Ángel tiene que renunciar a su plaza de profesor asociado en la Universidad de Castilla-La Mancha al final de este cuatrimestre. El motivo, "tengo una hipoteca y una hija de un año, y la nómina ronda los 580€, menos del salario mínimo interprofesional", describe Ángel para quién la universidad adolece de varios males endémicos y uno es el de los profesores asociados. "Las universidades llevan una década aprovechándose de esta figura, que en teoría consiste en la colaboración puntual de un experto en ciertos temas. Se paga escandalosamente poco", describe. "Para mí es muy doloroso porque he estado 10 años en la facultad de Humanidades, mi tesis doctoral le costó a la universidad 10.000 euros y todo eso, toda esa formación, ese interés, esa vocación, se va al garete. Yo ahora me voy a una empresa privada"
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