El gobierno británico envió de regreso al Caribe a cientos de enfermos mentales de la generación Windrush en los años 60 y 70, después de que ayudaran a reconstruir el país. Documentos desclasificados revelan que al menos 411 personas fueron repatriadas bajo un esquema supuestamente voluntario, aunque se cuestiona su legalidad debido a la falta de capacidad mental de algunos pacientes. Familiares exigen una investigación pública sobre esta polémica política de repatriación. El gobierno actual ha reconocido esta "injusticia histórica" y se compromete a corregir las injusticias enfrentadas por los miembros de la generación Windrush.
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