19 ago 2023

El milagro de la energía eólica: ¿Podría salvarnos de la escasez de agua?

La revolución verde de la energía eólica: un aporte a la conservación del agua

La escasez de agua, una amenaza latente en diversas regiones del planeta, podría mitigarse gracias a un aliado inesperado: la energía eólica. A diferencia de las tradicionales fuentes de energía, como los combustibles fósiles y la energía nuclear, la energía generada por el viento apenas requiere del uso de agua.

Según datos recientes, las centrales térmicas convencionales extraen hasta 53 litros de agua por cada kWh de electricidad generada. Este agua, proveniente de ríos, lagos, acuíferos u otros depósitos, se dedica a la refrigeración y condensación del vapor necesario para mover las turbinas. Un recurso, por tanto, que queda indisponible para otros usos vitales o para la sostenibilidad de los ecosistemas fluviales.

Por el contrario, la generación de energía a partir del viento apenas implica consumo de agua, consiguiendo ahorrar alrededor de 1.500 litros por MWh de electricidad producido. No solo se trata de una fuente de energía renovable, sino de un valioso ahorro hídrico.

Desde los años 90, el impulso de la energía eólica viene justificado por cuatro razones de peso. La primera es reducir la dependencia energética que lleva a desviar recursos económicos hacia países productores de combustibles fósiles. Esta situación impacta negativamente en la creación de prosperidad y empleo locales, con un ahorro en importaciones estimado entre 2.000 y 3.000 millones de euros anuales.

Además, la energía eólica contribuye a la mitigación de los efectos del cambio climático, al no liberar CO₂, principal culpable del calentamiento global. La transición hacia este tipo de energía puede ayudarnos a no superar el crítico umbral de 2 °C de aumento de temperatura global.

Igualmente, la adopción de fuentes de energía renovable como la eólica ayuda a minimizar la utilización de recursos finitos, garantizando así un planeta sostenible para las generaciones futuras.

La generación de energía eólica, más allá de su aporte a la reducción de la huella de carbono, se erige como un baluarte en la conservación del agua. Su implementación puede ser un arma valiosa para aliviar la escasez de agua, uno de los grandes retos del siglo XXI.

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