Este sábado 22 de febrero se celebrará en Barcelona la asamblea estatal de las Plataformas de Afectados por la Hipoteca (PAH), en la que se esperan unas 400 personas. Tras la asamblea, celebraremos el 5º aniversario de la PAH. A la cita están convocadas las más de 200 PAH hoy existentes y, aunque por motivos económicos no todas podrán acudir, de un modo u otro todas estarán presentes.
Más de 1000 desahucios parados. Se dice rápido. Más de 1000 personas realojadas por la Obra Social de La PAH. Miles de daciones en pago, condonaciones y alquileres sociales conseguidos en estos años, conquistados con gran esfuerzo, batallando caso a caso, semana tras semana, gracias a miles de heroínas y héroes anónimos que se dejan la piel en este movimiento.
Da vértigo mirar hacia atrás y ver todo lo que hemos logrado: cosas que hace 5 años nos decían que eran imposibles. El respaldo de la opinión pública. Una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) por la dación en pago y el alquiler social que recogió un millón y medio de firmas. El apoyo de los jueces, del Parlamento Europeo y hasta de Naciones Unidas. Nuestra denuncia ha llegado a la prensa internacional, desde el New York Times o la BBC hasta Al Jazeera, pasando por Japón, Rusia o Finlandia.
Sin embargo, no podemos ser autocomplacientes. A pesar de todas las “pequeñas grandes victorias” de las PAH, aún no hemos logrado cambiar la ley en el sentido de los mínimos recogidos en la ILP. Pese a llevar ya acumuladas quinientas mil ejecuciones hipotecarias, siguen aumentando los desahucios, con una banca rescatada y sobreprotegida por los poderes públicos.
El sistema es estructuralmente corrupto y la puerta giratoria entre los ministerios y los consejos de administración no ha dejado de funcionar, a costa de aumentar la desigualdad y los recortes en servicios básicos. El robo y el expolio se han instalado oficialmente en nuestras administraciones, bajo la forma contemporánea de la esclavitud llamada “deuda”.
Eppur si muove. Aunque pueda sonar a provocación, o a ingenuidad, nos atrevemos a afirmar quela PAH ya ha ganado. Ha ganado porque ha logrado lo más difícil: romper la versión oficial que nos condenaba a la soledad, al miedo y a la fatalidad. Una sociedad deprimida y culpabilizada no se moviliza, y eso el poder lo sabe. Por eso nos repetían todo el día grandes mentiras como que “los españoles hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”, “tenemos lo que nos merecemos”, “hay políticos corruptos porque en este país ya se sabe que todo el que puede roba” o el clásico “no hay alternativa”.
Eppur si muove. Aunque pueda sonar a provocación, o a ingenuidad, nos atrevemos a afirmar quela PAH ya ha ganado. Ha ganado porque ha logrado lo más difícil: romper la versión oficial que nos condenaba a la soledad, al miedo y a la fatalidad. Una sociedad deprimida y culpabilizada no se moviliza, y eso el poder lo sabe. Por eso nos repetían todo el día grandes mentiras como que “los españoles hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”, “tenemos lo que nos merecemos”, “hay políticos corruptos porque en este país ya se sabe que todo el que puede roba” o el clásico “no hay alternativa”.
Pero de repente, como en el cuento de Andersen, los niños empezamos a gritar “el rey está desnudo”, y todo cambió. En alianza con otros colectivos y con el maravilloso efecto multiplicador del 15M, hemos gritado “no es una crisis, es una estafa”, y hemos demostrado que sí se puede: que somos mayoría y, si nos organizamos, tenemos mucho más poder del que nos habían hecho creer.
En los últimos tiempos, distintas personas y colectivos nos han preguntado: ¿cuál es la receta de la PAH? Aquí no podemos extendernos, pero ahí van algunas ideas:
En los últimos tiempos, distintas personas y colectivos nos han preguntado: ¿cuál es la receta de la PAH? Aquí no podemos extendernos, pero ahí van algunas ideas:
1. Crear espacios de experiencia compartida donde las personas realicen por sí mismas que sus problemas no son cuestiones individuales sino colectivas.
2. El enfoque de derechos: se están vulnerando los derechos de todas y todos nosotros, y el Estado está incumpliendo sus compromisos y obligaciones al permitir, o incluso ser cómplice, la vulneración sistemática de derechos humanos.
3. Generar empoderamiento a través de herramientas que capaciten a la gente, de manera que podamos defendernos por nosotros mismos, sin tener que delegar en nadie.
