23 feb 2021

Cómo el Vaticano podría haber ayudado a escapar a miles de nazis

Durante los Juicios de Núremberg, probablemente los juicios más famosos de la historia, los estados aliados que vencieron en la Segunda Guerra Mundial determinaron y sancionaron las responsabilidades de cientos de dirigentes, funcionarios y colaboradores del régimen de Adolf Hitler. Pero todos sabemos que fueron aún más los responsables del Holocausto que escaparon impunemente. ¿Cómo lo hicieron? Un artículo de la BBC recoge precisamente la historia de las llamadas ratlines o líneas de ratas, las rutas de escape empleadas por los nazis para huir de Alemania hacia rincones del planeta donde pasar desapercibidos.

En concreto, fueron tres las grandes ratlines. La ruta nórdica, que implicaba cruzar Dinamarca para alcanzar tierras suecas. La ruta ibérica, que suponía utilizar España como trampolín y, supuestamente, con ayuda del por entonces dictador español Francisco Franco. Y la ruta italiana. En todos los casos el objetivo era siempre el mismo: llegar escondidos hasta un puerto clave desde el que tomar un barco transatlántico que les transportara hasta otro continente, especialmente Sudamérica. De hecho, y según documentos nazis que fueron revelados en 2012, 9.000 nazis terminaron allí. De ellos, hasta 5.000 en Argentina.

Por supuesto, en esta historia de secretismo y fuga participaron necesariamente muchos aliados. Incluso los más aventurados hablan de una auténtica macroorganización conocida como ODESA y formada por algunos exmiembros de la SS. Una que habría estado moviendo los hilos para trasladar a los nazis a lugar seguro con pasaportes falsos y demás parafernalia. No obstante, y según contó el profesor de Historia Contemporánea Alemana de la Universidad de Nottinghan, Bill Niven, a BBC History Extra, "no hay evidencia convincente de que tal organización existiera". Las ayudas parece que fueron más espontáneas.

Pero que no hubiera una súper organización criminal detrás de las ratline no implica que no hubiera aliados de las mismas realmente significativos. Niven habla en aquel mismo artículo para History Extra del servicio de inteligencia de Estados Unidos y del servicio de inteligencia del Reino Unido como agentes claves para la huída de informantes nazis y científicos alemanes. El motivo es el mismo por el cual, supuestamente, podría haber ayudado la Iglesia Católica a infinidad de nazis a escapar hasta Sudamérica: eran útiles en la lucha contra el comunismo que se avecinaba en el mundo. El miedo habría sido superior.

Como escriben en la BBC, "para llegar hasta Sudamérica, los fugitivos debían pasar primero por Roma, donde recibían documentos de identidad falsos de la Comisión de Refugiados del Vaticano o, en algunos casos, directamente de manos de altos cleros de la Iglesia Católica. ¿Pero fue algo institucional o aislado? La comunidad de historiadores sigue debatiendo acerca de ella. La solución podría estar cerca. El pasado mes de marzo el papa Francisco autorizó la apertura de todos los archivos del mandato de Pío XII, el papa que se encontraba activo durante el Holocausto y años posteriores. La verdad terminará saliendo a la luz.

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