22 ago 2023

Televisión que intimida: el lucrativo arte de provocar miedo

En 1993, la actriz Victoria Abril daba vida a Andrea Caracortada, un personaje inescrupuloso en la película "Kika" de Pedro Almodóvar. Esta figura alarmista, dispuesta a atemorizar al público a cualquier precio, rompía todas las normas éticas, y su historia parece proféticamente pertinente casi tres décadas después.

La aparición de una variedad de programas de televisión que perpetúan el sensacionalismo y el miedo, demuestra cómo el arte imita a la vida y viceversa. Se ha convertido en norma usar el miedo como herramienta de entretenimiento, alentando a los espectadores a vivir en mundos distorsionados y amenazantes donde las preocupaciones ficticias superan a los problemas reales.

En esta carrera por captar la atención, la realidad se sacrifica a menudo por la rentabilidad. El objetivo es mantener al espectador al borde del asiento, evitando que cambie de canal. El periodismo responsable, que debería ser un refugio seguro para documentar y contextualizar, ha cedido su lugar a las alarmas que prometen un éxito rápido.

Hoy, incluso los programas que se autodenominan "elegantes" o "amables" pueden estar manchados por trazos de sensacionalismo. Sin embargo, el costo de este entretenimiento temerario es elevado. Se ha generado un clima de inquietud, dejando a la sociedad vulnerable a la manipulación y proporcionando un terreno fértil para el populismo extremo.

Este fenómeno ha dado lugar a un nuevo género que algunos denominan "programas que asustan a los ancianos", que, aunque suene despectivo, afecta a todos por igual. Estos programas perpetúan una atmósfera de miedo y catástrofe, desplazando a su audiencia potencial hacia otros medios.

Al igual que Almodóvar predijo hace décadas, la cautela que debería ser inherente al periodismo se ha evaporado. En la elaboración de programas de actualidad vertiginosa, hemos dejado de lado la creatividad para dar paso a tácticas alarmistas que polarizan. Sin embargo, no todo puede ser espectáculo, o los valores fundamentales de nuestra sociedad moderna se verán destruidos.

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