En los últimos años, numerosos estudios científicos llamaron la atención sobre los perjuicios del consumo elevado de alimentos ultraprocesados. Entre sus efectos, se han destacado -entre otros- los relacionados con enfermedades cardíacas y metabólicas, diabetes y diversos tipos de cáncer.
Los alimentos ultraprocesados se asocian con más cáncer colorrectal y enfermedad cardiaca
Ahora, un trabajo realizado por científicos de Brasil ha venido a poner el foco sobre otro aspecto en el cual los ultraprocesados parecen tener consecuencias negativas: la salud cognitiva. Los investigadores encontraron una asociación entre el mayor consumo de esos productos y unos índices de deterioro más pronunciados.
El estudio -publicado en la edición de diciembre de JAMA Network, la revista oficial de la Asociación Médica Estadounidense- analizó datos de 10.775 personas adultas, de las cuales el 55% eran mujeres, el 53% caucásicos y casi el 57% tenían al menos un título universitario. Tales datos fueron recogidos a lo largo de casi una década, entre 2008 y 2017.
A esas personas, cuya edad promedio al comienzo del trabajo era de 51,6 años, se les plantearon -al comienzo, a la mitad y hacia el final del estudio- pruebas relacionadas con la memoria (recordar palabras tanto de forma inmediata como con plazos más extensos), el reconocimiento de palabras y la fluidez verbal fonémica y semántica.
Un deterioro cognitivo mucho más acelerado
De acuerdo con los autores del estudio, las personas en el cuartil con mayor consumo de alimentos ultraprocesados mostraron una tasa de deterioro cognitivo global un 28% más rápida que la del cuartil con menor ingesta de esa clase de productos.
A su vez, la disminución de la función ejecutiva también fue significativamente más veloz (un 25%) en el grupo de mayor consumo de ultraprocesados que en el de quienes optaron menos por estos alimentos.
“Estos hallazgos -apuntan las conclusiones del estudio- respaldan las recomendaciones actuales de salud pública sobre la limitación del consumo de alimentos ultraprocesados debido a su daño potencial a la función cognitiva”, aseguran.
Hay que tener en cuenta que el estudio fue de carácter observacional. Es decir, analizó los datos y halló una asociación entre el consumo de alimentos ultraprocesados y el deterioro cognitivo, pero por ahora no hay evidencia de que lo primero sea la causa de lo segundo.
En cualquier caso, son necesarios nuevos estudios que confirmen estos datos y que encuentren -si existen- las relaciones de causalidad entre ambos hechos.
Consumo de ultraprocesados en España y Europa
Lo cierto es que el consumo de esta clase de productos ha aumentado de manera notoria en las últimas décadas. En España, los ultraprocesados representan el 20,3% del total de los alimentos que se consumen, según otro estudio brasileño, en este caso de 2018.
Ese trabajo analizó el comportamiento en este sentido en 19 países europeos. Los que salieron mejor posicionados en su clasificación fueron Portugal (10,2%), Italia (13,4%), Grecia (13,7%) y Francia (14,2%). En el otro extremo, en tanto, se encuentran el Reino Unido (50,4%), Alemania (46,2%) e Irlanda (45,9%).
Tales resultados confirman que los países del sur de Europa, que cuentan en su tradición con la dieta mediterránea, se hallan menos expuestos a los riesgos para la salud ocasionados por el consumo de productos ultraprocesados. Para España, no obstante, con cifras peores que las de sus vecinos, los datos no son optimistas
Porque, además, el 64% de los productos de alimentación más vendidos en los supermercados españoles son ultraprocesados. Así lo asegura un informe publicado en 2019 por ElCoco.es, una aplicación especializada en calidad nutricional y consumo consciente.
En nuestro país, además, entre 1990 y 2010 los ultraprocesados pasaron de representar el 11% del total de las calorías ingeridas a ser el 31,7%, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés). Y todo indica que, desde entonces, esa cifra no ha hecho más que aumentar.
Qué son los ultraprocesados
Los ultraprocesados son “formulaciones de varios ingredientes que, además de sal, azúcar, aceites y grasas, incluyen sustancias alimenticias no utilizadas en las preparaciones culinarias”, según la definición más aceptada, propuesta en 2016 por un equipo de científicos de Brasil dirigido por Carlos Alberto Monteiro.
Esas sustancias, añade la definición, son sobre todo “saborizantes, colorantes, edulcorantes, emulgentes y otros aditivos utilizados para imitar las cualidades sensoriales de los alimentos no procesados o mínimamente procesados y de sus preparaciones culinarias, o para enmascarar cualidades indeseables del producto final”.
Son ultraprocesados desde ciertos productos muchas veces ofrecidos como “saludables” -cereales de desayuno, barras energéticas, fórmulas infantiles- hasta la bollería industrial, las patatas fritas de bolsa y otros ‘snacks’ y productos cárnicos reconstituidos, como las salchichas y los ‘nuggets’.
El ostensible aumento del consumo de estos productos en las últimas décadas está íntimamente ligado a los cambios en el ritmo de vida en las sociedades occidentales. Estos productos son muy fáciles de ingerir y se pueden consumir sin más en el momento en que se compran o con una mínima preparación.
Lo malo es que su alta densidad energética se opone a su escasa calidad nutricional. Los productos ultraprocesados “mantienen pocas o ninguna de sus características iniciales” y desplazan a los alimentos ricos en fibra, hidratos de carbono complejos y grasas beneficiosas, los cuales corresponden a patrones de alimentación saludables. Así lo explica un metanálisis publicado en 2021 por expertos de Pamplona y Madrid.
Otros efectos negativos
Su consumo elevado se asocia, como ya se ha mencionado, una gran cantidad de efectos adversos. Un estudio publicado en agosto del año pasado halló una relación entre la ingesta de esos productos y un aumento del riesgo en los hombres de sufrir cáncer colorrectal, tras analizar datos de más de 200.000 personas.
Según ese trabajo observacional, realizado por científicos de Estados Unidos, Canadá y Brasil, en los varones que más se alimentan con ultraprocesados el riesgo de ese tipo de cáncer es hasta un 29% más alto que en quienes los consumen menos.
Por su parte, otra investigación de la misma fecha, elaborada por científicos de Italia y basado en datos de más de casi 23.000 personas de ese país, señaló que las tasas de mortalidad por problemas cardiovasculares son hasta un 32% mayores entre las personas que más ultraprocesados comen, en relación con quienes lo hacen menos.
Además, las tasas de mortalidad por cualquier causa también fueron más altas en el primer grupo: hasta un 19% más que en el segundo. A estas conclusiones se añaden los más recientes datos que muestran una asociación entre el consumo de ultraprocesados y un deterioro cognitivo más veloz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario