Público sacaba ayer este artículo blogs.publico.es/strambotic/2019/04/murcia-que-facha-eres/
donde indagaba sobre las razones de que la derecha haya sacado un 65%
de votos en nuestra región y Vox haya rozado el 19%, llegando a ser la
fuerza más votada en pueblos como Torre Pacheco. Durante mis 34 años he
vivido casi ininterrumpidamente en Murcia (sólo 2 años abandoné esta
tierra para hacer el doctorado en Bolonia) y creo que el análisis de
Público es incompleto. He aquí las razones por las que Murcia vota tan
masivamente a la derecha y Vox ha obtenido un excelente resultado:
-La Arcadia feliz del ladrillo. No pocas veces he escuchado a gente muy humilde rogar para que el PP vuelva a tener mayoría absoluta en el Gobierno nacional, aduciendo que entonces se podrá volver a construir a lo bestia como antes y se generará empleo bien pagado. Y es que a finales de los 90 y principios del siglo XXI, en Murcia se edificaba como si no hubiera un mañana.
Urbanizaciones, campos de golf, bloques de apartamentos playeros, nuevos barrios que salían de la nada en numerosas ciudades de la Región...y el currante medio se sacaba sus 2000 euros (1000 en A y 1000 en B) partiéndose el lomo en la construcción. En una región tan pobre como ésta, muchos consideraban este modelo como el paraíso. No se fijaban en las consecuencias medioambientales, ni en el boom inmobiliario que ello iba a provocar, ni en los delitos económicos y de corrupción que rodearon a tantas constructoras y políticos, ni en que ese modelo era pan para hoy y hambre para un mañana muy próximo...a la gente sólo le importaba que a final de mes se iban con sus 2000 euros a casa para gastárselos en ropa, en el bar o en comprarse otro coche.
La cosa se torció cuando las constructoras empezaron a dar quiebra y a dejar a miles de trabajadores en la calle con varias nóminas impagadas. Sus administradores se replegaron al paraíso suizo, donde guardaban las millonadas que habían logrado en la era dorada de la construcción, y los obreros se quedaron con una mano delante y otra detrás. Pese a ello, la gente no quiere entender que, de explotarse ese modelo nuevamente, nos quedaríamos sin los pocos parajes naturales que nos quedan, y a los pocos años se volvería a reproducir el mismo escenario. Por eso vuelven a votar a la derecha una y otra vez, esperando que el ladrillo les devuelva a la edad dorada que añoran.
-Los nacionalistas nos roban y nos desprecian. En Murcia tenemos muchos caciques que merecen nuestro odio. Pero mucha gente no se atreve a odiarlos porque les dan miedo. Y como tienen que odiar a alguien, piensan en Puigdemont y Junqueras. Durante muchos años, los caciques murcianos nos han incitado a odiar a esos supremacistas neonazis que viven en el norte y que consideran a los murcianos como homínidos trogloditas. Esos nacionalistas perversos presionan al Gobierno central para quedarse con la financiación que debería pertenecer a Murcia (nada que ver con las numerosas comunidades gobernadas por el PP que reciben una financiación muy superior a la murciana) y son responsables de nuestra pobreza.
Semejante discurso ha calado muy hondo en gran parte de los murcianos, que no tienen narices para enfrentarse a la red de caciques que tiene secuestrada la región, y se desahogan con Junqueras. Vox lo representa mejor que nadie, y por eso le han votado tanto. Nótese que el discurso del odio frente a los malvados norteños ya fue explotado con el tema hídrico (el famoso lema "Agua para Todos", explotado hasta la saciedad por el PP). Eso sí, cuando el PP logró el poder en las regiones que nos debían dar el agua, Rajoy dio órdenes al cacique Valcarcel (presidenta de Murcia) para que no volviese a pedir agua, porque los votos del norte son más numerosos que los de la región. Valcarcel dijo su mítica frase "estoy cansado de la guerra del agua" y siguió chupando del bote previo enterramiento de la sagrada lucha por el agua.
-La inmigración y la inseguridad ciudadana. En Murcia tenemos decenas de miles de inmigrantes. La inmensa mayoría son trabajadores explotados igual (o más) que cualquier murciano, que trabajan 60 horas por 800 euros en bares y campos de naranjos. Pero hay una minoría que delinque y carece del menor civismo. Siendo realistas, la inseguridad ciudadana es un problema en Murcia, y el deber del Gobierno es dar salidas o expulsar a ese sector minoritario de los inmigrantes. Cuando algún ministro progre dice desde su chalet de lujo que todos debemos convivir en armonía y no propone soluciones para ese problema, mucha gente se enfada por su hipocresía. Y Vox se aprovecha. Nótese que Torre Pacheco (donde Vox fue primera fuerza) es uno de los municipios con más inmigración de Murcia.
