"Cada uno será lo que quiera, nada importa su vida anterior, pero juntos formamos Bandera, que da a La Legión el más alto honor". Esta estrofa de la 'Canción del Legionario', el Himno Oficial de la Legión, apela a los valores colectivos que les caracterizan y todos deciden respetar. Chari Cruz no entiende que los compañeros de su hijo hayan olvidado que la lealtad hacía su hijo es una divisa de la que han decidido prescindir.
Siente dolor y mucha rabia y por ello, reclama justicia desde su domicilio de Palma de Mallorca, municipio en el que nació su hijo Alejandro, fallecido de un disparo en el pecho el 25 de marzo en 2019, mientras con su unidad, el Tercio Don Juan de Austria de la Legión española, participaba en unas maniobras con fuego real en el campo de entrenamiento de Agost (Alicante).
Tras las investigaciones de la Guardia Civil en Alicante, el Tribunal Superior de Justicia Militar de Sevilla va a juzgar a los cuatro mandos y otros tantos soldados por intentar encubrir que el fallecimiento se produjo por un disparo directo en el pecho con un fusil HK G36.
Recuerda que tanto a ella como a su exmarido -expiloto militar y actual piloto de Salvamento Marítimo- les intentaron engañar ya que les aseguraron que su hijo había fallecido por un disparo de rebote; por un disparo accidental que le entró por la axila.
Alejandro Jiménez (al que todos conocían por Cruz, su segundo apellido) era un hombretón de 1,95 metros. La altura y el peso le venían muy bien para competir en su segunda pasión: el rugby. Una disciplina deportiva cuyos conocimientos trataba de transmitir a los niños que entrenaba.
Pero si su afición era el rugby, su principal vocación era ser militar. Y para ello, adelgazó 42 kilos, como recuerda su madre, quien también afirma que pese a poder haber entrado en la academia de suboficiales prefirió comenzar como soldado raso. "Lo quería mamar desde abajo", asegura con orgullo esta mujer que sigue sin entender el comportamiento del sargento autor del disparo, de un capitán, dos tenientes, un cabo y tres soldados de esta unidad de la Legión que tiene su base en Viator (Almería), y que según el juzgado de lo Togado Militar número 23 de Almería, instructor de los hechos, cometieron irregularidades y mintieron para obstruir la investigación.
Asegura que "con chulería y amenazas", los ocho militares procesados intentaron amedrentar a los agentes de la policía judicial de la Guardia Civll de Alicante que pidieron una segunda autopsia e investigaron la procedencia del disparo. Como también lo intentaron con un compañero legionario de su hijo que decidió contar lo que vio y de esta forma, se saltó el código de silencio impuesto por sus mandos.
"Son unos cínicos. Me mintieron en la cara, me dieron palmaditas en la espalda y el día del funeral se colocaron junto a la bandera y el féretro de mi hijo", añade esta mujer, rota por la perdida de su único hijo.
Chari insiste en que siente el mismo cariño por la Legión que sentía su hijo y por ello, no pretende que este procesamiento se convierta en una causa general contra esta unidad del Ejército de Tierra. Al contrario, se declara apoyada por la Legión, reconoce las muchas muestras de cariño que recibe, pero, con cierto desconsuelo, lamenta que no haya más compañeros de Alejandro que quieran contar la verdad.
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