La rebaja del IRPF pactada entre el Gobierno y Ciudadanos para estos presupuestos guarda una sorpresa. Según desvela este jueves Cinco Días, las rentas anuales entre 14.000 y 18.000 euros sufrirán un tipo marginal efectivo (el porcentaje que paga un empleado en impuestos por cada euro adicional de salario) entre el 47,5% y el 62,5%. Las rentas altas, a partir de 64.859 euros, pagarán un 45%.
Esta anomalía que ya se producía en el IRPF se intensifica con el nuevo diseño del impuesto. El efecto se debe a las reducciones que se introducen para las rentas del trabajo en los tramos bajos de renta. Con la rebaja del impuesto, todos los trabajadores se van a deducir 2.000 euros de manera lineal. Además, aquellos que cobran menos de 11.250 euros tras descontar las cotizaciones sociales tendrán una reducción por rendimientos del trabajo adicional de 3.700 euros. Este importe se reduce paulatinamente hasta desaparecer para los que ganan más de 14.450 euros. Es este beneficio fiscal decreciente el que provoca la distorsión. Cuando el sueldo aumenta, el beneficio decae.
Según los cálculos de Cinco Días, si un trabajador con un sueldo bruto de 17.500 euros logra 100 euros adicionales, pagará 62,5 euros al Estado (56,1 euros por IRPF y 6,4 euros por Seguridad Social). De esos 100 euros, solo 37,5 euros irán a su bolsillo.
El diputado de Ciudadanos Luis Garicano denunciaba precisamente este efecto, que era más leve que el que se avecina, en 2017: "Esto tiene un efecto disuasorio para el trabajador a la hora de aceptar responsabilidades o buscar cambios a mejor. Y no es progresivo", aseguraba en Twitter.
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