-Incultura, miedo y gregarismo. Es impopular decirlo, pero en Murcia son graves problemas. Una buena parte de nuestra población no ha salido aún de la primera mitad del siglo XX. El qué dirán, los convencionalismos sociales, el seguir a pies juntillas lo que está bien visto, el guardar las apariencias, el "yo no digo ná que luego tó se sabe", el "aquí todo el mundo va a su bola, tú haz lo mismo"...son terribles rémoras en nuestra región. Mucha gente piensa sólo en lucir trapos, tomarse el aperitivo en el bar de moda aunque le cueste la mitad del sueldo, comprarse un coche bonito para que al vecino le dé envidia, ir a las fiestas de guardar para que nadie le mire mal ni piense que es raro, hacer la pelota a la autoridad porque es la única forma de prosperar...en suma, nos han inculcado una mentalidad provinciana donde la superficialidad, el miedo a ser diferente y el conservadurismo son pilares centrales.
Esto provoca que mucha gente tenga una concepción del "orden natural" donde cada uno debe ir a lo suyo sin meterse en líos, gastarse el sueldo en baratijas que den envidia al vecino y vivir conforme dictan las tradiciones, sin cuestionarse nada ni mirar más allá de su ombligo. Es una mezcla de ceguera y miedo: ceguera porque renuncias a conocerte como individuo y explorar las alternativas a la forma de vida de tus abuelos, y miedo porque te da pánico cualquier alternativa política que pueda implicar un cambio, ya que ese cambio puede conllevar la tragedia de que te quiten el traje de noche y el coche con el que te vas a la playa los domingos. Como podéis adivinar, la derecha explota a la perfección esa mentalidad (que ella misma ha impulsado durante décadas) para seguir mandando.
-Atraso endémico. Mirad cualquier estadística y veréis que Murcia está a la cabeza en brecha entre ricos y pobres, fracaso escolar, pobreza infantil, salarios bajos, listas de espera en los hospitales...hay una verdad universal, y es que "el que no llora no mama". En Murcia, sojuzgados por nuestros caciques, hemos llorado muy poco, y de ahí viene ese brutal atraso. Hemos tolerado durante décadas que nuestros prebostes locales nos roben, nos exploten y nos droguen con pasteles de carne gratis el día del bando de la huerta. Ese clima de pobreza y subdesarrollo es el mejor caldo de cultivo para que la gente no alce los ojos al cielo para hacerse preguntas sobre si hay una forma de organización social mejor, y se limite a seguir mirando el surco que el amo le ha ordenado arar.
-Caciquismo extremo con importante influencia de grupos ultrarreligiosos. Murcia tiene tres amos, que en orden de importancia son El Pozo, la UCAM (universidad católica de Murcia) y el PP. Y tiene muchos caciques menores que se reparten por la universidad, el mundo empresarial, los colegios profesionales, el mundo de la Justicia...y, al más puro estilo feudal, todos estos caciques están interconectados. Cada uno tiene su ámbito de influencia, y recibirá el apoyo del resto de caciques siempre que no les pise el terreno y se limite a mandar en su feudo. Como regla general, los caciques usarán su influencia para inculcar a los murcianos que deben votar a quienes ellos decidan o Murcia se hundirá, trasladarán las fábricas a Marruecos, habrá miles de parados...
Esto tiene una gran importancia en el ascenso de Vox. Hasta ahora la UCAM (dominada por el grupo ultrarreligioso de los kikos) había apoyado al PP, pero se han peleado debido a 1) que no les ampararon en la construcción sin licencia un nuevo campus www.laverdad.es/murcia/ucam-alega-apoyo-20190430145232-nt.html y 2) que el líder de la UCAM encontró a un partido cuyo fundamentalismo religioso eclipsaba al del PP. UCAM y kikos han hecho una decidida campaña a favor de Vox. y ahí tenemos los resultados.
