importante es que no paramos y que cada viernes y en asambleas unos cuantos seguimos".
Hay muchos asistentes que ya son asiduos, como Amara, que solo ha faltado a alguna cita "si tenía alguna actividad obligatoria en la facultad, si no he venido". "Somos muy jóvenes", razonaba ella, "no sabemos muy bien cómo hacerlo, pero tenemos el convencimiento de que tenemos que cambiarlo. Porque si no, va a cambiar el clima solo, ya lo estamos viendo. El cambio climático es imparable".
Durante el encuentro se han repetido los cánticos que ya son míticos para Fridays for Future y su entidad hermana, Juventud por el Clima, como "no hay planeta B", "ni un grado más, ni una especie menos" o "sin nosotros no hay futuro". También varios en inglés. Igualmente, entre los manifestantes los argumentos se repetían: 2030 es la fecha límite, las instituciones tienen que escuchar a la ciencia y "esto es nuestro granito de arena, para que se den cuenta. Nosotros podemos quejarnos, pero no podemos parar el cambio. Tiene que llegar a quien sí puede", decía Miren.
De momento, ante todo piensan en seguir saliendo todos los viernes. Después de la manifestación tenían una asamblea para planear el siguiente y, quizá, alguna acción más. "Creo que es importante incidir en que lo que hacemos los viernes se extienda al día a día, que cada uno desde nuestro lugar defendamos lo que predicamos los viernes a toda la semana", pensaba Rosalía, que se define como integrante del movimiento –no tienen líderes oficiales–.
Algunos también hablan de aprovechar que comienza la precampaña para introducirse en ella y que las políticas por el clima entren en agenda. "Los pactos a los que se ha llegado hasta ahora no son suficientes para la emergencia que vivimos. Tenemos que plantear qué vamos a pedir, qué tienen que cumplir. Los jóvenes vamos a votar a quien se haga cargo del planeta que vivimos, de la sociedad que habitamos", continuaba Rosalía. A las 19:30, para cuando estaba previsto que comenzara la asamblea en la que decidir sus siguientes pasos, en Madrid ya brillaba el sol.
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