4. Solidaridad y apoyo mutuo, de manera que nunca nadie más se sienta sola/o.
5. La PAH es un dispositivo sencillo y fácil de replicar, con muy pocos requisitos: asambleario, apartidista e independiente, gratuito y pacífico. Quien quiera formar una PAH, tiene todos los materiales necesarios en la web.
6. Una apuesta por la comunicación, en el sentido más amplio. La PAH quiere ser un instrumento real para la mayoría social afectada por la estafa hipotecaria, por lo que habla el lenguaje de la gente y usa todos los medios posibles para comunicar, ya sean tradicionales o alternativos, así como las nuevas redes sociales.
7. Una estrategia compleja, que articule objetivos a corto, medio y largo plazo, así como múltiples niveles: interpelación a las administraciones, acciones judiciales, incidencia internacional, acción directa y desobediencia civil como mecanismo de autotutela de los derechos vulnerados.
Pero la PAH no es un episodio acabado, todo lo contrario: es un proceso abierto con múltiples retos. Por un lado, retos internos: se trata de un movimiento popular que ha crecido mucho en muy poco tiempo, sin recursos, con múltiples urgencias y presiones. Ahora es tiempo de consolidar las PAH y practicar la democracia siendo capaces de articular formas de organización grandes y complejas, a la vez que abiertas, horizontales y ágiles.
Por otro lado, retos externos: frente al bloqueo institucional del PP, que ha abusado de su mayoría absoluta para despreciar el clamor ciudadano contra los desahucios, que no ha dudado en tratar de “filoterroristas” y “nazis” a quienes de forma pacífica reclamábamos algo tan básico como derechos humanos y democracia…
¿Qué hacer?
A) De entrada, “ romper por abajo” una campaña que persigue convertir el rodillo de la mayoría absoluta del Partido Popular en un gigante con pies de barro. El Gobierno difícilmente se moverá más de lo que se ha movido hasta que finalice la legislatura. Sin embargo, las CCAA y los ayuntamientos, que hasta la fecha se han ido de rositas con la excusa de la pelota competencial, pueden hacer mucho más de lo que están haciendo.
Pueden, entre otras cosas, expropiar pisos vacíos en manos de entidades financieras y penalizar fiscalmente su uso antisocial. Prueba de ello es el decreto andaluz o la Ley Foral de Navarra 24/2013, suspendidas cautelarmente por un Tribunal Constitucional más politizado que nunca, tras un recurso interpuesto por el Gobierno. La reciente campaña de mociones promovida por las PAH en los ayuntamientos para multar pisos vacíos en manos de la banca, aprobada ya por 79 municipios catalanes en tan sólo un mes, apunta en esa dirección .
B) Extensión y práctica masiva de la desobediencia civil, que se inició en noviembre de 2010 con la campaña Stop Desahucios, y que ahora se expande a través de la Obra Social de la PAH, con 20 edificios recuperados y más de mil personas realojadas, así como otras campañas que están por venir.
C) Acabar con la impunidad, ya sea por la vía judicial, como persigue la campaña “Juicio y Castigo” para que los responsables de la estafa hipotecaria sean juzgados, o, cuando las leyes no permiten hacer justicia, por la vía del escrache y otras formas de protesta pacífica que permitan a la ciudadanía señalar a los responsables de la estafa y el expolio.
D) la construcción y el fomento de alternativas ya existentes, como el alquiler social y las cooperativas, la banca ética, las empresas de la economía social, y tantas otras que están demostrando que hay un mundo nuevo que empuja por nacer.
Cinco años después, quienes en febrero de 2009 empezamos la PAH en Barcelona, seguimos sin acostumbrarnos a la barbarie, y seguimos emocionándonos con cada victoria arrancada a la avaricia y la prepotencia de los bancos.
En las PAH lloramos cada semana. Lloramos de rabia y dolor, cuando escuchamos los relatos de quienes acuden por primera vez a una asamblea y explican su vía crucis de meses sin dormir, de amenazas y presiones del banco, de tensión familiar, y de cosas aún peores. Pero lloramos cada vez más de alegría, escuchando a quienes no hace mucho llegaron derrotados y enmudecidos, y hoy explican a los nuevos que, gracias a la PAH, han logrado la dación o el alquiler social.
Las PAH son un espacio rebosante de vida, donde cada día aprendemos, luchamos y nos sentimos como si fuéramos una familia. De hecho, en nuestras acciones y asambleas siempre haya niñas y niños correteando. Y que así sea siempre. Ellas y ellos más que nadie nos recuerdan que el horizonte está abierto y la historia por escribir.
Gracias a todas las PAH, por conquistar la esperanza y devolvernos el futuro.
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