La mayoría de logros y avances, tanto sociales como laborales, que hoy en día podemos disfrutar se los debemos a generaciones pasadas que lucharon incansables por acabar con las desigualdades y las injusticias. Desde hace un lustro los más jóvenes han vuelto a tomar conciencia política y social tal y como hicieron nuestros antepasados, pero lo triste es que muchos de estos colectivos están reclamando recuperar unos derechos que hace un siglo otros ya habían logrado y que con los años se volvieron a perder.
Pero por otro lado nos encontramos con numerosísimas personas que, gracias a todos aquellos logros conseguidos antaño, hoy en día se han ‘instalado’ en la sociedad del bienestar y quienes les molesta, e incluso critican con dureza a aquellos colectivos y empresas que van a la huelga, pues les ocasionan ‘pequeños perjuicios’ (huelgas de transportes públicos, recogida de basura…).
Hoy en día, la mayoría de esas huelgas están destinadas a conseguir mejoras para el colectivo al que representan, pero hubo un tiempo en el que cualquier movimiento social o sindical y las reivindicaciones que éstos realizaban eran hechas pensando en el bien colectivo de la sociedad y los trabajadores.
Fue precisamente una feroz huelga que duró 44 días, y tuvo lugar en Barcelona en el año 1919, a la que gracias a ella se consiguió que en España se aprobara la jornada laboral de ocho horas, siendo el país pionero en toda Europa en aplicar dicha medida.
La jornada laboral de ocho horas se había convertido en una reivindicación que desde hacía varias décadas se llevaba luchado por conseguir. Innumerables huelgas tuvieron lugar en España desde el último cuarto del siglo XIX y principios del XX, pero tras elauge de los movimientos anarcosindicalistas durante los primeros años de 1900 y la irrupción en el panorama internacional del comunismo (sobre todo tras la Revolución Rusa de 1917) hubo un espectacular aumento de los colectivos que se implicaron en la lucha social y obrera.
Una de las prioridades era la mejora salarial y de las condiciones laborales para millones de trabajadores que trabajaban infinidad de horas a cambio de un mísero salario.
Entre las muchas jornadas reivindicativas y huelgas hay una que destacó por ser la que fue determinante para conseguir la reducción de la jornada laboral. Fue iniciada el 5 de febrero de 1919 por los trabajadores de la empresa ‘Riegos y fuerzas del Ebro’, ubicada en Barcelona y que se dedicaba al suministro e instalación eléctrica. Curiosamente esta empresa era popularmente conocida como ‘La Canadiense’ (o La Canadenca, en catalán), debido a que su mayor accionista era un banco de Canadá.
Esta huelga se había convocado para solicitar la readmisión de ocho trabajadores que habían sido despedidos tras protestar, a través del sindicato CNT, por la reducción de salario que la empresa había realizado a través de unos cambios en las condiciones de trabajo.
Aquella reivindicación por parte de unos pocos trabajadores de departamento de facturación de La Canadiense fue extendiéndose hacia el resto de compañeros de la empresa, algo que provocó que fueran amenazados por la dirección con un despido masivo.
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