"Si los vecinos hiciéramos una Sicav en cada barrio, se tomaría en serio la lucha contra el fraude fiscal". Con esta frase un poco provocadora remachaba, Jordi Giró, presidente de la Confederación de Asociaciones de Vecinos de Cataluña (Confavc) su intervención en una jornada de análisis de la fiscalidad en España. Contra lo que se pudiera pensar, el líder vecinal no defendía la elusión fiscal, sino una fiscalidad realmente progresiva, que contribuyese a luchar contra el austericidio e incrementara la recaudación poniendo el énfasis en aspectos diferentes a los de la política oficial española.
La intervención de Giró formaba parte del Ágora Vecinal, un ciclo de charlas iniciado con la primera, titulada "¿Fiscalidad justa?". En él participaron Miguel Ángel Mayo, delegado en Cataluña del sindicato de técnicos de Hacienda (Gestha); Ariadna Trillas, representante de la revista Alternativas Económicas y Jordi Giró, que fue moderado por el director de la Fundación Periodismo Plural y de CatalunyaPlural.cat, Josep Carles Rius.
Miguel Ángel Mayo fue muy ilustrativo en su aportación. Destacó, por ejemplo, que desde el inicio de la crisis la recaudación fiscal en España se ha hundido, mientras que el gasto público se ha disparado en una gráfica de boca de pez. Esto, si se mira con más detalle, indicaba, muestra los desequilibrios del sistema fiscal español respecto a la recaudación. La mayor parte del dinero público lo aportan el Impuesto de la Renta y el IVA, mientras que de año en año ha disminuido progresivamente la aportación de impuestos como Sociedades. Desde 2008 la recaudación del impuesto de Sociedades ha bajado en dos tercios, desde los 44.000 millones hasta poco más de 14.000 millones. Esto ocurre porque el tipo nominal del impuesto de sociedades y el realmente pagado tienen una diferencia de casi 10 puntos especialmente para las grandes empresas. Dicho de otro modo, la columna vertebral de la fiscalidad tiene, para Mayo, como sujetos, los asalariados y los consumidores, mientras que el peso de las aportaciones empresariales se han reducido claramente.
La defraudación fiscal en España supone, dijo Mayo, unos 80.000 millones anuales. Si se consiguiera reducir esta diferencia, hasta situar este apartado en la media de Europa, se conseguirían 38.000 millones de más. ¿Y donde se sitúa la defraudación fiscal? Se preguntó. Pues, un 72% en la gran empresa; en un 17% en las pequeñas y medianas empresas y sólo en el 9% estaría originada por prácticas irregulares de trabajadores o autónomos. Pero es que incluso en el IRPF se ve como el peso recae cada vez más sobre los trabajadores. La media que declaran los asalariados en el impuesto de la renta, dijo Mayo, es de 19.359 euros al año, mientras que los empresarios y profesionales declaran 11.036 euros al año, es decir, que los empresarios afirman ser en España mucho más pobres que los trabajadores.
Mayo remarcó que desde el inicio de la crisis sólo hay un dato económico que muestra la recuperación. Y es la del número de Sicavs, sociedades de inversión que tributan sólo un 1% de los beneficios, que ha recuperado la cifra que existía en el año 2008. Y vinculó la recuperación de estas curiosas figuras fiscales al retorno de capitales amparado por la amnistía fiscal del PP: "vuelven pagando el 10% y en cuanto se quedan aquí tributan al 1%" puntualizó Mayo. Pero, además está la economía sumergida. Cuantificada por Mayo entre un 22 y un 25% del Producto Interior Bruto (PIB).
Sobre la evasión fiscal, el técnico de Hacienda la cifró en 355.000 millones de euros desde el inicio de la crisis, y dijo que la fuga se ha producido vía Londres y Suiza. En el primer caso, capital financiera europea y, en segundo lugar, un país con especial opacidad fiscal.
Mayo fue beligerante respecto a las multinacionales tecnológicas que tienen su mercado en España, pero tributan en otros lugares donde tienen mejor trato fiscal. Puso cifras. Las grandes empresas de este ámbito tributaban a Gran Bretaña por valor de 45 millones de euros. En Francia pagan al año unos 37 millones mientras que en España sólo pagan entre todas un millón de euros. "Por aquí se podría conseguir incremento importante de recaudación" dijo el funcionario.
Mayo diagnosticó qué significa el desfase entre la menor recaudación y el aumento del gasto: más deuda pública, más morosidad y más problemas para financiarlo, lo que tiene como corolario la política de recortes aplicada por el gobierno conservador español.
¿Qué Estado queremos?
Ariadna Trillas comenzó su intervención planteando que la sociedad debe decidir qué tipo de Estado quiere y adecuar a ello la fiscalidad. Constató la necesidad de incrementar la recaudación y aportó algunos puntos por donde se podría producir el reequilibrio. Revisar algunas deducciones de planes de pensiones privados. Eliminar deducciones de impuesto de sociedades. Hacer que las multinacionales tributen donde generan las ganancias. Subir la fiscalidad medioambiental y revisar a fondo la tributación por módulos de los autónomos fueron algunos de los elementos puestos sobre la mesa por la periodista. Todo ello se podría enmarcar en una frase lapidaria. "La gran bomba contra la conciencia fiscal ha sido la última amnistía fiscal". La lucha contra el fraude también sería una buena arma para mejorar la recaudación. Esto implicaría reforzar la Agencia Tributaria: " en la OCDE hay un inspector por cada 700 personas, mientras que en España hay uno por cada 1.900", dijo Trillas.
Giró llama a reaccionar
Finalmente, el líder vecinal, Jordi Giró hizo un llamamiento a la reacción de la sociedad civil. Recordando la denominada guerra del agua, cuando miles de vecinos se negaron a pagar el aumento desmesurado del recibo del agua, se planteó qué pasaría si en cada barrio los vecinos constituyeran una Sicav. Quizás así el Estado reaccionaría, dijo. Giró reclamó un sistema fiscal más equilibrado, que recaiga especialmente en los que más tienen y no como ahora. Defendió incrementar la recaudación recuperando figuras como el impuesto del patrimonio. Más duramente, instó al desmontaje de los paraísos fiscales y pidió la aplicación de tasas como la de transacciones financieras, aprobada en Europa pero sin fecha de puesta en práctica. Porque, dijo Giró "el dinero que va a los paraísos fiscales, retorna muchas veces en forma de lo que se llaman los mercados, que financian los déficits públicos, causados previamente por la evasión y que nos tienen, finalmente, ligados a todos al pago la deuda pública en un círculo infernal".
No hay comentarios:
Publicar un comentario