Investigación crítica de la realidad económica. Es el objetivo con el que un grupo de activistas crearon el Observatorio CODE, que se dedica a analizar cómo se está expoliando el dinero público. Ahora, gracias a un crowfunding, un informe de Manuel Gabarre (Zaragoza, 1983) en este Observatorio se ha transformado en el libro “Tocar fondo. La mano invisible detrás de la subida del alquiler”, publicado por Traficantes de sueños. Esta semana se ha presentado en Zaragoza.
El libro empieza con una metáfora que equipara al sector financiero con los dragones temibles que aparecían en las leyendas de los mapas antiguos para advertir de los peligros de zonas no exploradas todavía, ¿por qué es tan temible el sector financiero?
Hoy por hoy, porque opera de manera oculta. Es lo que se conoce como la “banca en la sombra”, no se puede saber cuál es su situación real. No existen límites al endeudamiento en estas entidades que operan de manera oculta y eso genera un gran riesgo para toda la sociedad, por el enorme poder que tienen estas entidades.
Una de las claves del libro es que explica la influencia de este sector financiero oculto y de los paraísos fiscales en el encarecimiento del precio de la vivienda en España…
La razón de fondo es que cada vez se va a acumulando mayor cantidad de dinero en los paraísos fiscales, que es un dinero que no tributa, con lo que se ha roto la progresividad fiscal. La gente y las empresas que más dinero tienen, en realidad, tienen a su disposición un instrumento para no tributar y es lo que están haciendo. Por eso, se ha incrementado la desigualdad y, por tanto, tampoco hay altos niveles de consumo. Mientras, esa gran cantidad de dinero en paraísos fiscales tiene que ser rentabilizada. ¿Cómo se rentabiliza si el consumo no es muy boyante? A través de las necesidades básicas que no se pueden eludir. Son necesidades básicas que antes cubría, en buena medida el estado, pero con el proceso de privatización de los 80, han pasado al mercado. Esas necesidades básicas, como no se pueden eludir, son una fuente de negocios y de beneficios inmensa. Entre ellas, estaría la energía, el agua o la vivienda.
Un reto en el libro es explicar cómo funcionan los fondos de inversión de forma didáctica, ¿cómo lo hacen?
Un fondo de inversión es una cantidad de dinero que se acumula y a la que hacen aportaciones varias entidades o personas: por ejemplo, un jeque árabe, un fondo de pensiones de California y varios millonarios que tienen su dinero en un paraíso fiscal. El fondo de inversión lo crea la entidad gestora, que sería, por ejemplo, Blackstone o Cerberus. Entonces, la entidad gestora va a ir invirtiendo el dinero donde le parezca más conveniente y rentable. Desde 2007 hasta ahora, entre los principales destinos de sus inversiones está la vivienda.
En principio, la inversión era en el mercado de venta, ¿la ruptura de la burbuja inmobiliaria llevó a invertir en el alquiler?
Claro, porque con la venta de vivienda a través de hipotecas, que es lo que hacía la banca comercial, sucedió que las personas que se habían hipotecado, debido al incremento del paro, no podían devolver los préstamos, con lo que el problema se trasladó al propio banco y a las cajas. Lo que se decidió después de la crisis, a través de los acuerdos que regulan la banca internacionalmente, es que se tenía que incrementar la solvencia de las entidades. En la práctica, esto quería decir que todo el patrimonio inmobiliario de la banca española tenía que ser vendido antes de 2020. Lo que sucede es que, con la reforma laboral, por ejemplo, se da paso a una sociedad mucho más precarizada, en la que resulta mucho más arriesgado conceder un préstamo. ¿Por qué? Porque el empleo no va a ser estable y además, los salarios van a ser bajos. Se pasa de un comercio de hipotecas a uno de fondos de inversión o buitres y viviendas en alquiler, porque si el inquilino se encuentra en una situación de necesidad, probablemente no pagará el alquiler, pero ese problema no va a ser trasladado al propietario, al fondo de inversión, porque tiene todas las facilidades para desahuciarlo. Además, se redujo el plazo del alquiler mínimo de 5 a 3 años: lo que se pretendía es que, según fuese bajando el paro, el fondo de inversión pudiese ir incrementando los precios de alquiler, con mucha facilidad.
