"Querido pueblo de Cuba, con profundo dolor comparezco para informar a nuestro pueblo, a los amigos de nuestra América y del mundo, que hoy, 25 de noviembre del 2016, a las 10 y 29 horas de la noche, falleció el comandante en jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, y en cumplimiento de la voluntad expresa del compañero Fidel, sus restos serán cremados". Visiblemente emocionado, anoche comparecía en la televisión pública cubana Raúl Castro, presidente de Cuba y hermano de Fidel, para anunciar la muerte del comandante a los 90 años de edad.
Cuba acaba de declarar nueve días de luto para conmemorar la figura de Fidel, cuya revolución cambió el rumbo del pequeño país caribeño en la década de 1950.
En una de estas casualidades de la historia, Fidel fallece exactamente 60 años después de que el Granma, un yate destartalado cargado con un puñado de 82 idealistas con pocas posibilidades de ganar, partiera desde el puerto de Tuxpan (México) rumbo a Cuba, liderados por Fidel Castro y entre quienes se encontraba el Che Guevara, para liberar al país de la dictadura de Batista. Era el 25 de noviembre de 1956.
El 1 de enero de 1959, después de tres años de revolución, las tropas del Segundo Frente Nacional de Escambray entraban en La Habana. Esta fecha marca el fin de la dictadura de Fulgencio Batista, que había mantenido a Cuba sometida a las órdenes de los Estados Unidos. La férrea dictadura de Batista "asesinó a 20.000 cubanos en siete años –una proporción más grande de la población cubana que la proporción de norteamericanos que murieron en las dos guerras mundiales– y transformó la democrática Cuba en un Estado policiaco total, destruyendo cada libertad individual”, como reconoció el propio senador estadounidense John F. Kennedy poco antes de convertirse en presidente, reconociendo que "nuestro fracaso más desastroso fue la decisión de darle estatura y apoyo a una de las más sangrientas y represivas dictaduras en la larga historia de la represión latinoamericana".
Sin embargo, tanto Kennedy como los posteriores gobiernos estadounidenses se afanaron en ahogar la revolución cubana, que avanzó siempre marcada por los ataques provenientes del país del norte, que se concretaron en un férreo bloqueo económico iniciado en 1960 que sigue vigente a pesar de la apertura de relaciones iniciada a finales de 2014 y que ha marcado el desarrollo político y económico del país en las últimas décadas, en el intento fracasado de invasión de Bahía de Cochinos por parte de Estados Unidos en 1961 o por varios intentos de asesinato del comandante.
Algunos logros de la revolución
Fidel Castro, primer ministro entre 1959 y 1976, y presidente entre 1976 y 2008, defendió a partir de 1961 la adopción del marxismo por el Gobierno revolucionario. Nada más llegar al poder, el nuevo gobierno revolucionario de Cuba puso en marcha una Reforma Agraria, ya que el 80% de las mejores tierras cubanas se hallaban en manos estadounidenses, lo que llevó a la expropiación de muchas de estas tierras, a la anulación del derecho de empresas e individuos extranjeros a poseer tierras en Cuba, a la eliminación del latifundio y a una redistribución de tierras que benefició a 100.000 campesinos. Esta reforma fue seguida de otras en los años posteriores. Pero, aunque se apostó por la diversificación de la producción, Cuba siguió siendo dependiente del monocultivo del azúcar.
En el plano social, tanto la educación como la sanidad cubanas son uno de los mayores logros de la revolución. Los primeros años estuvieron marcados por amplias campañas de alfabetización que redujeron las tasas de analfabetismo de un 20% en 1958 a un 3,9% en 1961, y en ese año Cuba dictó la Ley de Nacionalización de la Enseñanza, que acabó con la educación privada. Se estableció la gratuidad de la enseñanza, incluida la educación universitaria, y los materiales de estudio. “La educación cubana es un ejemplo para el mundo”, dijo un representante de la Unesco en 2014, y es que Cuba ha sido el único país de América Latina y el Caribe en cumplir con el programa de “Educación para Todos 2000-2015” marcado por esta institución de la ONU. Hoy, Cuba dedica un 12% del PIB a educación, y la tasa de analfabetismo en el país es del 0,2%, en comparación con el 11,7% de América Latina o el 1,8% de España.
