Ibercaja ha superado por segundo año consecutivo la media de un millón de euros diarios cobrados a sus clientes en comisiones por la gestión de sus ahorros y sus productos de financiación, una actividad que, como ocurre en general en el sector financiero, va ganando peso de manera paulatina en el negocio bancario.
Los resultados del ejercicio de 2018 comunicados a la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores) por el banco aragonés, cuya dirección se plantea como gran objetivo para este año abrir la participación en su capital a inversores institucionales mediante paquetes comercializables en la bolsa, cifran en 375,6 millones de euros en dinero recaudado en comisiones el año pasado, que supone un aumento de nueve sobre el anterior.
La diferencia es mucho más acusada con 2016: en esos dos años los ingresos por ese concepto han pasado de 340,1 a 375,6 millones, un incremento superior al 10 % en dos ejercicios que está cerca de quintuplicar el 2,1 % que avanzó la inflación en ese mismo periodo (2,1 %) en la comunidad y que cuadruplica con creces el 2,3 % que se encareció el coste de la vida en el ámbito estatal.
La información remitida por Ibercaja a la CNMV también indica cómo las comisiones han ido ganado peso paulatinamente en su negocio ordinario, ya que en solo dos años su peso ha avanzado del 37,5 % al 39,6 % mientras el margen de intereses, que es el rédito que se obtiene por prestar dinero, permanecía prácticamente estable (+0,8 %) al pasar de 567,2 a 272,2 millones.
Los beneficios netos caen más de tres cuartas partes en cuatro años
La comparación de esos resultados con los de 2014, el primero en el que la absorción de Caja3 (CAI, Caja Círculo y Caja Badajoz) ya estaba consolidada, revelan varios aspectos llamativos. Y no precisamente por evolución positiva.
Por una parte, el margen de intereses es ligeramente menor de lo que era entonces (582,2 millones), mientras los ingresos netos por comisiones han aumentado más de un 50 % al pasar de 247,6 millones a 375,6 en solo cuatro años.
Y, paralelamente, en esos cuatro años el margen bruto de explotación se reducía en casi una cuarta parte, de 1.268,6 millones de euros a 966,6, mientras los beneficios netos caían a menos de la tercera parte: de los 151 millones anunciados en 2014 a los 40,8 del pasado ejercicio.
No obstante, el banco aragonés sostiene en la comunicación a la CNMV que “el beneficio neto de 2018 descontando el efecto de los factores extraordinarios habría superado los 117 millones de euros”.
Esos factores son “la ejecución del segundo tramo del ERE 2017-2018 [, que] ha supuesto un cargo extraordinario de 55,8”; el “cierre de la operación Cierzo”, un aligeramiento de la cartera inmobiliaria que ha tenido “un impacto negativo de 31”, y, por último, una tasa fiscal del 49,5%.
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