¿Parece el negocio perfecto para estos fondos de inversión?
Sí, desde luego, y, sobre todo, para la entidad gestora. Es un negocio perfecto porque, además, les concedieron todas las facilidades: es un asunto que ha sido planificado. No es casualidad que en 2012 se suprime el impuesto de sociedades para las SOCIMI, que sí pagan el resto de las empresas. También se les suprimió el impuesto de transmisiones, que también pagamos todos. Como apuntábamos antes, se baja el plazo mínimo de alquiler de 5 a 3 años. Además, se suprime también el derecho de tanteo, que es el derecho que tenía el inquilino de comprar el piso igualando la oferta de otro comprador. Esto facilita a los fondos buitre que puedan comprar inmuebles enteros, tanto de la banca como públicos, como pasó en Madrid. En definitiva, se les han dado todas las facilidades posibles para que entren en el mercado español. Desde luego, hacen un negocio extraordiario: por ejemplo, los alquileres entre 2015 y 2019 han subido más de un 50% en las principales ciudades, como Madrid o Barcelona, y también en ciudades con mucha presencia turística como Palma o Málaga. En Zaragoza, por ejemplo, la subida es de un 25% estos cuatro años.
Escuchándole surge una pregunta que también se plantea usted en el libro, pero que queda en el aire: ¿por qué empresas que no aportan nada a la economía real han obtenido enormes privilegios?
Yo creo que la única respuesta es que controlan la política, por la relación entre la política y el sector financiero, tanto la banca como los fondos de inversión. Con tantas puertas giratorias… es la única respuesta que a mí me parece razonable. Por ejemplo, Durão Barroso era presidente de la Comisión Europea y ahora es presidente de Goldman Sachs en Europa. Mario Draghi también provenía de Goldman Sachs; Luis de Guindos, de Lehman Brothers. En Estados Unidos, prácticamente todos los altos cargos de la administración de Trump provienen de Goldman Sachs. La única respuesta a la pregunta de por qué ha ocurrido esto es que esas empresas controlan, tienen un gran poder, hasta el punto de que sus directivos están dirigiendo la política económica.
Entonces, ¿la buena noticia sería que los ciudadanos podemos intervenir en la política, con nuestro voto?
Sí, podemos intervenir en la política. Además, lo que se requiere son soluciones políticas a un problema que es político. Todas las crisis hipotecarias se trataron en un principio como problemas individuales, cuando ahí había un problema político de primer nivel. La solución para que la vivienda deje de ser tan costosa está en el sector público, no en subir los salarios. Además, la situación actual es muy perjudicial para la economía en general: que la riqueza de muchas personas se esté yendo a fondos de inversión con sede en las Islas Caimán o Luxemburgo, cuyos socios pueden ser jeques árabes, no tiene ningún beneficio para la economía española. Al contrario, todo ese dinero se está detrayendo del consumo en otros sectores. Entonces, creo que sería muy inconveniente intervenir y crear un parque público de vivienda suficiente para incidir en los precios. También se debería controlar el precio de los alquileres y aumentar el plazo mínimo del alquiler.
Sin ese control del precio de los alquileres, ¿podría llegar a explotar la burbuja del precio del alquiler, como ocurrió con la del precio de la vivienda en venta en 2008?
Es muy probable, porque además, en España, como no hay prácticamente ningún tipo de control para la especulación inmobiliaria, los fondos de inversión se han dedicado a apostar con la vivienda en España como si fuera un casino. Entonces, ¿qué sucede? Que un fondo de inversión que ha comprado unas viviendas se lo vende a otro y así, sucesivamente. Además, muchas veces estas compras las hacen con dinero prestado de los bancos, que han obtenido el dinero prácticamente al 0% del Banco Central Europeo, y lo prestan a fondos de inversión para que éstos, con ese dinero prestado, compren parques de vivienda en España para alquilarlos. Eso tiene un peligro enorme. A poco que bajen los precios del alquiler y se pinche la burbuja, habrá enormes pérdidas para el sector, que esta vez no deberíamos asumir la sociedad, como sucedió en 2008.
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