Christine y Dieter, una pareja de mediana edad afincada en Múnich, compraron hace justo ahora dos años un Seat Ibiza blanco. Se hicieron con un modelo diésel, entre otras cosas, por el buen rendimiento que ofrecía el vehículo, incluido a nivel medioambiental. Sin embargo, el motor de su Seat Ibiza -modelo EA189 y de 1,6 litros- es de los afectados por el 'dieselgate' de Volkswagen, un fraude industrial que permitía a los vehículos diésel del consorcio germano parecer menos contaminantes.
El pasado otoño, Christine y Dieter se enteraron de que su Seat Ibiza formaba parte de los 8,5 millones de vehículos afectados en Europa por ese escándalo. Ambos han contado en una reciente entrevista con la televisión alemana Stern TV que querían llegar a un acuerdo con el vendedor del vehículo. Pero, según ha explicado Dieter, “la otra parte no quiso” y, como “el medioambiente es muy importante para nosotros”, acabaron en los tribunales. Allí, un juez les dio la razón la semana pasada.
La decisión del juez del Tribunal de primera instancia de la audiencia de Múnich ha sido recurrida. Sin embargo, resulta de gran importancia para los afectados por este escándalo en Europa, donde Volkswagen ha descartado pagar indemnizaciones. Al menos así lo cree Katharina Deckert, la abogada de Christine y Dieter. “Es la primera vez que un juez se manifiesta de forma correcta en estos casos de Volkswagen”, dice Deckert a EL ESPAÑOL.La sentencia obliga al vendedor a indemnizar con la devolución del dinero abonado por el vehículo y otros costes asociados a la adquisición y mantenimiento del coche, incluidos la matriculación, el seguro, la ampliación de la garantía o el enganche del remolque. En total, la pareja de Múnich ha de recibir 17.930,54 euros.
Actualmente se cuentan una docena de sentencias para casos en los que compradores de coches del consorcio afectados por el 'dieselgate' se enfrentan a quienes les vendieron el vehículo. Hasta la semana pasada, las decisiones de la Justicia germana habían desestimado las denuncias de los clientes. Pero ahora, “por primera vez, se presenta la situación como un engaño malicioso” sufrido por los consumidores “y se dice que hay una deficiencia importante en el coche”, sostiene Deckert.
La decisión de Múnich demuestra que esta situación puede verse de otra manera
Para Christian Grotz, abogado del gabinete Stoll & Sauer, la sentencia de Múnich ofrece esperanzas a los consumidores que han decidido llevar a los tribunales a vendedores de vehículos de Volkswagen.
“La decisión de Múnich demuestra que esta situación puede verse de otra manera, es una señal positiva, porque ofrece nuevos argumentos, aunque no se pueda decir que sea algo definitivo por estar recurrida”, señala a este periódico Grotz, miembro de un equipo de abogados con oficinas en Lehr y Friburgo, en Baden-Wurtemberg (suroeste alemán).
Christine y Dieter tendrán que seguir luchando en los tribunales para hacerse con los casi 18.000 euros en los que ha sido valorado inicialmente el daño que se les ha hecho en el 'dieselgate'. La empresa que les vendió el vehículo trabaja en la actualidad con Volkswagen en el recurso. Aún así, la abogada de la pareja de Múnich no se deja impresionar.
Es más, la letrada se muestra optimista. “Obviamente todo el mundo tiene derecho a apelar una decisión de la justicia, pero nosotros hemos ganado el 100% de los casos apelados cuando se han expuestos argumentos como los utilizados en esta ocasión”, afirma Deckert.
“Se ha respetado el derecho de compraventa, y lo que éste dice, claramente, es que uno debe ser rápido” ante posibles deficiencias, expone la abogada. Ella alude al periodo de seis semanas en las que se supone que, según las reglas, el vendedor puede y debe responder para reparar una “deficiencia importante” en un producto vendido.
Para el juez, según se lee en la sentencia, la corrección de la manipulación que presenta el motor del Seat Ibiza de Christine y Dieter no es algo que se pueda resolver “con una sencilla medida técnica que se pueda proponer en corto plazo”.
VW RESTA IMPORTANCIA A LA SENTENCIA
Como respuesta, en Volkswagen recuerdan que no hay ninguna decisión judicial contra el consorcio, pues éste, hasta ahora, no está directamente afectado por estos casos que enfrentan a compradores con vendedores. “Nosotros no vendemos nada, lo hacen nuestros socios de venta”, dice a este periódico Nicolai Laude, un portavoz del consorcio con sede en Wolfsburgo.
A la sentencia de Múnich, el mayor fabricante de coches de Europa le resta importancia. “Es una decisión que sólo afecta a un caso, ya existen otras once decisiones que apuntan que no hay ninguna deficiencia importante en los vehículos”, asegura Laude. “La posición del consorcio al respecto es que el problema de estos vehículos se puede reparar, el defecto se puede corregir en un corto periodo de tiempo, basta en media hora en el taller para reparar el software, que precisa una actualización”, agrega.
Los demandantes creen que no es posible encontrar un remedio
Esto es algo en lo que no creen Christine, Dieter y su abogada. “Los demandantes creen que no es posible encontrar un remedio”, aclara la letrada de la pareja de Múnich, apoyada en el sentimiento de escepticismo de algunos consumidores y expertos críticos con la capacidad de Volkswagen de aportar soluciones a sus motores diésel. “Que haya escépticos tenemos que aceptarlo, está claro, pero para nosotros lo decisivo es lo que dicen las autoridades competentes”, responde Laude a dudas como las de Deckert y compañía, aludiendo a la Autoridad Federal del Transporte (KBA, por sus siglas alemanas). Con ese organismo trabaja Volkswagen para realizar reparaciones y aportar soluciones en el dieselgate.
“Tenemos una solución para los motores de 2 litros, en Volkswagen hemos tratado 10.000 coches, y esperamos poder ocuparnos de un número creciente de vehículos, luego vendrán soluciones para motores de 1,2 litros y, al final del tercer trimestre, llegarán para los de 1,6 litros”, recuerda Laude. De respetarse ese calendario, clientes como Christine y Dieter podrían encontrar una solución para su Seat Ibiza un año después de haberse destapado el escándalo.
UN CONFLICTO JUDICIAL POR RESOLVER
De cara a la próxima instancia judicial en el que Christine y Dieter se verán las caras con el vendedor de su Seat Ibiza, el responsable del Tribunal de primera instancia de Múnich ha señalado que, en su opinión, el plazo en el que se ha planteado la corrección del motor es “demasiado grande” como para que no haya reparación por una “deficiencia importante”. No obstante, “otros jueces han dicho que no estamos ante una deficiencia importante”, recalca Grotz, el abogado del gabinete Stoll & Sauer.
La primera sentencia en este sentido se registró en Bochum, ciudad del Land de Renania del Norte-Westfalia (oeste germano). En esa ciudad se le negó a un hombre los 38.000 euros que reclamaba a su vendedor por la compra de un Volkswagen Tiguan con motor diesel. Esa decisión judicial también ha sido apelada. Por eso Grotz habla de un conflicto que, judicialmente no está “ni mucho menos resuelto”.
Sólo Stoll & Sauer es responsable de unas 150 denuncias de clientes, contra vendedores de Volkswagen y contra el consorcio. Abundan los gabinetes de abogados en Alemania con casos como el de Christine y Dieter o de consumidores que directamente han denunciado al fabricante de coches germano. En Alemania hay alrededor de 2,8 millones de coches afectados por el 'dieselgate', un escándalo en el que hay envueltos 11 millones de vehículos en todo el mundo.
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