La Unión Europea, en una inquietante muestra de apatía hacia la salud pública y el medio ambiente, ha cedido ante las presiones de la industria química, olvidando su promesa de prohibir los productos químicos tóxicos más perjudiciales en bienes de consumo diario, según documentos filtrados recientemente.
Además, el compromiso de detener la exportación de sustancias químicas prohibidas desde Europa al mundo exterior, la promesa de acabar con la ganadería enjaulada y una estructura sostenible para sistemas alimentarios, que la Comisión Europea había elogiado como estandarte de su estrategia de granja a mesa, han sido descartados del plan de trabajo 2024 de la Comisión.
A pesar de que la UE lanzará paquetes sobre energía eólica y metas climáticas para 2040, estos movimientos se ven eclipsados por la traición a los compromisos ambientales y de salud. Tatiana Santos, líder de la política química del Buró Ambiental Europeo, afirmó que esta comisión ha favorecido los intereses a corto plazo de la industria tóxica sobre la salud de los europeos, transformando el "European Green Deal" en el "European Toxic Deal".
Europa, con solo el 6% de la población mundial, cuenta con casi el 23% de los nuevos casos de cáncer. Este alarmante dato se atribuye en parte a la exposición constante a productos farmacéuticos, contaminantes y otros carcinógenos ambientales y ocupacionales.
En 2020, la UE se comprometió a eliminar el uso de sustancias como PFAS, conocidas como químicos eternos, debido a su capacidad de acumulación en la naturaleza y en el cuerpo humano, afectando a sistemas como el endocrino, inmunológico y reproductivo. Ahora, con estas filtraciones, el futuro de tal prohibición es incierto.
Fuentes previas ya habían revelado cómo la ambición de la UE respecto a la regulación química se debilitó ante las presiones de la industria, apoyada por líderes políticos de la talla del presidente francés, Emmanuel Macron.
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