Levantarse por la mañana, sin prisas. Tomarse el tiempo necesario para deshacerse de la pereza. Prepararse un buen desayuno y disfrutar de este momento del día antes de empezar con la actividad diaria. No debería haber excusas para no hacer un buen desayuno. Nos lo recuerda también el dicho popular "Desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo".
Pero la realidad no es así. Por un lado estudios de los últimos años aseguran que no desayunar no es malo, y por otro muchas personas suelen perder el hábito de desayunar en casa, a menudo con la excusa de que no se tiene tiempo o no se tiene hambre. La falta de tiempo ha llevado a que cada vez más se generalicen los desayunos ligeros, poco variados o incompletos.
Un poco más del 12% de los españoles solo toma algún líquido (café, leche, té o cacao, y algún zumo) en su desayuno y el 3,3% no suele desayunar, según los últimos datos de la Encuesta Nacional de Salud de España 2011/2012 (ENSE), del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Por qué es importante desayunar bien
Los alimentos que se toman a esta hora influyen de manera decisiva en la respuesta fisiológica del organismo, tanto en el ámbito físico como mental. El desayuno está considerado una de las ingestas más importantes del día por varios motivos, uno de ellos porque aporta la energía y los nutrientes que el organismo necesita para empezar la jornada y ayuda a reorganizar los cambios metabólicos que se han producido durante la noche.
Mientras dormimos, se han ido consumiendo las reservas energéticas aportadas en la cena y es necesario renovarlas antes de empezar cualquier actividad. Necesitamos hidratos de carbono, que se transforman en glucosa, que es nuestro combustible y permite un buen funcionamiento de nuestro cerebro. También necesitamos fibra para la función intestinal, es decir, para evitar problemas como el estreñimiento. O vitaminas, claves para múltiples funciones, como el rendimiento intelectual y el estado de ánimo; y minerales, necesarios para el crecimiento y mantenimiento de huesos y dientes, pero también para la musculatura.
Los tres alimentos clave para un buen desayuno
Los alimentos imprescindibles para un desayuno completo son, según el Informe Estado de situación sobre el desayuno en España, elaborado por la Fundación Española de la Nutrición (FEN) y presentado el pasado 13 de febrero durante la celebración del Día Nacional del Desayuno:
- Leche o derivados lácteos, como yogur o queso. La propiedad más importante de este grupo de alimentos es el calcio, y las proteínas de alto valor biológico. También contienen importantes cantidades de vitaminas A, D, B12 y otros minerales como el fósforo. Pero son pobres en hierro, cobre y vitamina C. La leche, en personas con sobrepeso y alteraciones de lípidos en sangre, es recomendable tomarla semidesnatada o desnatada, con menos cantidad de grasa y, por tanto, menos calorías y colesterol. El yogur aporta además probióticos.
- Cereales y derivados pero con fibra, como pan integral, avena, etc. Este tipo de alimento aporta sobre todo hidratos de carbono complejos, algo de proteína y poca grasa, así como vitaminas del grupo B y minerales. Son una importante fuente de energía para el organismo. Destaca el aporte en vitaminas del grupo B y en fibra, especialmente si son integrales.
- Fruta fresca. Aportan agua, fibra, vitaminas y minerales. Junto con las verduras aportan la mayor parte de sustancias antioxidantes. Suelen consumirse sobre todo al final de las comidas porque son muy eficaces para facilitar la asimilación de muchos nutrientes. Pero son una muy buena opción no solo para el desayuno sino también para la merienda.
La combinación equilibrada de estos tres grupos de alimentos aportan los elementos básicos: los hidratos de carbono, la fibra, la proteína, el agua y la cantidad de grasa necesaria. Pueden completarse con otros alimentos como frutos secos (nueces, almendras, avellanas…), alimentos proteicos como huevos o queso y alimentos grasos como el aceite de oliva virgen extra. Es importante recordar que la bebida perfecta para acompañar un buen desayuno es el agua.
Alimentos que deben ser de consumo esporádico, no habitual
Uno de los errores que suelen cometerse en el desayuno es hacer habitual el consumo de ciertos alimentos cuando en realidad su consumo tendría que ser de vez en cuando. Se trata de alimentos como el azúcar, la miel, la mermelada, el chocolate, la mantequilla, los zumos de fruta envasados, la bollería industrial, las galletas, los cereales de desayuno azucarados y los embutidos y otras carnes procesadas.
El abuso de este tipo de alimentos y refrescos azucarados desequilibra el aporte normal de hidratos de carbono. Lo que hacen en realidad es aportar una gran cantidad de energía (procedente de los azúcares) sin suministrar ningún nutriente esencial.
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