En torno a la alfombra roja de la gala de los Premios Goya de 2011 se concentraron numerosos manifestantes a favor de la cultura libre. Fue la primera vez que una manifestación en España se llenaba de caretas de Guy Fawkes, el conspirador que inspiró el rostro del movimiento Anonymous. El motivo de la protesta era la Ley Sinde, la norma que dividió el mundo de la cultura por su regulación contra las descargas digitales y el compartido de archivos. Siete años después ese debate no se ha cerrado y el nuevo Ejecutivo de Pedro Sánchez ha elegido, igual que entonces José Luis Rodríguez Zapatero, a un ministro de Cultura con la posición más dura posible contra las descargas.
El nuevo responsable de la cartera, Màxim Huerta, ha sido tajante cada vez que se ha referido a la cuestión. En muchas ocasiones, sin siquiera ser preguntado: "Pirata no, ladrón", tituló una columna publicada en El Español en 2016. "¿Pirata? Qué forma más sublime y encantadora para calificar a un ladrón. Me gustan los de parche en el ojo y pata de palo, tú no. Eso nos pasa por necios, por edulcorar las palabras. El robo es robo", exponía el nuevo ministro en el texto, donde explicaba que las descargas digitales de su quinta novela iban a hacer perder dinero no solo a él, sino también a todos aquellos que habían participado en su edición.
Huerta señala con sus críticas a los usuarios, a los que culpa de delitos por la descarga de archivos, en vez de explorar ideas que acerquen el negocio editorial a los nuevos hábitos de consumo. Este proceso ya ha ocurrido con la industria de la música y Spotify, la audiovisual y Netflix e incluso la de los videojuegos con plataformas como Steam. Pese a ello, el ministro ha reiterado su posición a favor del statu quo editorial recientemente. En su último artículo de opinión en el citado medio, publicado este mismo mes de junio, volvía a hacer referencia a "los golpes que da la piratería" y "lo escasos que son los derechos de autor".
El nuevo ministro tampoco ha tenido reparos en señalar la lucha contra las descargas como la medida que más le "gustaría escuchar en materia cultural" cuando ha sido preguntado por ello: "Contra la piratería, robar debería estar penado", respondía en 2015 en una entrevista en Gente. Estos posicionamientos y algunos más, puesto que no son los únicos que colocan a Huerta en el ala más dura contra el compartido de archivos, han sido recopilados por Xataka.
Renovación de los derechos de autor
El IVA cultural no será la única de las decisiones del Gobierno de Mariano Rajoy que el nuevo equipo de Sánchez tendrá opción de revisar. La reforma de la Ley de Propiedad Intelectual que introdujo el PP en 2014 introdujo el Canon AEDE (tasa que la Asociación de Editores de Medios quiso cobrar a los agregadores de noticias digitales, de momento bastante inefectiva), endureció las penas contra aquellos que subieran a la red contenidos protegidos y recortó los límites a la copia privada.
Dicha reforma de los derechos de autor es puesta como ejemplo a evitar por muchos sectores a favor de la cultura libre. Sin ir más lejos, el Parlamento Europeo debate en la actualidad una reforma de la propiedad intelectual para adaptar al siglo XXI unas normas que se desarrollaron para un mundo analógico.
En 2011, la repulsa contra la ley que impulsaba Ángeles González-Sinde fue una de las corrientes de protesta que desembocó en el 15M. Aquel movimiento convirtió en uno de sus pilares ideológicos la consciencia por la libre transmisión de cultura y conocimiento, una posición con numerosos e importantes aliados entre los autores. Entre ellos, el entonces presidente de la Academia de Cine, Alex de la Iglesia:
"Quiero decir claramente que no tenemos miedo a Internet, porque Internet es, precisamente, la slavación de nuestro cine. Sólo ganaremos al futuro si somos nostors los que cambiamos, los que innovamos, adelantándonos con propuestas imaginativas, creativas, aportando un nuevo modelo de mercado que tenga en cuenta a todos los implicados: Autores, productores, distribuidores, exhibidores, páginas web, servidores, y usuarios", aseveró De la Iglesia: "A los internautas no les gusta que les llamen así. Ellos son ciudadanos, son sencillamente gente, son nuestro público".
En el auditorio se encontraba la ministra Sinde. Siete años después el debate está muy vivo y, en base a las declaraciones del ministro de Cultura Màxim Huerta, parece que el PSOE vuelve a la posición dura contra las descargas que defendió en el pasado.
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