Para buena parte de quienes han hecho una carrera universitaria en Estados Unidos, su mayor pesadilla se resume en dos palabras: deudas estudiantiles.
Preocupados por pagar las costosas matrículas, que se han triplicado en las últimas tres décadas, alrededor del 70% de quienes están haciendo un pregrado en el país se gradúan con una deuda que promedia los US$29.000.
Ante esa situación, un grupo de estudiantes ha decidido unirse en una organización llamada Debt Collective, en la que rechazan pagar lo que deben a instituciones financieras y gubernamentales por préstamos que contrataron para estudiar en una serie de instituciones educativas con ánimo de lucro.
Su idea la llaman una "huelga de la deuda" y buscan reunir a tantos deudores como sea posible para que juntos puedan forzar un cambio en el sistema.
Como dice Debt Collective en su página web: "Si tú le debes mil dólares al banco, el banco es tu dueño. Pero si le debes un billón, entonces el banco te pertenece".
Laura Hanna, dirigente de Debt Collective, dijo a BBC Mundo que su organización cuenta con "miles" de simpatizantes entre estudiantes de todo el país, incluyendo a un grupo de cien personas que en este momento participan en una "huelga de deuda" por parte de estudiantes antiguos y actuales de Corinthian, un conglomerado de universidades con fines de lucro.
de El Roto
Protesta
La idea de adquirir deuda para financiar la educación es un concepto que se aplica en muchos países del mundo. Y que puede tener mucho sentido si se utiliza para adquirir conocimiento y destrezas que se verán bien recompensadas en el mercado laboral, como generalmente pasa en la educación universitaria.
En Estados Unidos, como en muchos otros países, adquirir un título universitario es generalmente visto como una manera bastante segura de garantizar ingresos bastante superiores a los que tendría si apenas tuviera educación secundaria.
La mayoría de las universidades en el país son públicas o sin ánimo de lucro.
Pero los críticos señalan que en algunos casos los estudiantes se endeudan en exceso para estudiar en ciertas universidades con ánimo de lucro, que a veces incurren en prácticas académicas y empresariales cuestionables.
Esto puede dejar a los estudiantes en aprietos financieros y con perspectivas reducidas de mejorar su situación laboral.
Reacción del gobierno
En septiembre del año pasado, la Oficina de Protección Financiera al Consumidor (CFPB, por su siglas en inglés) del gobierno estadounidense demandó a Corinthian por utilizar "tácticas de recolección de deudas ilegales".
CFPB dijo que más del 60% de los estudiantes de Corinthian no pudieron pagar sus deudas y cayeron en default en los siguientes tres años.
Corinthian, que administraba a instituciones educativas estadounidenses como Everest College, llegó a un acuerdo con las autoridades en 2014 mediante el cual vendió o cerró sus más de 100 sedes.
En declaraciones a BBC Mundo, la portavoz del Departamento de Educación Denise Horn dijo que el gobierno está preocupado por el futuro de los estudiantes de Corinthian.
Horn agregó que el departamento ha estado trabajando con la CFPB para perdonar más de US$480 millones en deudas a quienes incurrieron en préstamos privados de alto valor para estudiar en Corinthian.
Pero la portavoz hizo énfasis en que los deudores deben continuar pagando sus préstamos o buscar alternativas para que no caigan en default.
El negarse a pagar esas deudas puede llevar a problemas con su puntaje de crédito, al aumento de tasas de interés en sus deudas e incluso al embargo de sus sueldos y otros activos, asegura a BBC Mundo Laura Hanna de Debt Collective.
Pero la activista le dice a BBC Mundo que en su opinión, muchos de los estudiantes que adquirieron estos préstamos "no entendían bien" las condiciones en que estaban comprometiéndose con esos préstamos y además alega que no recibieron adecuadamente los servicios educativos que habían contratado.
Fibra sensible
Por su parte, un vocero de Corinthian dijo en declaraciones a la prensa estadounidense que "recientes críticas...equivocadamente desacreditan la calidad de la educación que nuestras escuelas ofrecen y ofrecían".
El vocero agregó que "desde el verano pasado nuestro objetivo ha sido permitir que los actuales estudiantes terminen sus programas educativos", alegando que esto se había hecho más difícil por la acción de los reguladores estatales.
Entre tanto, el grupo de Debt Collective asegura que nadie debería endeudarse para satisfacer necesidades básicas como educación o salud.
Es una idea que a algunos les parecerá idealista o incluso irrealizable, en especial en un país como Estados Unidos donde -solo por nombrar una cifra- circulan cerca de 334 millones de tarjetas de crédito.
Pero lo que parece evidente es que el colectivo está tocando una fibra sensible del sistema educativo de Estados Unidos y alimentando el descontento que sienten muchos por no poder saldar sus deudas.
Debt Collective nació de una organización de activistas llamada Rolling Jubilee, que a su vez surgió tras el movimiento Occupy Wall Street de 2011.
Con dinero que recogen de donaciones, Rolling Jubilee se ha dedicado a comprar deudas estudiantiles que venden instituciones financieras a precios reducidos en el mercado y luego las cancela por completo.
Así, asegura que ha abolido unos US$31 millones en deuda estudiantil en su objetivo de "liberar a los deudores".
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