No estaba escrito en ningún sitio, no había ninguna retribución prevista, más allá de la de la dirección. Podían no haberlo hecho. Pero, aún así, los accionistas de Pepephone han querido premiar el buen trabajo de los empleados más veteranos de la compañía tras la compra por parte de MásMóvil y han pagado, de su bolsillo, un año de sueldo como retribución extraordinaria a los empleados con más de un año de antigüedad en el macarra de lunares.
Javier Hidalgo y Rosauro Varo, los dueños de Pepephone, vendieron la empresa por 158 millones de euros a MásMóvil, y a mediados de septiembre se anunció a los empleados el compromiso de que recibirán esta insólita retribución extraordinaria, informaron a SABEMOS algunos de los afortunados. El pago se formalizará esta misma semana.
Es una de las pocas alegrías que han recibido los trabajadores de Pepephone, que asistirán de forma inminente a la salida del director general, Pedro Serrahima, quien pasará a ocupar un puesto de responsabilidad en Globalia en breve plazo.
Por el momento, la compañía que dirige Meinrad Spenger ha manifestado su interés en mantener Pepephone como marca propia y conservar a los empleados. “Es un proyecto en el que nadie sobra”, subrayó en una curiosa entrevista al Diario Vasco en la que dejaba claro que Pepephone venderá fibra en el futuro y en la que recordaba algo que se le olvida a mucha gente: Tras la fusión con Ibercom, MásMóvil es una compañía con sede en País Vasco, algo que no dejan de recordar medios locales que se refieren a ella, con toda la razón, como una “teleco donostiarra”.
Otra cosa muy distinta es qué pasará con la dirección.
El 15 de septiembre comenzaba el juicio que tenían pendiente Yoigo y Pepephone por las demandas cruzadas entre ambas compañías tras la accidentada situación que llevó a la migración de Pepephone a la red de Movistar, tras la incapacidad de la compañía de la “verdad, verdadera” de cumplir el compromiso previo que tenía con Pepephone de darle servicios mayoristas de operador móvil virtual.
Toda esta situación provocó que la presencia de los CEOs de Yoigo y de Pepephone en una misma compañía fuese incompatible y ponía tensión sobre la operativa de Pepephone. Incertidumbre que también existe entre muchos de sus clientes, que desde que se hizo pública la compra comenzaron a abandonar el barco de lunares.
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