-Decadencia extrema del PP. Nuestro presidente regional es un nini sin la inteligencia ni la cultura más elementales, que imita a los payasos de la tele. Aquí os cuento su historia www.meneame.net/story/hay-tantos-ninis-cabeza-estas-elecciones-general Éste es otro de los motivos del apoyo a Vox. Hay muchos murcianos que se sienten decididamente de derechas, pero pese a sus enormes tragaderas no pueden votar a semejante esperpento. Y han preferido a Abascal, que tampoco anda muy allá pero está un poquito por encima en la escala evolutiva en cuanto a intelecto se refiere.
-La Arcadia feliz del ladrillo. No pocas veces he escuchado a gente muy humilde rogar para que el PP vuelva a tener mayoría absoluta en el Gobierno nacional, aduciendo que entonces se podrá volver a construir a lo bestia como antes y se generará empleo bien pagado. Y es que a finales de los 90 y principios del siglo XXI, en Murcia se edificaba como si no hubiera un mañana.
Urbanizaciones, campos de golf, bloques de apartamentos playeros, nuevos barrios que salían de la nada en numerosas ciudades de la Región...y el currante medio se sacaba sus 2000 euros (1000 en A y 1000 en B) partiéndose el lomo en la construcción. En una región tan pobre como ésta, muchos consideraban este modelo como el paraíso. No se fijaban en las consecuencias medioambientales, ni en el boom inmobiliario que ello iba a provocar, ni en los delitos económicos y de corrupción que rodearon a tantas constructoras y políticos, ni en que ese modelo era pan para hoy y hambre para un mañana muy próximo...a la gente sólo le importaba que a final de mes se iban con sus 2000 euros a casa para gastárselos en ropa, en el bar o en comprarse otro coche.
La cosa se torció cuando las constructoras empezaron a dar quiebra y a dejar a miles de trabajadores en la calle con varias nóminas impagadas. Sus administradores se replegaron al paraíso suizo, donde guardaban las millonadas que habían logrado en la era dorada de la construcción, y los obreros se quedaron con una mano delante y otra detrás. Pese a ello, la gente no quiere entender que, de explotarse ese modelo nuevamente, nos quedaríamos sin los pocos parajes naturales que nos quedan, y a los pocos años se volvería a reproducir el mismo escenario. Por eso vuelven a votar a la derecha una y otra vez, esperando que el ladrillo les devuelva a la edad dorada que añoran.
-Los nacionalistas nos roban y nos desprecian. En Murcia tenemos muchos caciques que merecen nuestro odio. Pero mucha gente no se atreve a odiarlos porque les dan miedo. Y como tienen que odiar a alguien, piensan en Puigdemont y Junqueras. Durante muchos años, los caciques murcianos nos han incitado a odiar a esos supremacistas neonazis que viven en el norte y que consideran a los murcianos como homínidos trogloditas. Esos nacionalistas perversos presionan al Gobierno central para quedarse con la financiación que debería pertenecer a Murcia (nada que ver con las numerosas comunidades gobernadas por el PP que reciben una financiación muy superior a la murciana) y son responsables de nuestra pobreza.
Semejante discurso ha calado muy hondo en gran parte de los murcianos, que no tienen narices para enfrentarse a la red de caciques que tiene secuestrada la región, y se desahogan con Junqueras. Vox lo representa mejor que nadie, y por eso le han votado tanto. Nótese que el discurso del odio frente a los malvados norteños ya fue explotado con el tema hídrico (el famoso lema "Agua para Todos", explotado hasta la saciedad por el PP). Eso sí, cuando el PP logró el poder en las regiones que nos debían dar el agua, Rajoy dio órdenes al cacique Valcarcel (presidenta de Murcia) para que no volviese a pedir agua, porque los votos del norte son más numerosos que los de la región. Valcarcel dijo su mítica frase "estoy cansado de la guerra del agua" y siguió chupando del bote previo enterramiento de la sagrada lucha por el agua.
-La inmigración y la inseguridad ciudadana. En Murcia tenemos decenas de miles de inmigrantes. La inmensa mayoría son trabajadores explotados igual (o más) que cualquier murciano, que trabajan 60 horas por 800 euros en bares y campos de naranjos. Pero hay una minoría que delinque y carece del menor civismo. Siendo realistas, la inseguridad ciudadana es un problema en Murcia, y el deber del Gobierno es dar salidas o expulsar a ese sector minoritario de los inmigrantes. Cuando algún ministro progre dice desde su chalet de lujo que todos debemos convivir en armonía y no propone soluciones para ese problema, mucha gente se enfada por su hipocresía. Y Vox se aprovecha. Nótese que Torre Pacheco (donde Vox fue primera fuerza) es uno de los municipios con más inmigración de Murcia.
