Aunque palabras como paz, fraternidad y solidaridad resuenan sin cesar en nuestros oídos, la Navidad se caracteriza cada vez más por ser una etapa del año dedicada especialmente al consumo: compras variadas de ropa y comida, derroche energético y un inacabable ceremonial de intercambio de regalos, que alcanza el paroxismo ante la proximidad del día de Reyes.
La Navidad se caracteriza ser una etapa del año dedicada especialmente al consumo
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- Siempre tenga en cuenta las preferencias de los niños: sobre todo, el juguete tiene que ser divertido para ellos.- El juguete tiene que ser adecuado a la edad del pequeño. Si es demasiado complicado no lo va a entender.- Tiene que ser un juguete seguro: tiene que cumplir la normativa de la CE.- Los juguetes tienen que ser sólidos para que, a pesar del paso del tiempo, tengan la mayor duración posible.- Los juguetes tienen que ser los justos para que los niños no se “ahoguen” y sepan valorar las cosas.- Es importante que los juguetes no reproduzcan ningún estereotipo de género ni hagan referencia a temas bélicos.- No hace falta que un juguete juegue solo. A los niños les gusta jugar con los juguetes y no ser un espectador.- Para poder hacer una buena compra tendremos que atender a: la publicidad (que no sea engañosa); el precio (adecuado al producto que tenemos en nuestras manos); las necesidades del juego (número de participantes, espacio); que sean juegos que se puedan compartir en familia. Así es más divertido. | |||||
Este año, no obstante, la Navidad se ve condicionada por la temible sensación de crisis económica que nos atenaza desde hace meses. “Estamos en crisis”, es la frase más repetida de los últimos tiempos y, como es lógico, también se deja notar en los hábitos de consumo.
“Mi problema es que las deudas de septiembre, con los colegios y los libros, se me juntan ya con las compras de Navidad. De alguna manera habrá que parar”, dice Concepción Somoza, funcionaria en activo, divorciada y con dos hijos a su cargo. “No podemos seguir al mismo ritmo; las cosas tienen que empezar a cambiar, y lo malo es que no creo que esté solamente en nuestras manos, sino en la de todos aquellos que no dejan de influirnos para crearnos obligaciones de consumo”.
La pregunta es obligada: ¿podemos plantearnos otro tipo de celebraciones? Casi todos coincide en que sí, en que otro tipo de Navidad es posible aplicando una serie de consejos que apelan al sentido común y que no suponen renunciar al disfrute festivo. Consejos basados en un consumo responsable.
Consumo responsablePero ¿qué es el consumo responsable? Según Maribel Gutiérrez, de OCR, “el concepto es muy amplio, como lo es la propia actividad de consumir, se trata de elegir los productos y servicios no sólo pensando en su calidad y precio, sino también en su impacto ambiental y social, y en la conducta de las empresas que los elaboran”.
“Debemos consumir solamente lo que necesitamos, para no agotar los recursos pero también por propia salud mental, descartando el consumismo como forma de alcanzar el bienestar y la felicidad”, nos comenta Maribel. “Para ello, conviene aplicar las famosas `erres’ del movimiento ecologista: Reducir, Reutilizar y Reciclar, e incluir elementos como la agricultura y ganadería ecológicas y la opción por la producción artesana.
Un consumo alternativo es posible, sobre todo en Navidad. Podríamos reducir el consumo de energía. Realmente, ¿son necesarias tantas luces en la ciudad? El ayuntamiento de Madrid gastará este año 4,6 millones de euros en luces navideñas; en Barcelona las instalaciones navideñas consumirán más de un millón de kilowatios tras 160 horas de funcionamiento.
Un consumo alternativo es posible, sobre todo en Navidad
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Para evitar este despilfarro de árboles podemos recuperar la tradición autóctona de colocar un pequeño Belén, o si la idea no convence, recurrir a decoraciones originales e imaginativas de tela o papel, que pueden guardarse durante años.
El mejor regalo casi nunca es el más caro
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“Yo me puedo contener”, dice Isabel Mariño, periodista con un niño de corta edad, “pero quién convence a mi hijo de que este año Papa Noel no va a venir porque es extranjero, y que los Reyes no le van a traer ninguno de los juguetes que anuncia la televisión”. Según un reciente estudio, en la mayoría de las familias españolas (66%), los niños reciben regalos tanto el día de Navidad como el de Reyes. El balance del sector juguetero en 2007 presenta una subida del 6,04%, llegando a alcanzar un volumen total de mercado de 1.185 millones de euros.
Una familia media tendrá un gasto extra superior a los 1.200 euros, un 50% más que la media europea
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Para Esther Alcázar, psicóloga, educadora y directora de la guardería El Armadillo, el mejor regalo casi nunca es el más caro, sino el que conecta mejor con las preferencias del niño al que va destinado. “En cuántas ocasiones –dice Esther– vemos a niños jugar con pinzas de la ropa o chapas de refrescos como si fueran los mejores juguetes, después de habernos gastado una fortuna en artefactos electrónicos que hacen de todo, menos dejar que el niño sea el verdadero protagonista del juego”. “Para tener éxito –considera Esther– un juguete debe ser cercano al mundo inmediato del niño o de la niña y a su forma de imaginar el mundo. La actividad que proponga el juego debe ser atractiva, ya que los niños juegan para divertirse y no para aprender”.
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