En España, la situación de los jóvenes científicos y ingenieros es alarmante. A pesar de una formación excelente, financiada en gran parte por el estado, estos profesionales se ven forzados a buscar oportunidades en el extranjero debido a las deficientes condiciones laborales y la falta de perspectivas de carrera en su país natal. La Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de España ha expresado su preocupación por esta tendencia, destacando la fuga de talento altamente cualificado.
Esta "emigración preferencial" se ve impulsada por mejores salarios, oportunidades de empleo y servicios públicos disponibles en otros países. Además, en contraste con España, donde un universitario puede tardar hasta los 40 años para liderar su propio grupo de investigación, otros países ofrecen financiación y soporte desde el inicio de la carrera científica.
La falta de inversión privada en ciencia en España es otro factor crítico que contribuye a este panorama desalentador. Aunque ha habido un aumento en el presupuesto de la Agencia Estatal de Investigación, existe incertidumbre sobre la sostenibilidad de esta inversión. España, a pesar de tener centros de investigación de renombre mundial, muestra una baja tasa de exportación tecnológica, con solo un 1% aproximado de las solicitudes a la Oficina Europea de Patentes.
La Real Academia también resalta la necesidad de abordar el consumo energético asociado a la implantación de la inteligencia artificial, una preocupación creciente destacada en su última declaración.
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