La manera de afrontar la crisis financiera de Islandia, además de exitosa como demuestra la última subida de rating, es cada vez más distinta de la del resto de Europa (y Occidente). Los islandeses, que llegaron a apedrear el Parlamento en 2009, están recogiendo los frutos de su furia en forma de condonaciones de deuda por parte de la banca doméstica.
Según recoge la agencia estadounidense Bloomberg citando a la Icelandic Financial Services Association (asociación bancaria del país), desde finales de 2008, los bancos islandeses han perdonado créditos por un valor equivalente al 13% del PIB, reduciendendo la deuda de más de una cuarta parte de la población.
"Puedes decir tranquilamente que Islandia tiene el récord mundial de reducción de deuda doméstica", aseguró Lars Christensen, economista jefe de mercados emergentes de Danske Bank. "Islandia siguió el libro de texto de lo que se requiere en una crisis. Cualquier economista estaría de acuerdo con eso".
Los pasos para la resurrección de Islandia desde que su banca hiciera default en 2008 por un total de 85.000 millones de dólares están demostrando ser efectivos: el país crecerá más que la Eurozona y que la media de la OCDE y sus CDS (seguro contra el impago de deuda) están a nivel de los de Bélgica. La fuerte tendencia de opinión a favor de la entrada en el euro se ha revertido.
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Además, el tribunal Supremo del país sentenció en junio de 2010 que los créditos indexados a monedas extranjeras eran ilegales, lo que implicó que las familias no tuvieran que cubrir más las pérdidas de su moneda, devaluada como consecuencia de su crisis financiera.
"La lección que debe ser aprendida de la crisis islandesa es que si otros país piensan que es necesario reducir el valor de sus deudas, deberían fijarse en cuán exitoso ha sido el acuerdo del 110% aquí", explicó Thorolfur Matthiasson, profesor de Economía en la University of Iceland. Sin esta quita de la deuda de los hogares, los dueños de vivienda se habrían visto enterrados bajo el peso de sus créditos después de que el ratio deuda/ingresos alcanzara el 240% en 2008, añade el profesor.
La economía de Islandia, con un valor de unos 13.000 millones de dólares y que se contrajo un 6,7% en 2009, creció un 2,9% el año pasado y lo hará este año un 2,4%, según las últimas previsiones de la OCDE. La vivienda, además, no se ha desplomado: su precio está tan solo un 3% por debajo de sus valores de septiembre de 2008, justo antes de que comenzara el colapso financiero del país.
de KAP
La agencia Fitch, que elevó a grado de inversión la deuda del país con perspectiva estable, reconoció que la "heterodoxa" respuesta de Islandia a la crisis había triunfado. Esta heterodoxia se ha concretado en que el Gobierno siempre ha puesto las necesidades de su población por delante de las de los mercados, según razona la agencia estadounidense.
Una vez que quedó claro en 2008 que su banca era imposible de rescatar, el gobierno dio un pasó al frente, protegió las cuentas corrientes de los ciudadanos y dejó a los acreedores internacionales en la estacada. El banco central impuso controles de capital para evitar el hundimiento de la corona y se crearon nuevos bancos controlados por el Estado con lo que quedaba de los antiguos.
Sin embargo, algunos activistas del pequeño país creen que estas condonaciones de deuda no son suficientes y ponen en duda las cifras que ha dado la banca. Andrea J. Olafsdottir, presidenta de la asociación Icelandic Homes Coalition, cree que los numeros [no] son fiables, y asegura que "hay indicios de que algunas instituciones financieras no han perdido un penique con las medidas".
Sin embargo, desde los bancos se mantiene que incluso el nivel de la condonación de la deuda que estima la Financial Services Association es mayor, ya que la cifra publicada solo incluye los casos en los que ha habido intervención judicial.
Los ciudadanos islandeses fueron los precursores de los movimientos sociales que luego se han extendido por el mundo Occidental. Tras el colapso de finales de 2008, las protestan se incrementaron y los disturbios obligaron a la policía a utilizar gases lacrimógenos para disolver a los manifestantes que lanzaban piedras al Parlamento y las oficinas del entonces primer ministro, Geir Haarde.
Precisamente, el Parlamento todavía tiene que decidir sobre el proceso judicial contra Haarde por su papel en la crisis financiera del país. El nuevo gobierno que llegó al poder a comienzos de 2009 sigue investigando a la mayoría de protagonistas de la crisis, incluidos los grandes banqueros que sobredimensionaron el sistema financiero.
Como concluye Christensen, el economista de Danske Bank, "el resultado es que si los hogares son insolventes, entonces los bancos simplemente tienen que aceptarlo, independientemente de sus intereses".
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