Los miembros de Ciudadanos que han acudido al Orgullo LGTBI, entre ellos Inés Arrimadas, Patricia Reyes e Ignacio Aguado, han abandonado finalmente la marcha escoltados por agentes de la Policía. El grupo no podía avanzar y ha estado alrededor de hora y media parado ante el bloque de manifestantes, que han hecho una sentada para impedirles el paso al grito de "No pasarán" y "Fuera, fuera".
Todo ha comenzado esta tarde, cuando alrededor de las 20.00 horas, un grupo de en torno a 15 personas ha irrumpido en el madrileño Paseo del Prado, a la altura de la Cuesta de Moyano, donde se encontraban los representantes de Ciudadanos para participar en el Orgullo. Como escapadas de Gilead, la sociedad patriarcal y religiosa que imaginó Margaret Atwood para El cuento de la criada, los manifestantes han salido al encuentro de los representantes de la formación vestidos con la capa y el gorro que caracteriza a los personajes.
Con gritos de "Maricas y bolleras también son clase obrera" o "Aquí están los amigos de Abascal", han dejado claro a Ciudadanos que no son bienvenidos en el Orgullo por "pactar con el fundamentalismo católico y homófobo". Entre los miembros de la formación, caras de "sorpresa" y cánticos de "No nos moverán" o "El Orgullo es de todos", como respuesta a la performance.
La protesta se ha situado delante de Ciudadanos durante el camino con gritos como "El aguilucho no es multicolor", "CiudadaVox" o "Ciudadanos, hipocresía", a los que se han unido los abucheos de los viandantes que se encontraban parados en el Paseo del Prado, que, con sonoros "Fuera, fuera", les pedían que abandonaran la manifestación porque "el Orgullo no se vende".
Una performance "para desenmascarar un cuentazo"
Bajo el título El cuento de Le ciudadane, este grupo ha querido desenmascarar "el cuentazo de un partido que se identifica de centro y performa de derecha, que se etiqueta de liberal y sale del armario con los fachas", según han difundido en un comunicado.
Además, también han querido enviar con esta acción un mensaje a la formación, que han rebautizado como "CiudadaVox": "Su presencia en la política española podría ser una distopía pero es real, y su cuento es en realidad el de aquella muleta moderna de los poderes económicos y mediáticos".
"Mientras se cuelgan la banderita arcoíris por acaparar alguna cuota de poder", ponen en riesgo derechos fundamentales de la comunidad "aliándose con partidos que públicamente expresan su homofobia y fundamentalismo religioso contra los cuerpos con los que hoy pretenden confraternizar", han denunciado.
La marcha ha puesto el acento, entre otras cosas, en la importancia de frenar a la extrema derecha y ha recorrido la distancia que separa Atocha de la madrileña plaza de Colón. En esta ocasión, Ciudadanos no podía acudir con una carroza, porque el partido no ha suscrito un documento de compromisos en el que los colectivos organizadores pedían, entre otras cosas, "no valerse de los votos de los partidos que defienden una ideología de extrema derecha para gobernar".
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