-Incultura, miedo y gregarismo. Es impopular decirlo, pero en Murcia son graves problemas. Una buena parte de nuestra población no ha salido aún de la primera mitad del siglo XX. El qué dirán, los convencionalismos sociales, el seguir a pies juntillas lo que está bien visto, el guardar las apariencias, el "yo no digo ná que luego tó se sabe", el "aquí todo el mundo va a su bola, tú haz lo mismo"...son terribles rémoras en nuestra región. Mucha gente piensa sólo en lucir trapos, tomarse el aperitivo en el bar de moda aunque le cueste la mitad del sueldo, comprarse un coche bonito para que al vecino le dé envidia, ir a las fiestas de guardar para que nadie le mire mal ni piense que es raro, hacer la pelota a la autoridad porque es la única forma de prosperar...en suma, nos han inculcado una mentalidad provinciana donde la superficialidad, el miedo a ser diferente y el conservadurismo son pilares centrales.
Esto provoca que mucha gente tenga una concepción del "orden natural" donde cada uno debe ir a lo suyo sin meterse en líos, gastarse el sueldo en baratijas que den envidia al vecino y vivir conforme dictan las tradiciones, sin cuestionarse nada ni mirar más allá de su ombligo. Es una mezcla de ceguera y miedo: ceguera porque renuncias a conocerte como individuo y explorar las alternativas a la forma de vida de tus abuelos, y miedo porque te da pánico cualquier alternativa política que pueda implicar un cambio, ya que ese cambio puede conllevar la tragedia de que te quiten el traje de noche y el coche con el que te vas a la playa los domingos. Como podéis adivinar, la derecha explota a la perfección esa mentalidad (que ella misma ha impulsado durante décadas) para seguir mandando.
-Atraso endémico. Mirad cualquier estadística y veréis que Murcia está a la cabeza en brecha entre ricos y pobres, fracaso escolar, pobreza infantil, salarios bajos, listas de espera en los hospitales...hay una verdad universal, y es que "el que no llora no mama". En Murcia, sojuzgados por nuestros caciques, hemos llorado muy poco, y de ahí viene ese brutal atraso. Hemos tolerado durante décadas que nuestros prebostes locales nos roben, nos exploten y nos droguen con pasteles de carne gratis el día del bando de la huerta. Ese clima de pobreza y subdesarrollo es el mejor caldo de cultivo para que la gente no alce los ojos al cielo para hacerse preguntas sobre si hay una forma de organización social mejor, y se limite a seguir mirando el surco que el amo le ha ordenado arar.
-Caciquismo extremo con importante influencia de grupos ultrarreligiosos. Murcia tiene tres amos, que en orden de importancia son El Pozo, la UCAM (universidad católica de Murcia) y el PP. Y tiene muchos caciques menores que se reparten por la universidad, el mundo empresarial, los colegios profesionales, el mundo de la Justicia...y, al más puro estilo feudal, todos estos caciques están interconectados. Cada uno tiene su ámbito de influencia, y recibirá el apoyo del resto de caciques siempre que no les pise el terreno y se limite a mandar en su feudo. Como regla general, los caciques usarán su influencia para inculcar a los murcianos que deben votar a quienes ellos decidan o Murcia se hundirá, trasladarán las fábricas a Marruecos, habrá miles de parados...
Esto tiene una gran importancia en el ascenso de Vox. Hasta ahora la UCAM (dominada por el grupo ultrarreligioso de los kikos) había apoyado al PP, pero se han peleado debido a 1) que no les ampararon en la construcción sin licencia un nuevo campus www.laverdad.es/murcia/ucam-alega-apoyo-20190430145232-nt.html y 2) que el líder de la UCAM encontró a un partido cuyo fundamentalismo religioso eclipsaba al del PP. UCAM y kikos han hecho una decidida campaña a favor de Vox. y ahí tenemos los resultados.
-Decadencia extrema del PP. Nuestro presidente regional es un nini sin la inteligencia ni la cultura más elementales, que imita a los payasos de la tele. Aquí os cuento su historia www.meneame.net/story/hay-tantos-ninis-cabeza-estas-elecciones-general Éste es otro de los motivos del apoyo a Vox. Hay muchos murcianos que se sienten decididamente de derechas, pero pese a sus enormes tragaderas no pueden votar a semejante esperpento. Y han preferido a Abascal, que tampoco anda muy allá pero está un poquito por encima en la escala evolutiva en cuanto a intelecto se refiere.
No hay comentarios:
Publicar un comentario