6 ene 2024

La belleza congelada del Ártico se derrite bajo la presión de los microplásticos

Los visitantes a las inhóspitas playas del Ártico se convierten en activistas medioambientales al ayudar en la detección de microplásticos, un creciente contaminante producto de la producción masiva de plásticos a escala mundial. Los pequeños desechos plásticos, prácticamente omnipresentes, ya se han infiltrado incluso en las más remotas arenas árticas.

Esta vasta extensión de plásticos pone en peligro los delicados ecosistemas del Ártico, amenazados por la acumulación de plásticos arrastrados por las corrientes oceánicas. La conciencia sobre la magnitud y naturaleza de la contaminación plástica en el Ártico todavía es limitada, razón por la cual los investigadores se han asociado con turistas para recolectar muestras y llenar los huecos en nuestra comprensión de este problema.

El Dr. Bruno Walther, del prestigioso Instituto Alfred Wegener para la investigación polar y marina, y autor principal del estudio, enfatiza: "La contaminación plástica es ubicua. En el suelo, en la mayoría de los ríos del mundo, en la tierra, y ahora, incluso en el remoto Ártico".

Las corrientes marinas están llevando los microplásticos hasta las playas de Svalbard, el territorio más septentrional de Europa. Un lugar paradisíaco y remoto que ahora se encuentra amenazado. Cuatro cruceros turísticos que atracaron en Svalbard entre 2016 y 2022 recogieron muestras de sedimentos y desechos macroplásticos, proporcionando datos valiosos para este y otros estudios.

Las muestras recogidas se sometieron a un riguroso proceso de secado, pesaje y medición. Se filtraron para capturar partículas de 1 mm o más, un tamaño que los investigadores consideraron no sería transportado fácilmente por el viento. Este criterio se confirmó mediante un experimento de control en el laboratorio.

Los resultados son alarmantes. Los microplásticos que se buscaban no estaban dispersos, sino que se encontraban en altas concentraciones. Las fuentes de contaminación detectadas incluyen fibras de polipropileno, posiblemente de redes de pesca, y partículas de epóxido de poliéster, probablemente procedentes de revestimientos o equipos de embarcaciones.

Aunque todavía se necesitan más muestras para un monitoreo constante de la situación, estos hallazgos demuestran el imperativo de combatir la contaminación por microplásticos, incluso en las más remotas playas del Ártico.

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