Además, según la Organización Mundial de la Salud, el sistema sanitario cubano es también un ejemplo para el mundo. Una de las primeras medidas de la revolución fue la universalización y gratuidad de la sanidad, y desde entonces se han erradicado en el país nueve enfermedades. Además, el país tiene la tasa de mortalidad infantil más baja del continente, un 4,2 por mil, inferior incluso a la de Estados Unidos. El país invierte grandes cantidades de dinero en la prevención, la investigación y también en la formación de médicos, y ha desarrollado programas de solidaridad y brigadas médicas que han dado apoyo a diversos países en desarrollo o en situación de crisis o de catástrofe humanitaria en todo el mundo. Aunque la sanidad cubana se ha ido deteriorando en los últimos años, sobre todo después de la caída de la URSS, su principal apoyo en las primeras décadas de revolución, los indicadores sanitarios en Cuba son hoy similares a los de los países más desarrollados. Además, Cuba es el único país de América Latina que ha logrado erradicar la desnutrición infantil severa, según Unicef.
Críticas
A lo largo de todas estas décadas, Cuba también ha sido criticada por la imposición de un régimen de partido único, gobernado sólo por dos líderes en 57 años de historia. Aunque el país dispone de un sistema electoral por el que, desde 1992, se extendió el voto secreto y directo de toda la población en las elecciones provinciales y nacionales, mientras que anteriormente éste sólo se utilizaba para la elección de delegados municipales. Según esta ley, los candidatos no son propuestos por los partidos. Pero lo cierto es que en Cuba el único partido legalmente constituido es el Partido Comunista de Cuba, y el Gobierno siempre ha sido denunciado por aislar y reprimir las voces disidentes y por no permitir una la apertura política del país, algo que tampoco ha sido facilitado por la asfixia política y económica impuesta por Estados Unidos.
Además, el Código Penal cubano sigue manteniendo la pena de muerte, una pena que se puede aplicar por fusilamiento desde los 20 años de edad por asesinato o por delitos contra la seguridad del Estado, como conspiración, sabotaje o piratería. La última vez que esta pena fue aplicada fue en 2003. Por otro lado, Cuba tiene una de las tasas de presos más altas del mundo, 510 por cada 100.000 habitantes.
El período especial y el cambio en el continente
El final de la década de los 80 modificaría de manera definitiva el rumbo de la revolución cubana. La disolución del bloque comunista y la desaparición de la Unión Soviética influyó decisivamente en la economía del país. Fueron los años más difíciles del bloqueo y el aislamiento internacional. La presión por parte de la oposición cubana de Miami se extendió en forma de lobby por medio de dos leyes, una en 1992 que daba rango de ley al embargo. Hace 20 años, la Ley Helms Burton implicaba la extensión del bloqueo a terceros países, al establecer que era incompatible establecer acuerdos comerciales con Cuba y con EEUU.
El castigo estadounidense incidía en la grave situación económica durante el llamado período especial. El PIB se desmoronó en un 36% al comienzo de la década de los 90. El Gobierno de Castro acometió un cambio de modelo productivo –determinado por el desabastecimiento de petróleo– que llevaría al país a la recuperación por la vía de la austeridad. Aun así, los problemas continuaron: alrededor del 80% de todo lo que comen los cubanos es importado, lo que lo hace especialmente dependiente de los ciclos de la economía global.
El triunfo de Hugo Chávez en Venezuela y el cambio de tendencia en Latinoamérica finalizará con el período más grave de aislamiento.
En 2008, enfermo, Castro comenzó a planificar su relevo al frente del Gobierno de la isla, que se haría definitivo tres años después. Desde entonces, sus apariciones sirvieron para apoyar los procesos de cambio en el continente latinoamericano. En marzo de 2016, Fidel Castro reaccionó a la visita del presidente de EEUU a la isla, la primera desde la revolución, diciendo que Cuba no necesita “regalos” por parte del país vecino.
La historia de Cuba está íntimamente ligada a la historia de Fidel Castro desde mediados del siglo XX hasta hoy, y su muerte, a pesar de que el líder de la revolución hace años que se retiró a un segundo plano de la política del país, marcará un antes y un después para este pequeño Estado que, con políticas revolucionarias y transformadoras y con políticas erradas, se ha afanado por construir desde 1959, contra viento y marea y frente a bloqueos y ataques, un rumbo distinto al marcado por el imperio estadounidense.
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